El toro (Símbolo)
El toro simboliza, en las reflexiones del hombre del subsuelo a lo largo de la primera parte de la novela, al hombre de acción, aquel que se lanza a un objetivo sin mayor reflexión, y al que solo un muro puede detener. La antítesis de esta figura será la del ratón.
El ratón (Símbolo)
El ratón simboliza al hombre reflexivo, aquel que posee una conciencia tal que no le permite actuar. Como los ratones, y en oposición a los hombres que se lanzan a la acción, los hombres como el protagonista de la novela se esconden bajo tierra, es decir, en el subsuelo. Los símbolos del toro y el ratón funcionan juntos y por oposición en las reflexiones del hombre del subsuelo.
El subsuelo (Símbolo)
El subsuelo en la novela simboliza el aislamiento, la soledad y el ensimismamiento del narrador y protagonista. Memorias del subsuelo relata la historia de un hombre ensimismado y egoísta que, a pesar de intentarlo, se muestra incapaz de interactuar y relacionarse con otros miembros de la sociedad en la que vive.
El "dos por dos son cuatro" (Símbolo)
El "dos por dos son cuatro", al que alude insistentemente el hombre del subsuelo en sus argumentaciones, condensa varios sentidos asociados a las creencias de la intelligentsia rusa contemporánea del autor: remite a la racionalidad, al determinismo, a las leyes de la naturaleza; en definitiva, simboliza aquello en lo que los radicales de 1860 creen, y sobre lo que sostienen sus ideales.
La bofetada (Símbolo)
El hombre del subsuelo utiliza la bofetada, como símbolo de la ofensa, para ejemplificar los diferentes modos en los que actúan el hombre de acción (o el hombre-toro) por un lado y el hombre de conciencia (o el hombre-ratón) por el otro: mientras que, para el primero, una ofensa es una deshonra que amerita una venganza, el segundo, consciente del determinismo al que estamos condenados, no puede culpar a quien lo ofende ni encuentra sentido en la venganza, porque asume que las personas se limitan a actuar según lo dicta su naturaleza y no se las puede responsabilizar por sus acciones.
La persecución, la nieve derretida, la prostituta redimida (Motivos)
Tanto la persecución del oficial que el protagonista emprende al comienzo de la segunda parte del libro, como el personaje de Liza, encarnando a la prostituta redimida, remiten a motivos muy frecuentes en la literatura rusa del Romanticismo. Asimismo, la nieve derretida, que da título a la segunda parte de la novela y que resulta omnipresente en la descripción de San Petersburgo, alude a una constante en la descripción de los paisajes rusos en general y de San Petersburgo en particular en la literatura de esa nación.
Estos motivos literarios aparecen en Memorias del subsuelo ridiculizados, con sus sentidos cambiados; por eso podemos decir que aparecen en la obra en clave paródica.