Un tranvía llamado Deseo

Un tranvía llamado Deseo Resumen y Análisis Acto I Escena 1

Resumen

La acción tiene lugar en una casa compartida en un barrio humilde de Nueva Orleans. En escena se ven las dos habitaciones de la planta baja, donde viven los Kowalski. Arriba viven Eunice y Steve. Las paredes son de gasa.

Cuando se levanta el telón, Stella está sentada leyendo una revista. Stanley atraviesa la escena rápidamente junto a Mitch, le grita a Stella y le arroja un paquete con carne, cubierto de sangre. Luego los varones salen para ir a jugar a los bolos. Stella va con ellos. La Negra y Eunice bromean sobre el gesto bestial de Stanley.

Llega a la puerta Blanche, con mirada extraviada y cargando maletas. Eunice le pregunta si está perdida. Blanche dice, algo histérica, que le han señalado tomar un tranvía llamado Deseo, luego otro llamado Cementerio y bajase en los Campos Elíseos, número 632. Eunice le señala el número 632 en la puerta de la casa. Blanche entiende que su hermana, Stella, vive allí. Pide que la dejen sola para poder esperarla y toma un trago de whisky. Rápidamente vuelve a guardar la botella.

Entra Stella, prende la luz y las hermanas se abrazan, contentas. Luego Blanche le da la espalda y le pide a su hermana que no la mire hasta que se haya bañado y descansado. Le exige que apague la luz. Stella le ofrece un trago a su hermana, quien primero lo rechaza pero luego lo acepta, de mala gana. Pronto surge el tema del barrio: Blanche lamenta que Stella esté viviendo en esas condiciones. Stella dice que no le molesta y no toma a bien los cuestionamientos de Blanche.

En un momento de la conversación se revela que Blanche está de licencia en su trabajo de profesora de escuela secundaria (dice que el director le concedió un descanso) y que planea quedarse con Stella por un periodo de tiempo indeterminado. A Blanche le preocupa convivir con el marido de su hermana, teniendo en cuenta la cercanía de ambas habitaciones y la ausencia de puertas, y no hace ningún esfuerzo por disimular su incomodidad al respecto, preguntando si él y sus amigos son decentes. Stella aclara que son hombres distintos a aquellos con los que salían en Belle Rêve, pero describe lo que siente por Stanley, evidenciando estar desesperadamente enamorada de él.

Blanche trae a colación el tema de la plantación familiar, Belle Rêve. Inmediatamente se muestra a la defensiva, mientras describe cuán duro tuvo que trabajar para intentar salvar la plantación mientras que Stella la abandonó para venirse a vivir su propia vida a Nueva Orleans. Cuenta que Belle Rêve se perdió, luego de que una larga serie de fallecimientos en la familia se llevara todo el dinero, mientras que hacer de enfermera de los seres queridos convalecientes fue destruyendo su psiquis. Stella se frustra por la noticia y por el modo en que Blanche le grita, y se va al baño a llorar.

Stanley entra al departamento con Mitch y Steve. Blanche se presenta ante Stanley, quien no sabía que ella iba a venir. Él le hace preguntas sobre sus planes mientras se quita la remera transpirada y toma un trago. En la escena se revela que Blanche es profesora de literatura y que estuvo casada cuando era más joven, pero el muchacho murió. La rememoración le provoca mareos. La música es cada vez más fuerte y ella se levanta de un salto tapándose los oídos.

Análisis

Desde la llegada de la protagonista, Blanche Du Bois, a la escena, la obra instala un primer contraste relacionado al tema de las diferencias sociales o de clase. Vestida como para un cóctel y exageradamente incrédula, la didascalia indica que Blanche no armoniza, en absoluto, con el lugar. Ni sus gestos ni su vestuario ni su modo de hablar tienen algo que ver con la atmósfera en la que viven los Kowalski, esta casa compartida situada en un barrio humilde de Nueva Orleans. La ubicación geográfica de la trama tiene relevancia, en tanto el sitio es una de las sedes del nuevo mundo social que emerge a partir de la Segunda Guerra Mundial, donde convergen obreros y comerciantes, y donde los hombres (en muchos casos, ex combatientes) pasan noches bebiendo en bares o jugando a los bolos o al póker. Uno de esos hombres es Stanley, el gran antagonista de esta obra. Es el marido de Stella, quien le advierte a su hermana que se llevará bien con él "siempre que no trates de... bueno, de compararlo con los hombres con quienes salíamos en Belle Rêve" (p.35). Stella está muy al tanto de que su vida actual nada tiene que ver con el universo en el cual ellas, las hermanas Du Bois, se criaron: la familia Du Bois pertenece a uno de los últimos vestigios de una aristocracia en extinción. Representativo de un proceso histórico y social en los Estados Unidos de posguerra, el tema de las diferencias sociales será en cierto modo la base de los conflictos principales de la obra. Sin embargo, en esta primera escena, el tema sólo aparecerá en la imagen inicial de esta muchacha sorprendida por el entorno en que su hermana vive hace años, y en la posterior conversación que ambas tienen al respecto.

