"Ahí querías tú llegar, oh Lector, ¡dándole vueltas alrededor como una serpiente de cascabel!" (51). (Símil)
En este símil, se establece una comparación entre la forma en que el Lector le pide a Ludmilla su número de teléfono y el modo en que una serpiente de cascabel aborda a su presa. Es decir, la manera en que él busca enredarla con sus palabras para que ella le dé su número se asemeja a la estrategia que suele utilizar la serpiente de cascabel para atrapar a los animales que le servirán de alimento. Más allá de esto, el símil también establece una relación de poder en la que el Lector es concebido como predador y Ludmilla, como presa. Esta concepción sexista se sostendrá a lo largo de toda la novela y se extenderá al resto de los personajes de las diferentes historias que componen Si una noche de invierno un viajero. Dicho de otra forma, prácticamente todos los personajes femeninos del libro serán presas y estarán a la merced de los personajes masculinos.
"... das vueltas extraviado entre aquellos austeros muros que las manos de los estudiantes han historiado con exorbitantes inscripciones mayúsculas y con letreros minuciosos al igual que los cavernícolas sentían la necesidad de hacer sobre las frías paredes de las grutas..." (66). (Símil)
En esta cita, el narrador describe una posible impresión del Lector al llegar a la universidad para reunirse con Ludmilla y el profesor Uzzi-Tuzii. La comparación de los grafitis en los muros con pinturas rupestres establece un punto de contacto entre los estudiantes y los hombres primitivos. Esta relación busca dar cuenta de que ciertos aspectos del comportamiento humano no han cambiado con el correr de los siglos. En este sentido, así como los "cavernícolas" tenían la necesidad de dejar un registro pictórico de sus vivencias sobre los espacios que habitaban como una forma de personalizar y delimitar su territorio, los estudiantes también buscan una apropiación del espacio universitario a través de sus grafitis.
"El pasado es como una solitaria cada vez más larga que llevo dentro enrollada y no pierde los anillos por mucho que me esfuerce en vaciarme las tripas..." (107). (Símil)
Con este símil, el narrador de la historia Mira hacia abajo donde la sombra se adensa comunica vívidamente que no puede dejar atrás su pasado. Además, le atribuye a esta idea una connotación negativa al compararla con una enfermedad: la tenia, también conocida como "lombriz solitaria". De esta forma, el pasado se convierte en una especie de afección intrínseca del ser humano, imposible de erradicar. Por otro lado, el narrador también hace referencia a la intención de "vaciarse las tripas", es decir, de desembarazarse de ese pasado que lo define y, en buena medida, lo condena. En este sentido, el símil también da cuenta de cómo el pasado de las personas se convierte en un factor determinante en la construcción de su identidad.
"... el nudo de la corbata que asomaba por el saco como por un jersey..." (119). (Símil)
Este símil describe el nudo de la corbata de Jojo, un hombre muerto, que sobresale del saco en el que lo transportan el narrador y su cómplice. En la comparación podemos observar cómo se mezcla lo morboso de un cadáver en un saco con algo completamente cotidiano como una corbata que sobresale de un suéter. En este sentido, el símil da cuenta del tono con el que se cuenta toda la historia, en la que el narrador habla alegremente y con ligereza sobre las aventuras criminales que lo han llevado a huir de un país a otro.
"Ese modelo ideal es —por decirlo con sus palabras — el del autor que hace libros «como una planta de calabaza hace calabazas»" (201). (Símil)
En esta cita, Silas Flannery reflexiona sobre las opiniones de Ludmilla sobre los libros y la autoría. A lo largo de Si una noche de invierno un viajero, las opiniones de Ludmilla sobre el contenido y el tono del libro perfecto fluctúan, pero su opinión sobre lo que hace a un gran autor permanece constante. Para ella, el proceso de autoría debe ser algo natural, sin interferencias externas, por lo que se niega a ver lo que sucede en una editorial y le afecta tanto la intromisión de Marana en el proceso de publicación. Flannery afirma que Ludmilla utiliza muchas metáforas basadas en la naturaleza para describir el proceso de escritura ideal, pero que "la imagen de la calabaza se refería directamente a mí [Flannery]" (201). La implicancia de esta comparación, que Flannery reconoce y que le duele un poco, es que Silas se preocupa tan poco por la artesanía de la escritura que, en realidad, acaba siendo el escritor ideal.