La jaula
La jaula en la que el artista del hambre realiza su acto es una de las imágenes que más se repite a lo largo del relato y que, como varios de los elementos de la historia, también tiene una función simbólica. Si bien es cierto que no abundan las descripciones sobre este espacio, sí podemos hacernos una idea clara de cómo es a raíz de las varias acciones que tienen lugar allí. En la jaula el artista del hambre ayuna, es observado, es ignorado y, finalmente, muere. Este proceso de decadencia se traduce también en ciertos aspectos de la jaula.
En primera instancia, se narra qué ocurre cuando el artista del hambre concluye su acto, después de los cuarenta días impuestos por el empresario: "Por esta razón, a los cuarenta días era abierta la puerta de la jaula, ornada con una guirnalda de flores; un público entusiasmado llenaba el anfiteatro...". A través de esa imagen visual, accedemos a una fase casi festiva de la jaula, cuando el público celebra las habilidades del artista para el ayuno.
Luego, ya en el circo, la audiencia pierde el interés por el artista del hambre. Esto se manifiesta de diferentes maneras, pero una más que elocuente es la ubicación de la jaula dentro del circo: "Mas, allá en su fondo, el ayunador no dejó de hacerse cargo de las circunstancias, y aceptó sin dificultad que no fuera colocada su jaula en el centro de la pista, como número sobresaliente, sino que se la dejara fuera, cerca de las cuadras...". A nivel imagen, visualizar una jaula apartada del centro de la pista del circo, en esas zonas menos iluminadas, ya nos da la idea de que se trata de algo sin demasiada trascendencia.
Por último, hay una imagen muy potente de la jaula justo antes de que el artista del hambre muera:
Volvieron a pasar muchos días, pero llegó uno en que también aquello tuvo su fin. Cierta vez, un inspector se fijó en la jaula y preguntó a los criados por qué dejaban sin aprovechar aquella jaula tan utilizable que sólo contenía un podrido montón de paja. Todos lo ignoraban, hasta que, por fin, uno, al ver la tablilla del número de días, se acordó del ayunador. Removieron con horcas la paja, y en medio de ella hallaron al ayunador.
El hecho de que el artista del hambre esté tan flaco y demacrado como para camuflarse con un "podrido montón de paja" da cuenta de cómo su acto lo fue consumiendo hasta que su propia jaula, prácticamente, se lo tragó.
El cuerpo del artista del hambre
A lo largo del relato, son varias las descripciones que el narrador hace del cuerpo del artista del hambre. Para ello, se vale de potentes imágenes visuales que dan cuenta del estado cada vez más frágil de su físico:
Entonces el ayunador sufría todos sus males: la cabeza le caía sobre el pecho, como si le diera vueltas, y, sin saber cómo, hubiera quedado en aquella postura; el cuerpo estaba como vacío; las piernas, en su afán de mantenerse en pie, apretaban sus rodillas una contra otra; los pies rascaban el suelo como si no fuera el verdadero y buscaran a éste bajo aquél; y todo el peso del cuerpo, por lo demás muy leve, caía sobre una de las damas (...).
En el caso de esta cita, accedemos a la decadencia del cuerpo del artista del hambre a través de una serie de imágenes visuales y cinéticas, es decir, imágenes en las que predomina el movimiento. En este sentido, el deterioro físico del ayunador no se da solo en el plano de su figura, sino también en cómo ese cuerpo va perdiendo fuerza y destreza.
Por otro lado, a veces el narrador apela a imágenes visuales mucho más concretas para describir el estado de flaqueza del artista del hambre: "Acaso no era el ayuno la causa de su enflaquecimiento, tan atroz que muchos, con gran pena suya, tenían que abstenerse de frecuentar las exhibiciones por no poder sufrir su vista; tal vez su esquelética delgadez procedía de su descontento consigo mismo". Esta "esquelética delgadez" del artista del hambre constituye una imagen clara de su estado físico al concluir un ayuno.
Por último, llegando al final del relato, también nos encontramos con una imagen visual más que elocuente respecto del cuerpo del artista del hambre:
Cierta vez, un inspector se fijó en la jaula y preguntó a los criados por qué dejaban sin aprovechar aquella jaula tan utilizable que sólo contenía un podrido montón de paja. Todos lo ignoraban, hasta que, por fin, uno, al ver la tablilla del número de días, se acordó del ayunador. Removieron con horcas la paja, y en medio de ella hallaron al ayunador.
En este fragmento, si bien no hay una descripción explícita del cuerpo del artista del hambre, sí podemos encontrar una referencia subyacente a él en la descripción de aquello que ve el inspector: "un podrido montón de paja". El hecho de que el artista del hambre esté en un estado de decadencia tal que se camufle con estas horcas de paja podrida da una idea bastante clara de su estado de decadencia.