Resumen
"Romance sonámbulo" comienza con uno de los versos más célebres de la literatura en lengua española: "Verde que te quiero verde" (229), frase que se repite varias veces a lo largo del poema. El yo lírico en tercera persona presenta a una figura femenina parada en una baranda, inmersa en sus pensamientos y fantasías. Su cuerpo y su cabello son de color verde y sus ojos tienen el frío de la plata. La luna ilumina a esta mujer y las cosas la miran, pero ella no puede verlas. Es de madrugada, se acerca el alba. En la tercera estrofa, la más extensa del poema y ubicada en su centro, el yo lírico se retira y se presenta un intercambio de voces, como un diálogo, entre dos compadres. Uno de ellos está herido, se desangra y quiere morir con decencia en una cama. El otro siente empatía y compasión, pero no puede ayudarlo porque su casa ya no le pertenece: leemos dos veces los versos "Pero yo ya no soy yo / ni mi casa es ya mi casa" (231-232). En las últimas tres estrofas encontramos nuevamente la voz del yo lírico, que narra cómo los compadres suben hacia una baranda, la misma donde antes ha soñado la mujer gitana del comienzo. Ella ha sido amante de uno de los hombres y los últimos versos dicen de modo simbólico que ella ha muerto.
Análisis
Este poema está dedicado a Gloria Giner y Fernando de los Ríos, matrimonio muy amigo de la familia García Lorca. Su hija Laura se casa con Francisco, hermano del autor. El "Romance sonámbulo" es el más célebre de este libro y uno de los clásicos favoritos de la literatura en lengua castellana, pero más que por su título, se lo conoce gracias a sus primeros versos: "Verde que te quiero verde. / Verde viento. Verdes ramas. / El barco sobre la mar / y el caballo en la montaña" (229).
Los procedimientos literarios más evidentes de este poema son las diferentes formas de la repetición. En primer lugar, encontramos la repetición del verso "Verde que te quiero verde" a lo largo de todo el poema. Este efecto se potencia, ya que los cuatro versos iniciales se repiten por completo al final del poema. Como ya se ha mencionado, muchos poemas de Lorca comienzan y terminan con las mismas referencias o la misma atmósfera. En segundo lugar, hay paralelismos, como en los versos "Compadre, quiero cambiar / mi caballo por su casa, / mi montura por su espejo, / mi cuchillo por su manta" (230), o en los versos "Dejando un rastro de sangre. / Dejando un rastro de lágrimas" (233). También hay repeticiones de palabras, como en "Pero yo ya no soy yo. / Ni mi casa es ya mi casa" (231), versos que a su vez se repiten más adelante y que contienen la aliteración del sonido /y/ gracias a la repetición de las palabras "yo" y "ya".
El término "verde" es el más repetido en este romance. Se trata de un color muy trabajado en la literatura lorquiana, el más frecuente. De manera general, representa la presencia de la muerte. De todos modos, es un símbolo ambiguo. Tal como afirman Allen Josephs y Juan Caballero, "lo genial del poema (y del uso en particular del verde) es la imposibilidad de decir que significa una sola cosa. Verde significa -igual que la luna con la que está íntimamente compenetrado- vida, amor y muerte y todo ello visto con la peculiar sensibilidad poética de García Lorca. Verde, pues, contribuye fuertemente a la agitanización de este poema" (2020: 229). Es decir, el color verde es elegido por Lorca para pintar los escenarios y los personajes de la Andalucía gitana que crea en su poética y condensa varios significados entretejidos en relación con las pasiones.
Tal como comentan los críticos, el color también está fuertemente ligado a la luna, que se deja ver en la primera estrofa, anunciando del mismo modo la muerte como destino de alguno de sus personajes. En ese sentido, es un tanto complejo desentrañar quiénes son esos personajes. Por un lado, desde el inicio se hace presente una joven gitana, envuelta en la atmósfera verde, "Con la sombra en la cintura" (229) y soñando en la baranda. Por el otro, en la tercera estrofa (los versos centrales del poema) leemos un diálogo entre dos compadres. Los especialistas aclaran que, más que compadres, son el novio y el padre de la gitana. El primero es un joven bandolero que está herido, muriendo, y le pide refugio al otro, que no puede ayudarlo.
No obstante, luego ambos suben hacia la alcoba de la joven, pero no la encuentran, ya que ella ha muerto esperando a su amado (es posible interpretar que se ha suicidado, pero el poema no lo dice de manera explícita). El bandolero pregunta "¡Compadre! ¿Dónde está, dime? / ¿Dónde está tu niña amarga?" (233), y el padre le responde: "¡Cuántas veces te esperó! / ¡Cuántas veces te esperara, / cara fresca, negro pelo, / en esta verde baranda!" (233).
Así, la presencia de la muerte en este poema es total: la atmósfera poética está repleta de signos fatales, típicos de García Lorca, y al final mueren los dos enamorados. Además del color verde y la referencia inicial a la luna, entre los versos del "Romance sonámbulo" encontramos menciones al frío, como en "Un carámbano de luna / la sostiene sobre el agua" (234) y "Grandes estrellas de escarcha" (230), que marcan la temperatura de esta noche trágica. Finalmente, hallamos elementos típicos del simbolismo de la muerte en este autor como los caballos, los cuchillos y la íntima relación de las flores con la sangre: para describir la herida del bandolero, el padre dice: "Trescientas rosas morenas / lleva tu pechera blanca" (232).