Si una noche de invierno un viajero

Si una noche de invierno un viajero Temas

La literatura

La literatura es, sin lugar a dudas, el gran tema de Si una noche de invierno un viajero. Y esto se pone de relieve no solo en la historia principal que tiene como protagonistas al Lector y Ludmilla, sino también en las diferentes historias enmarcadas que componen la novela. En este sentido, Calvino nos propone un texto que reflexiona permanentemente sobre sí mismo, sobre su esencia literaria y sus condiciones de existencia. Asimismo, critica con cierta ironía algunas concepciones de la literatura con las que él no está de acuerdo. Este ejercicio de introspección literaria en el que, por momentos, se convierte la novela es abordado desde diferentes perspectivas: la lectura, la escritura, la traducción, el mundo académico. Para facilitar la comprensión y, al mismo tiempo, lograr un análisis más profundo y detallado, hemos decidido desarrollar cada una de estas perspectivas como un tema independiente, sin olvidarnos que forman parte del gran tema de la novela: la literatura.

La lectura

Uno de los temas principales de Si una noche de invierno un viajero es la lectura. La novela indaga respecto de qué tipo de libros son mejores, qué formas de leer son más adecuadas y cuál es la relación del lector con los libros que lee. Si una noche de invierno un viajero comienza con Calvino instruyendo al Lector sobre cómo leer su libro: "Relájate. Concéntrate (...). La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la habitación encendida" (23). Así, ya desde la primera página se comunica que la lectura debe ser un acto de placer y no de obligación.

A lo largo del libro, el diálogo que mantienen los personajes sobre libros y literatura se utiliza para exponer al Lector a diferentes puntos de vista sobre la lectura. Los personajes Ludmilla y Lotaria son los más contrastantes en este sentido: Ludmilla parece representar a quienes leen por placer, y Lotaria representa a quienes leen todo desde un punto de vista académico. Sin ir más lejos, Ludmilla está tan concentrada en el placer de la lectura que ni siquiera quiere ver el proceso que implica la producción de un libro. Lotaria, por otro lado, se preocupa mucho por las fuerzas sociales que rodean la escritura y publicación de libros; incluso llega al extremo de pasar los libros a través de un algoritmo informático en lugar de leerlos, ya que considera que la lectura real no viene al caso. Por la forma en que los personajes, en particular el Lector y Silas Flannery, reaccionan ante Ludmilla y Lotaria, se sugiere que leer por placer y con la mente abierta es la forma correcta de hacerlo.

La penúltima escena del libro pone de relieve la idea de que hay muchas formas válidas de leer, aunque el placer personal siempre debería ser uno de los objetivos. El Lector visita una biblioteca donde busca obtener versiones completas de las diez historias que ha comenzado a lo largo de la novela. Mientras espera, entabla una conversación con otros siete lectores que discuten las diferentes maneras en que les gusta leer: deteniéndose a pensar durante largos periodos de tiempo, releyendo secciones u obras enteras, con el foco en el principio o el final, etc. A raíz de las explicaciones que dan los lectores sobre sus modos de leer, queda claro que la gente lee de una manera que se adapta no solo a su personalidad, sino también a sus deseos. A partir de esta conversación, el Lector se da cuenta de que ha estado buscando el final de las historias que ha comenzado porque busca el control, y darle un cierre a ciertos aspectos de su propia vida. Esta revelación lo impulsa a casarse con Ludmilla.

La escritura

Como complemento del tema de la lectura, la escritura también se presenta como un tema más que relevante en Si una noche de invierno un viajero. Al tratarse de una obra de metaficción, las elecciones de Calvino están más en el centro de atención que en las novelas tradicionales. En este sentido, ya desde el principio de la obra, Calvino pone énfasis en su rol de escritor del texto y, al hacerlo, provoca que el lector discuta su estilo; sin ir más lejos, el narrador le dice directamente al Lector que el libro que este último comienza a leer no parece reflejar el estilo habitual de Calvino, aunque "... se sabe que es un autor que cambia mucho de un libro a otro" (28). Nosotros y nosotras, lectores reales, somos muy conscientes, al leer este pasaje, de que Calvino está construyendo una visión de sí mismo que lo presenta como un autor creativo y misterioso, presagiando cuán innovadora será la novela.

