Poemas de Sylvia Plath

Poemas de Sylvia Plath La poesía confesional

La poesía confesional es un género poético que surge en las décadas de 1950 y 1960. El libro fundacional del género es Life Studies, publicado en 1959 por Robert Lowell. Dentro de este movimiento se destacan Lowell, Theodore Roethke, Anne Sexton y, por supuesto, Sylvia Plath. La poesía confesional tiene un antecedente en la poesía romántica británica, de autores como William Wordsworth y Samuel Coleridge. En ambos movimientos, se pone en primer lugar la subjetividad del yo lírico y la exposición de las emociones. La gran diferencia entre ambos géneros radica en el modo en el que dichas emociones son presentadas. El romanticismo británico hace una oda a la emoción y la sensación, mientras que, en la poesía confesional, las emociones son invasivas, inevitables y usualmente dolorosas. De hecho, tal como puede verse en esta guía, Plath presenta la idea de vaciarse de emociones como algo liberador en muchos de sus poemas.

Como todo movimiento literario, la poesía confesional surge como reacción al movimiento dominante de su época. En este caso, la poesía confesional nace en oposición a la poesía académica, erudita y analítica de poetas modernistas como T.S. Elliot y W. H. Auden, que dominaron la escena durante las décadas de 1920 y 1930. Los modernistas consideraban que la poesía debía ser algo completamente independiente y distante de la experiencia vivencial de los autores. Los poetas confesionales salieron a la luz con una propuesta contraria. En sus versos, abundan las referencias a la vida privada y se privilegia el enfoque subjetivo. El mundo exterior no deja de importar en pos del mundo interior, sino que se filtra en los versos atravesado por la subjetividad. Un claro ejemplo de esto es el modo en que Plath trabaja con el nazismo en íntima conexión con la figura de su padre.

Robert Lowell es considerado la piedra angular de la poesía confesional. Lowell era profesor en la Universidad de Boston y allí impartió talleres literarios a Sylvia Plath y Anne Sexton. En Life Studies, Lowell abordó temas íntimos, como sus problemas con el alcohol y su sexualidad. De este modo, rompió con la tradición poética del momento y abrió la puerta para poetas jóvenes como Plath, pertenecientes a una generación de postguerra, que había perdido la fe en el mundo y ponía en primer lugar su propia experiencia. El término "poesía confesional" fue acuñado por primera vez por M.L. Rosenthal, en una reseña, titulada "Poetry as Confession", que hizo en 1959 sobre la obra de Lowell.

Por su parte, Anne Sexton abordó en sus poemarios temas de su vida personal, como la depresión, sus experiencias con la psicoterapia, sus problemas con la ira y la sexualidad. En una de sus obras más importantes, To bedlam and part way back, de 1960, puso en versos el abuso sexual que sufrió dentro de su ámbito familiar.

En el caso de Sylvia Plath, cierta parte de la crítica se niega a encasillarla dentro de la poesía confesional, argumentando que su genial obra excede los límites de este género. Sin embargo, hay un consenso general respecto a que su poesía más prolífica nace de la experiencia íntima. De hecho, el poemario Ariel, publicado póstumamente en 1965, es sin lugar a dudas su obra más importante, y aquí Plath aborda temas como el suicidio, el sexo, la compleja relación con sus hijos y, de forma aún más dramática, su relación con su difunto padre.

Para culminar, es importante señalar que existe una tendencia a fusionar excesivamente la poesía confesional con las vidas de los autores. El uso de la primera persona no implica necesariamente que el sujeto del poema es el poeta. Al respecto, la crítica Mary A. Murphy afirma que los poemas confesionales no deben considerarse, meramente, una herida abierta en la página. Por el contrario, la poesía se presenta como una respuesta al dolor elaborada estéticamente. Los poetas confesionales no largan todo sobre la página, como un vómito, sino que utilizan recursos poéticos que les permiten convertir sus experiencias personales en arte. Sylvia Plath es, acaso, el mejor ejemplo al respecto.