Romancero gitano

Romancero gitano Resumen y Análisis "San Rafael"

Resumen

En "San Rafael", el yo lírico presenta en tercera persona el paisaje y los personajes de la ciudad de Córdoba. En los primeros versos hay coches (carros tirados por caballos) que llegan hasta una orilla, por la noche. Mientras tanto, unos niños cantan "el desengaño del mundo" (249). Córdoba es una ciudad doble; hay dos Córdobas: una es blanda, hecha de juncos. En ella se despliega la brisa y hay vendedores de tabaco. La otra es la "Córdoba de arquitectura" (251), con estatuas de mármol y rumores de Neptuno. El arcángel San Rafael viste un traje de lentejuelas oscuras y busca refugio en las aguas del río.

Análisis

Este poema está dedicado a Juan Izquierdo Croselles, amigo del poeta y oficial de artillería que durante la Guerra Civil Española lucha en la zona republicana. Existen copias de dos versiones anteriores de la segunda parte del poema, donde se presentan algunas variaciones. De acuerdo con algunos críticos, este es el poema más enigmático del Romancero gitano.

"San Rafael" sigue la misma línea que el poema anterior y presenta la ciudad de Córdoba mediante el arcángel de ese nombre. La Córdoba del poema es misteriosa y mítica, está llena de referencias a la presencia romana en la península ibérica y, gracias a ellas, se produce una temporalidad extraña, mitológica. El poema no habla de un presente ni de un pasado concretos, sino que mezcla momentos y crea una idea mágica de la ciudad. Es una ciudad con capas superpuestas: una capa romana, la "Córdoba de arquitectura" (251) y una capa mágica, más relacionada con la naturaleza y la cultura gitano-andaluza, la "Blanda Córdoba de juncos" (250).

Los elementos romanos en el poema aparecen desde los versos iniciales: encontramos un "romano torso desnudo" (249), un "pie de mármol" (250), "arcos de triunfo" (250). La mayoría remiten a la escultura y la arquitectura latinas que aún hoy pueden apreciarse en Andalucía. Entre otras edificaciones se destaca en el poema el puente romano de Córdoba, que tiene en el centro una figura de San Rafael: "Y mientras el puente sopla / diez rumores de Neptuno / vendedores de tabaco / huyen por el roto muro" (250).

La última parte de la cita ya introduce elementos de la otra capa de la mítica Córdoba lorquiana: los vendedores de tabaco son hombres gitanos que se escapan por las grietas de esas construcciones romanas antiguas. El santo, por su parte, al igual que San Miguel en el poema anterior, también es presentado de manera agitanada, híbrida y feminizada: "El Arcángel aljamiado / de lentejuelas oscuras, / en el mitin de las ondas / buscaba rumor y cuna" (251). El santo, pues, viste un traje de lentejuelas oscuras. Es importante resaltar el uso de la palabra "aljamiado", de origen musulmán, que se refiere a la mezcla de lenguas y culturas. El término "aljamía" tiene varios usos: para los musulmanes quería decir "lengua castellana", y también se refiere a un texto árabe escrito en lengua castellana. Es decir, este santo viste la fusión de lo cristiano y lo árabe típica de Andalucía. San Rafael es, de hecho, mencionado tanto en la Biblia como en el Corán.

La mezcla del elemento bíblico con elementos mágicos y el sentido gitano-andaluz de la gracia y la belleza también puede leerse en estos versos: "Niños de cara impasible / en la orilla se desnudan, / aprendices de Tobías / y Merlines de cintura, / para fastidiar al pez / en irónica pregunta / si quiere flores de vino / o saltos de media luna" (251). Tanto los niños como los peces están asociados a la figura de San Rafael en los textos sagrados. Este santo no es el patrono de la ciudad de Córdoba, sino el protector de los niños. Por su parte, las alusiones a los peces remiten al episodio de San Rafael y Tobías, también mencionado en la cita. Tobías, en el relato bíblico, es un hombre judío que hace milagros, muchas veces relacionados con los peces (que a su vez remiten a Jesucristo). En la escena pintada por Lorca, estos niños juegan y sus cuerpos se mueven con la gracia de Tobías y Merlines, es decir, con una gracia no cristiana.

El poema presenta la ciudad en capas, como desdoblada en al menos dos esencias: una romana, cristiana, latina; otra, árabe, musulmana y hebrea, y las entrecruza para crear un espacio y un tiempo míticos, mágicos, poéticos. Los últimos versos remiten a esa complejidad para poner el énfasis en la belleza de Córdoba: "Dos Córdobas de hermosura / Córdoba quebrada en chorros. / Celeste Córdoba enjuta" (251).

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