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¿En qué sentido puede decirse que Memorias del subsuelo es una obra paródica?
Es muy difícil leer la novela sino en su juego intertextual con diversas obras literarias rusas y en sus alusiones a ideas e ideales que circulaban en la época de su escritura.
Memorias del subsuelo se concentra en buena medida en atacar la novela Qué hacer, de N. Chernishevski, aludiendo en tono paródico a escenas de esa obra, pero también incluye una clara referencia a El capote, de Gogol. En la reconstrucción de escenas de estos textos, el sentido de las mismas aparece invertido, y el comportamiento del protagonista, ridiculizado. Es por esto que las alusiones se presentan en clave paródica.
Por otro lado, la novela de Dostoievski reflexiona con mucha ironía sobre el romanticismo ruso, y cita en tono de burla tipos y motivos literarios característicos de este movimiento, como la nieve derretida que da título a la segunda parte del libro o la figura de la prostituta redimida, encarnada en Liza. Por todo esto, Memorias del subsuelo exige ser leída en clave paródica.
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¿Qué lugar ocupa la razón en las reflexiones del hombre del subsuelo?
En la primera parte de la novela, el hombre del subsuelo indaga con cierta profundidad en el pensamiento racional, y particularmente en el racionalismo determinista, en boga al momento de la escritura y publicación de esta obra. El narrador expone los principios de esta corriente de ideas, adscribiendo aparentemente a los mismos, pero a medida que avanza en sus argumentos, los lleva hasta sus últimas consecuencias y termina exhibiendo las profundas contradicciones en las que cae.
Siguiendo las ideas de sus supuestos interlocutores (en alusión a la intelligentsia rusa de su época), el hombre del subsuelo sostiene que las personas solo desearían lo que es más conveniente para ellas, y que sería posible enseñarles a escuchar la razón para reconocer estos verdaderos deseos. En otras palabras, se propone aquí una base racional para el deseo humano.
Sin embargo, el hombre del subsuelo rechaza esta idea y postula el carácter inherentemente irracional e impredecible del deseo humano. De este modo, matiza la importancia de la razón en la constitución de las personas y pone en cuestionamiento todo el sistema de ideas del racionalismo radical de sus contemporáneos.
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¿Qué podemos deducir sobre la personalidad del protagonista a partir de su relación con los otros?
A través de su relación con los otros, el hombre del subsuelo exhibe una psicología compleja y problemática. En primer lugar, se presenta como un personaje profundamente solitario: en su relato de juventud queda claro que pasa buena parte del tiempo solo, y sus interacciones con otras personas son escasas, superficiales y esporádicas. En sus reflexiones de 1860, por su parte, lo encontramos ya en el subsuelo, totalmente aislado de la sociedad.
Por otra parte, el desprecio sistemático por los demás, combinado con su necesidad de ser aceptado y con las fantasías que lo erigen como un héroe admirado, dan cuenta de una profunda inseguridad y, a la vez, de un gran narcisismo: tan ensimismado está el personaje que, lejos de comprender y empatizar con otros, proyecta su mirada sobre todos los demás, asumiendo en ellos su propio desprecio y ordenando el mundo alrededor suyo, dándole importancia a eventos que lo tienen como protagonista y que a nadie más que a él interesan.
Finalmente, el rasgo quizás más oscuro y particular del hombre del subsuelo es su necesidad de dominación. A lo largo de la segunda parte del libro, el protagonista termina por reconocer que no puede relacionarse con otros, sino intentando dominarlos, y este sometimiento le provoca atracción y desprecio por igual.
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¿Qué diferencia a Liza del resto de los personajes? ¿Por qué ella es importante para el sentido de la novela?
Además de ser la única mujer involucrada en la trama de la novela, Liza se erige como el único personaje, en toda la obra, que actúa con empatía, honradez y generosidad: cuando el hombre del subsuelo le confiesa haberla engañado con el objetivo de humillarla, respondiendo a una humillación sufrida por él mismo previamente, ella comprende las causas de su accionar, lo persona y lo abraza.
En este abordaje afectivo y empático del dolor del oprimido podemos leer la contracara de la respuesta de la intelligentsia contemporánea a Dostoyevski. Mientras el proyecto político de los radicales de los 60 se basa en ideales europeos anclados en el racionalismo, y el "hombre nuevo" de su literatura supone un héroe racional, ascético y moralista que indica a los otros cómo actuar, Liza representa una respuesta amorosa y empática que comprende el dolor y los errores de quienes considera sus iguales, predicando con el ejemplo y no con la palabra. Así, este personaje parece esbozar la propuesta política de Dostoyevski, muy diferente a las ideas e ideales cuyas contradicciones se dedicó a exponer el hombre del subsuelo a lo largo de la primera parte de la obra.
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¿Cómo se relacionan los temas Libre albedrío vs. determinismo y La naturaleza humana en la obra?
Estos temas se desarrollan en paralelo en Memorias del subsuelo, al punto de que es imposible pensar el uno sin el otro.
En un principio, el hombre del subsuelo argumenta a favor del determinismo, alegando que las personas actuamos respondiendo a las leyes de la naturaleza, que responden a su vez a una lógica racional y predecible basada en el pragmatismo y la conveniencia. Sin embargo, al llevar estas ideas hasta sus últimas consecuencias, el narrador demuestra las contradicciones en las que cae este sistema de pensamiento, y le da un valor excepcional al deseo humano como aquello que excede lo natural y predecible, lo que no responde a la razón, y lo que nos constituye como personas.
De este modo, con la postulación de un deseo impredecible, caprichoso, muchas veces incluso nocivo para el sujeto deseante como esencia de las personas, el narrador parece indicar que es el ejercicio del libre albedrío, más que una naturaleza inherente, lo que nos permite desarrollarnos como personas y definirnos como tales.