Durante el increíble éxito en cartel de El zoo de Cristal, los trabajadores técnicos del teatro le enseñan a Williams a jugar al póker. Tennesse Williams, en ese entonces, trabaja en una nueva historia sobre dos muchachas sureñas en un pequeño departamento junto a un grupo de marineros. Una partida de póker terminará siendo central en la acción de la obra que, eventualmente, se transforma en Un tranvía llamado Deseo.
Un tranvía… es un éxito teatral en 1946. Es considerada la obra de teatro más importante del siglo XX por la Asociación Estadounidense de Críticos de Teatro. La obra cimenta la reputación de Williams como uno de los mejores dramaturgos norteamericanos. Uno de los aciertos más importantes de la obra, según la crítica, lo constituye la representación de la psicología de los personajes obreros. En las obras del período, la representación de la vida de los obreros tiende en general a ser didáctica, con el foco puesto en el comentario social o algún tipo de drama documental. La obra de Williams intenta representar a los trabajadores como entidades psicológicamente evolucionadas; en cierto grado, Williams intenta retratar a estos personajes en sus propios términos, sin romantizarlos.
Tennesse Williams no expresa una gran admiración por ninguno de los dramaturgos norteamericanos que lo preceden. Su maravillosa influencia dramática es el brillante dramaturgo ruso Antón Chéjov. Chéjov, con su elegante yuxtaposición del humor y lo trágico, sus solitarios personajes y su profunda sensibilidad, es una poderosa fuente de inspiración para el trabajo de Williams.
Al mismo tiempo, las obras de Williams son innegablemente norteamericanas en lo que respecta a escenarios y personajes. Otra influencia importante es el novelista D.H. Lawrence, quien le ofrece a Williams una imagen de la sexualidad como potente fuerza vital. Lawrence es aludido en El Zoo de Cristal como uno de los escritores favoritos de Tom. El poeta norteamericano Hart Crane es otra influencia importante para Williams. En la trágica vida y muerte de Crane, en su abierta homosexualidad y en su determinación a escribir poesía que no imite las susceptibilidades europeas Williams encuentra una inspiración eterna. El dramaturgo también pertenece a la tradición de grandes escritores sureños que ensalzan el lenguaje literario mediante el lirismo del inglés del sur.
Como Eugene O´Neill, Tennessee Williams quiere desafiar algunas de las convenciones del teatro naturalista. Verano y humo (1948), Camino Real (1953) y El Zoo de Cristal (1944), entre otras, ofrecen las primeras pruebas de las innovaciones de Williams. El Zoo de Cristal utiliza música, proyecciones y efectos lumínicos para crear una atmósfera encantadora y onírica, apropiada para una “obra de recuerdos”. Al igual que El emperador Jones, de Eugene O´Neill, y Muerte de un Viajante, de Arthur Miller, las obras de Williams exploran maneras de emplear el escenario para representar la vida interior y los recuerdos de un personaje.
En Un tranvía llamado Deseo, los efectos escénicos responden a representar el viraje de Blanche de la honradez a la locura. La enloquecedora música polaca, los efectos de sonido de jungla y extrañas sombras ayudan a representar el mundo tal como Blanche lo experimenta. Estos efectos abandonan las convenciones del drama naturalista. En relación a eso, Un tranvía... no es tan innovadora como El Zoo… De cualquier manera, Un tranvía llamado Deseo recurre a estos efectos para crear un retrato profundamente subjetivo de la acción central de la trama. En el escenario, estos efectos evocan, poderosamente, el terror y aislamiento propios de la locura.