La voz lírica
Si bien la voz lírica de los poemas no es necesariamente la misma voz en toda la poética de Plath, sí pueden encontrarse algunas características recurrentes que la definen. Esta voz está obsesionada con la idea de la muerte. La vida se le presenta como un padecimiento constante, y la relación con los que la rodean (padre, marido, hijos) está signada por la incomprensión. Pese a su tristeza, mantiene un tono desafiante y crítico. No se ensimisma ni se regocija en su dolor, sino que señala aquello que lo provoca, y lo ataca con sus observaciones agudas y mordaces.
El padre
El padre de la voz lírica es un hombre tiránico y siniestro. La voz lo asocia con el nazismo; su carácter opresivo marcó gravemente su infancia. Muere cuando ella tiene diez años.
Los hijos
Los hijos de la voz lírica, en general, son presentados como seres incomprensibles y hasta malignos que succionan la energía de su madre. Son una carga que recae exclusivamente sobre ella, pues el marido es una figura ausente.
El marido
El marido de la voz lírica es una copia del padre. La voz lírica lo ama e idealiza, pero también lo presenta como un hombre opresivo, que le succiona la sangre y la tiraniza. Como todos los hombres en la poesía de Plath, el marido es una figura ausente.
Las enfermeras
Las enfermeras aparecen en varios de los poemas en los que la voz lírica se halla internada en el hospital. Las enfermeras son cálidas y tiernas. A menudo, tratan a la voz lírica como si fuera una niña indefensa.
Los médicos
A diferencia de las enfermeras, los médicos son fríos y analíticos. Se ocupan del cuerpo de la voz como si fuera una máquina.
La otra mujer ("Lesbos")
La otra mujer es cruel y desconsiderada. La voz lírica la describe como una bruja. Dice que está agotada. En su juventud fue una mujer hermosa, pero ahora se la ve enferma y frágil.
La abuela ("Point Shirley")
La voz la describe como una mujer amorosa y tierna. Dice también que murió bendecida, y busca desesperadamente encontrar en su antigua casa aquella ternura que la abuela emanaba.
El espejo ("El espejo")
El espejo cuelga de una pared y revela, sin prejuicios, la verdad a quienes se miran en él. Su visitante más frecuente es una mujer que lamenta la vejez.
El viejo Böcklin ("Sobre el declive de los oráculos")
Arnold Böcklin fue un pintor suizo. Su obra se enmarcó en el Romanticismo tardío.