Calvino no solo muestra sus propias elecciones estilísticas, sino que también profundiza la discusión sobre la autoría al incluir personajes como Silas Flannery, Ermes Marana y el señor Cavedagna, quienes están involucrados en la escritura y producción de novelas. Silas Flannery es un personaje particularmente importante en el tema de la escritura. Se trata de un escritor de ficción de bajo perfil que ha sido prolífico en el pasado, pero ha atravesado un período de bloqueo. Este bloqueo de escritura parece provenir, en gran medida, de un conflicto interno sobre el rol del autor: ¿debería simplemente comunicar lo que está presente pero no escrito en la sociedad, o debe reconocer su impacto en el mundo a través del acto de escribir? Su estrés se ve agravado por la culpa que le produce ese dinero que ha estado ganando con la inclusión de publicidades en sus novelas. Por otro lado, también le produce angustia la forma despectiva en que académicos como Lotaria analizan sus obras. El conflicto de Flannery se utiliza para demostrar las muchas presiones que se ejercen sobre la escritura y la publicación de libros, en contraste con la forma en que algunos lectores podrían asumir (como Ludmilla ingenuamente lo hace) que los libros simplemente surgen de forma natural.

Finalmente, Calvino plantea la cuestión de la importancia de la autoría. La campaña de Ermes Marana para falsificar la literatura mundial hace que las novelas que lee el Lector tengan títulos y autores que no coinciden con las propias historias. Por otra parte, las referencias que hace Ermes Marana sobre ese viejo indio al que denomina "Padre de los Relatos", por ejemplo, desafían aún más la noción de que los autores son los creadores de sus historias, ya que la existencia de este hombre significa que existe una "fuente universal de la materia narrativa" (133).

La traducción

Si bien Italo Calvino fue ante todo un autor, también realizó algunos trabajos de traducción en italiano y trabajó en estrecha colaboración con traductores para que sus libros se publicaran en otros idiomas. De hecho, es probable que estés leyendo Si una noche de invierno un viajero traducido, en cuyo caso este tema es aún más resonante.

Si una noche de invierno un viajero muestra el poder y la dificultad de la traducción. Ermes Marana utiliza su profesión de traductor para sembrar la discordia en la industria editorial mundial. Debido a que confiamos en los traductores para que traduzcan con precisión, existe un gran impacto cuando traducen mal accidentalmente e, incluso, uno mayor cuando cometen errores intencionalmente. El capítulo VIII, que se compone de anotaciones en el diario de Silas Flannery, también muestra el poder de cualquier escritor para traducir el mundo en palabras. La descripción de la escritura del Corán muestra que incluso los mensajes divinos deben ser expresados ​​por un escritor, lo que les da un inmenso poder sobre las creencias y acciones de las personas.

Los capítulos III y IV muestran cómo la dificultad de la traducción también puede tener un impacto en la experiencia de un lector u oyente. Cuando el Lector visita la oficina del profesor Uzzi-Tuzii, Calvino escribe que el profesor estaba "volviendo sobre cada período para peinar su desgreñamiento sintáctico, manipulando las frases hasta que se ajaban por completo, manoseándolas, chapurreándolas, deteniéndose en cada vocablo, para ilustrar sus usos idiomáticos y sus connotaciones..." (87). Calvino, después de haber probado él mismo la traducción, muestra que siempre hay piezas de contexto que serían necesarias para comprender completamente una obra en otro idioma. Sin embargo, dar todo el contexto, las reglas y las explicaciones quita el flujo de la historia en sí. Un traductor debe estar satisfecho con que el lector obtenga la mejor idea del significado y estilo del autor sin dejar de sumergirse en la historia. El lector también debe reconocer que algo se perderá entre lo que el autor pretendía y lo que él entiende.

El mundo académico

En una entrevista de 1983 publicada en The New York Times, Calvino le dijo al biógrafo Frank MacShane: "Mi trabajo universitario no fue fundamental para mi educación" ("El mundo de fantasía de Italo Calvino"). En el mismo artículo, el biógrafo describe a Calvino durante su etapa como profesor: "Siempre cortés y minucioso, era educado con las preguntas de los estudiantes, pero parecía cansado y aburrido. A menudo miraba su reloj. Luego, cuando llegaba la hora, se levantaba con evidente alivio". Claramente, Calvino no era un amante de la academia, y esta antipatía se pone de relieve en Si una noche de invierno un viajero.

