Andalucía
Los territorios y lugares suelen analizarse como espacios en la literatura. Sin embargo, Andalucía, en la obra de García Lorca, es un tema, tal como afirman los críticos especializados. Esto se debe a que el autor no retoma una mera descripción de la geografía del sur de España, ni mucho menos repite estereotipos ligados a esa región. Por el contrario, usa la tierra y el ambiente como escenario para la creación de su visión poética y mitológica de lo gitano-andaluz. Se trata de una Andalucía milenaria, mágica y misteriosa que combina diversas culturas y diversas temporalidades. Para Lorca, Andalucía es el centro del mundo, y en la visión artística del poeta tematiza toda la cultura hispánica.
La cultura gitana
La cultura, la identidad, la belleza y las pasiones gitanas están en el centro de este poemario. Se presentan, por supuesto, a través de su gran protagonista, los gitanos como personaje colectivo. El tema también se manifiesta a través del paisaje y el ambiente de cada poema, anclado en la temática andaluza. Es importante recordar que esta cultura gitana es recreada de manera literaria por Lorca. En otras palabras, no debemos interpretar este romancero como una evidencia sociológica, antropológica o histórica de la etnia romaní. Además, el pueblo gitano vive en muchas partes del mundo, pero este libro se focaliza en las particularidades de lo gitano-andaluz como fuente de la creación artística. La cultura gitana del Romancero gitano se caracteriza por la fusión de la matriz cristiana, la hebrea, la árabe y la gitana; se relaciona fuertemente con los elementos metálicos y con espacios como la fragua, y, sobre todo, presenta grandes pesares y pasiones humanas que parten de lo particular para expresar sentimientos universales como el amor y el desamor, la muerte, la vida y la belleza.
La muerte
La muerte es uno de los temas principales de toda la producción literaria del autor, y se ve plasmado con mucho énfasis en este poemario. Como se analiza aquí, prácticamente todo el sistema simbólico de la obra remite a ella: la luna, los caballos, los barcos, las navajas y cuchillos, el verde y el negro, e incluso figuras religiosas invertidas como los ángeles negros. La tematización de la muerte se presenta en muchos de estos romances, ya que los protagonistas fallecen, como el niño del "Romance de la luna, luna", la gitana del "Romance sonámbulo", Antoñito el Camborio o el joven de "Muerto de amor". A su vez, es interesante observar que tanto en esos poemas como en muchos otros, la muerte es una carga constante en las atmósferas del romancero: ya en las primeras estrofas encontramos por lo menos algún elemento que la señala, como la luna, y así leemos cada romance con esa presencia permanente.
La violencia
La violencia es otro tema crucial en la obra de García Lorca. En el Romancero gitano hay una violencia protagónica que es la ejercida por la Guardia Civil contra el pueblo gitano, cuestión que podemos encontrar en "Reyerta" o en "Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla", y que alcanza su clímax en el "Romance de la Guardia Civil Española". Además, hay escenas de agresión y violencia más particulares, como la violencia sexual en "Preciosa y el aire" y en "Thamar y Amnón", el asesinato por envidia perpetrado en "Muerte de Antoñito el Camborio" o la tortura extremadamente cruel y sádica de "Martirio de Santa Olalla".
La sexualidad y el erotismo
La sexualidad y el erotismo constituyen otro gran tema de la poética lorquiana en relación con su figuración pasional de los gitanos. A veces el sexo se entrelaza con la violencia, como en "Preciosa y el aire" y "Thamar y Amnón", y el poeta aprovecha símbolos como las espadas para conjugar esa dimensión fálica con la posibilidad de hacer daño. Un rasgo muy destacado de este último romance de tema bíblico es la gran destreza del poeta para presentar una enorme carga erótica en la escena y, al mismo tiempo (y con la misma intensidad), denunciar la violación, empatizar con Thamar y repudiar la violencia ejercida por su hermano. De todas maneras, el deseo sexual no siempre implica violación en esta obra, tal como ejemplifica "La casada infiel". El hecho de que toda la serie esté ambientada en escenarios nocturnos y calurosos, así como la gran recurrencia de imágenes sensoriales, dan fuerza a la tematización de la sexualidad y el erotismo en la obra.
La pena
La pena es, de acuerdo con el propio autor, el núcleo de este poemario. Se trata del sentimiento gitano por excelencia y envuelve varios episodios narrados aquí. La pena no es lo mismo que la tristeza, la melancolía o la angustia; es un sentimiento más específico. Está muy relacionada con el amor y el desamor, se vive de manera pasional y no es posible escapar de ella, ni siquiera con la muerte. También se vincula con la noción de "deseo sin objeto", es decir, la búsqueda de algo que no se sabe qué es, el antojo de algo desconocido o imposible. En "Romance de la pena negra" está encarnado en la figura de Soledad Montoya, mujer gitana condenada a estar sola, que busca la alegría pero no puede hallarla y termina loca de pena y desesperada. También se enfatiza el dramatismo con que se vive la pena mediante la caracterización con el color negro. En los versos finales del romance se plasma con claridad que ese sentimiento es propio del pueblo gitano andaluz: "¡Oh pena de los gitanos! / Pena limpia y siempre sola" (245).
La fusión de culturas y creencias
La mezcla y superposición de culturas y creencias, sobre todo cristianas y gitanas, es otro aspecto fundamental del Romancero gitano. Es una fusión típica de la cultura gitano-andaluza tal como la pinta Federico García Lorca. Por un lado, es cierto que históricamente el sur de la península ibérica es habitado e invadido por una enorme diversidad de pueblos más occidentales y más orientales. Por ejemplo, llega a formar parte del Imperio Romano y aún hoy existen grandes huellas arquitectónicas de esa presencia, como puentes, acueductos y estatuas. También se destaca la presencia árabe durante ocho siglos en España. Pero, por otra parte, y esto es lo más interesante para analizar este libro, el poeta recrea esa mezcla para construir una Andalucía mítica y personajes gitanos mitológicos, semejantes a héroes y dioses. Estas figuras protagonizan episodios con una temporalidad mágica, como si fueran eternos. Se destacan, en este sentido, las imágenes lorquianas de santos y vírgenes agitanados, como los tres arcángeles de la sección central del romancero o la Virgen María de "Romance de la Guardia Civil Española".