Los personajes del profesor Uzzi-Tuzii y Lotaria son fundamentales para la descripción de la academia que realiza Calvino en la novela. El profesor Uzzi-Tuzii representa la desconexión del académico mayor con la realidad. Él mismo afirma que su departamento debería ser abolido por ser "un instituto muerto de una literatura muerta en una lengua muerta" (70). Al mismo tiempo, cuando es provocado por otro profesor, discute apasionadamente sobre la historia cimeria. No cabe duda de que está tan absorto en su tema de estudio que, aun sabiendo que a pocas personas más en el mundo les importa, no es capaz de redirigir su energía a otra cosa.

Si bien el profesor Uzzi-Tuzii es una exageración de un viejo profesor desconectado, el personaje de Lotaria representa a los estudiantes contemporáneos y nuevos académicos en el momento de la escritura de Calvino. Cuando Lotaria y sus compañeros de clase hacen un seminario para discutir una obra literaria, proponen interpretaciones incluso antes de leerla. Calvino escribe: "... durante la lectura tendrá que haber quien subraye los reflejos del modo de producción, quien, los procesos de cosificación, quien, la sublimación de lo reprimido, quien, los códigos semánticos del sexo..." (94). Después de que la historia es leída, Calvino muestra lo inútiles que siente que son este tipo de discusiones académicas sobre literatura, al no incluir ni siquiera el contenido de los comentarios de los estudiantes:

—El deseo polimorfo-perverso...
—Las leyes de la economía de mercado...
—Las homologías de las estructuras significantes...
—La desviación y las instituciones...
—La castración...

(107)

Esta escena muestra a los académicos priorizando el análisis y la crítica por sobre el disfrute real de la literatura. Este tema se profundiza en el capítulo VIII cuando Lotaria conoce a Silas Flannery. Ella le dice que puede analizar libros sin leerlos simplemente introduciendo el texto en una computadora y luego leyendo una lista de las palabras que aparecen con más frecuencia. En esta escena, Lotaria es una parodia de los nuevos académicos y sus métodos de disección de textos, completamente contrarios a los métodos tradicionales de lectura, escritura y traducción de Calvino.

Los estereotipos de género

El tema del género en Si una noche de invierno un viajero es un tema de cierta controversia, particularmente a raíz del tratamiento que le da Calvino a los personajes femeninos en esta novela. Algunos sienten que Calvino es misógino por decretar que el lector genérico que funciona como personaje principal de la novela, y al que se dirige en segunda persona el narrador, es hombre. Por otro lado, casi todos los personajes femeninos son representados bajo los estereotipos característicos de la lógica patriarcal y machista imperante en la época en que Calvino escribe esta novela. Así y todo, vale decir que hay críticos que argumentan que estas elecciones estilísticas son intencionales y tienen el propósito de satirizar, justamente, esa percepción tan mezquina de la mujer.

Lo primero y más importante es la cuestión del personaje principal: el Lector. Se supone que el Lector representa a la persona real que lee el libro Si una noche de invierno un viajero, pero también está claro que este Lector es un personaje de la historia distinto del lector real del libro. Una de estas distinciones es que el lector del libro puede ser perfectamente no ser un varón, lo que entraría en conflicto directo con el personaje del Lector, que se describe explícitamente como masculino: "Puedes salir de la librería contento, hombre que creías terminada la época en la que uno puede esperar algo de la vida" (51). Ahora bien, incluso si el lector real fuera hombre, no necesariamente tendría que ser heterosexual, por lo que no se identificaría en absoluto con la obsesión y los celos que siente ese Lector genérico con respecto a Ludmilla y otras mujeres. La elección de Calvino de que la representación del lector sea explícitamente masculina tiene el efecto de incomodar a muchos de los lectores del libro. La pregunta es si esto tuvo un propósito literario para Calvino, o si fue simplemente un producto de su época.

Además de la cuestión del personaje principal, está la del resto de los personajes masculinos y femeninos en el libro. Cada una de las historias enmarcadas de Si una noche de invierno un viajero tiene un narrador masculino y, a menudo, los personajes femeninos de estos libros sirven solo como objetos románticos. Esto es paralelo a la historia principal, en la que el lector masculino es el personaje más importante, y las mujeres sirven casi en su totalidad como objetos de fascinación. Dependiendo de la visión que uno tenga de Calvino, es decir, como un hombre misógino o como un autor satírico, se podría postular que él creó esta dinámica sin pensarlo o lo hizo de una manera deliberada y metódica para resaltar la sobreabundancia de literatura escrita por y para los hombres en el canon. Una cita clave para determinar la postura de Calvino es cuando el narrador omnisciente le dice al Lector: "Eres el protagonista absoluto de este libro, de acuerdo; pero ¿crees que eso te da derecho a tener relaciones carnales con todos los personajes femeninos" (229). Esta cita muestra que Calvino es consciente del papel de la mujer en la novela, al menos en la historia principal, y quiere transferir parte de la responsabilidad del tratamiento de estas mujeres al lector del libro. Este momento metaliterario implica a los lectores, particularmente a los lectores masculinos, en la producción y popularidad de novelas con personajes masculinos fuertes y personajes femeninos débiles.

El amor

El biógrafo Frank MacShane escribió sobre Si una noche de invierno un viajero: "Debido a que Calvino no completa las historias que ha comenzado, negándose, por ejemplo, a confrontar y desarrollar la complejidad del amor humano, que es su tema real, Calvino es considerado por algunos críticos como una persona cínica y fría” ("El mundo de fantasía de Italo Calvino"). Es difícil ver el amor como el tema principal de Si una noche de invierno un viajero, ya que, como escribe MacShane, Calvino lo elude a lo largo de toda la novela, centrándose, en cambio, en la lujuria y la obsesión. Sin embargo, los dos últimos capítulos de la novela muestran que el amor, en particular la búsqueda del amor en la pareja, ha sido el objetivo real del Lector a lo largo de la historia.

En el capítulo XI, el Lector analiza diferentes tipos de libros con varios hombres en una biblioteca. Después de que ellos han compartido sus puntos de vista sobre cómo es mejor leer, el propio Lector da su punto de vista, diciendo que le gusta que los libros se lean de principio a fin. Más adelante en el capítulo, el perspicaz séptimo lector le pregunta: "¿Usted cree que toda historia debe tener un principio y un final? Antiguamente un relato solo tenía dos maneras de acabar: pasadas todas las pruebas, el héroe y la heroína se casaban o bien morirían" (268). Este comentario ayuda al Lector a darse cuenta de que en esa búsqueda obsesiva del final de las diferentes historias, en realidad él ha estado buscando un cierre en su propia vida. En lugar de seguir buscando el final de aquellos libros, el Lector decide darle un cierre a su propia historia de la manera tradicional: compartiendo su vida con Ludmilla. En el capítulo XII, encontramos que él ha hecho precisamente eso. Ahora que ha logrado darle un cierre a ese aspecto de su vida, finalmente puede terminar el libro que comenzó: Si una noche de invierno un viajero. Estos dos capítulos muestran que la gente muchas veces busca en la literatura lo que desea en su propia vida y, en el caso del personaje principal de esta novela, ese deseo era amor y estabilidad.

Lo verdadero y lo falso

En Si una noche de invierno un viajero, Calvino demuestra cómo la falsificación de una parte de algo puede poner en tela de juicio la integridad de un todo. El tema de la falsificación está presente a través de las acciones de Ermes Marana. Marana supuestamente es un traductor, pero en realidad se esfuerza por cambiar los nombres de los autores, los títulos de los libros, las acciones de las historias y, a veces, incluso los mismos personajes y lugares, todo para que la industria de la literatura caiga en la absoluta falsificación. Se insinúa que lo hace debido a esa relación positiva y de confianza que mantiene Ludmilla con la literatura, de la que Marana está celoso. Cuando el Lector se da cuenta, después de comenzar a leer varias de esas historias, de que no se puede confiar en los autores y los títulos de los libros, debe asumir a lo largo del resto de la novela que ninguno de los títulos y autores dados será necesariamente correcto. Esto lleva a un sentimiento de cautela al leer, que, en última instancia, parece ser el objetivo de Marana.

Calvino también inspira cautela al incluir países e idiomas reales y falsos en la novela. Por ejemplo, Ataguitania, el país que visita el Lector en el capítulo IX, es completamente ficticio. Sin embargo, Ircania, el país que visita el Lector en el capítulo X por encargo del gobierno ataguitano, es en realidad el nombre antiguo de una región cercana al mar Caspio. Ircania, entonces, no es completamente ficticia, pero aún podría considerarse falsa, ya que la novela está ambientada en el siglo XX. Otros lugares, como Suiza, son reales y contemporáneos al escenario de la historia. Esta mezcla de ficción y realidad significa que el lector debe leer con ojo crítico; de lo contrario, podría confundir lo falso con lo verdadero.

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