La primera aparición de Blanche Du Bois, entonces, instala una primera imagen de conflicto. Sin embargo, lo problemático no yace simplemente en un contraste entre Blanche y el lugar al que ha llegado, sino que ya en su primer parlamento el personaje mismo se evidencia como una mujer confundida, desorientada: “Me dijeron que tomara un tranvía llamado Deseo, que trasbordara a otro llamado Cementerio y que viajara seis cuadras y bajase en los Campos Elíseos” (p.26). Como hemos mencionado, a Blanche, criada en la aristocracia de su mansión en Belle Rêve, la casa de su hermana le produce decepción, ya que el barrio es pobre y la vivienda, compartida: ya sabe que no gozará de mucha intimidad. Pero el parlamento inicial de Blanche deja entrever que no se trata simplemente de una mujer rica que visita a su hermana, ahora pobre. Porque desde esta primera línea se evidencia que esta visita de Blanche no responde, del todo, a su propia voluntad: “Me dijeron que tomara…”. Alguna entidad desconocida le dijo que tomara el tranvía llamado Deseo. La primera frase de Blanche presenta indicios acerca del pasado misterioso de la protagonista y, aunque apenas mencionados, asuntos que serán fundamentales en la obra: el deseo como un medio de transporte que conecta con la muerte. Sus gestos también presagian lo que más adelante se sabrá con detalle. Blanche está perdida; su vida se cae a pedazos y no tiene ningún otro lugar a donde ir. Solo la desesperación y la falta de otras opciones la condujeron a los Campos Elíseos, un lugar mucho menos celestial que lo que su nombre había hecho imaginar a Blanche. Más adelante sabremos que Blanche, durante su vida adulta, anduvo en dos metafóricos tranvías llamados Deseo y Cementerios: ambos temas, el deseo y la muerte, se mantendrán a la par constantemente a lo largo de la obra.

La confusión respecto a los “Campos Elíseos” constituye la primera ironía de la pieza: Blanche se dejó ilusionar por el nombre, similar al de la avenida parisina (ciudad que simbolizaba, en la época, el glamour y la elegancia), y la realidad del lugar al que llega la desilusiona por completo. El conflicto entre la ilusión y la realidad es otro de los temas más importantes de la obra, y empezará a cobrar protagonismo a partir de la segunda escena. Por ahora, ese conflicto o dicotomía aparece en relación al tema de las apariencias: lo que Blanche hace en privado versus lo que dice o muestra. En la primera escena, ella muestra un vínculo particular con el alcohol que ilustra el carácter de este personaje en cuanto al tema mencionado: lo primero que hace Blanche en la casa, en los instantes que queda sola, es tomarse un trago de whisky y esconder la botella. Luego, cuando su hermana llega, Blanche simula buscar el licor en la casa para servir un trago de festejo. Beben, y cuando Stella le ofrece otro trago, Blanche responde "No, uno es mi máximo" (p.33). La frase configura una ironía dramática: el público es cómplice de la pequeña mentira de Blanche, ya que la ha visto beber cuando estaba sola. No así Stella, quien debe presenciar toda la simulación que monta su hermana, cuyo final es ceder, como de mala gana, a tomar un trago más. Poco después, ya sin Stella, la ironía se repite: Stanley llega y le ofrece un trago y Blanche, sin más testigos que el público, responde: "No... yo... rara vez toco el licor" (p.41).

Blanche es una simuladora y necesita tener el control de lo que los demás ven de ella, principalmente porque, como sabremos más adelante, tiene varios secretos que precisa disfrazar. Cuando Stella intenta mirar a su hermana, Blanche se da vuelta, pidiendo no ser mirada hasta haberse bañado. Ruega, también, que apague la fuerte luz. Los elementos de higiene y la relación luz/oscuridad aparecerán reiteradas veces a lo largo de la obra. Blanche insiste en darse largos baños de inmersión y mantener las luces bajas. Lo primero debe leerse como una obsesión por purificarse y limpiar aquello que, sabremos, ella siente “manchado”; lo segundo, con mantener cierto velo entre ella (en este caso, su aspecto bajo la luz) y quien la mira. También debe entenderse el rechazo de Blanche a las luces fuertes como un terror a que se descubra la verdad, a que alguien “eche luz” sobre sus secretos, sobre su pasado. Ambos elementos, en cualquier caso, irán estableciendo su significación a lo largo de la obra.

Otro de los elementos de significación simbólica a los que es importante atender es aquel gesto con el cual se presenta el personaje de Stanley Kowalski: arroja un paquete de carne sangrienta a su mujer. El elemento no solo ilustra el carácter de Stanley (él es tan bestial, animal y crudo como ese pedazo de carne roja), sino también grafica, de un modo eficaz, el tipo de relación que guardan entre sí los miembros del matrimonio. Stella, como admitirá después frente a su hermana, siente una extrema debilidad por él, una atracción apasionada, con la desesperación de lo animal. Por su parte, Stanley se permite abusar física y verbalmente de su esposa (ese trozo de carne chorreando sangre va acompañado de gritos). La relación entre ellos no parece mediada por ningún elemento por fuera de lo puramente instintivo. Cuando Stella le cuenta a su hermana el tipo de atracción que siente por Stanley, dice que no puede soportar estar lejos de él, de modo que se desespera cuando él viaja y afirma: "cuando regresa, lloro sobre sus rodillas como una criatura" (p.36). La comparación que elige Stella para describir su emoción es significativa: frente a él, ella adquiere la fragilidad y la entrega de una niña. Aunque Stella tiene cierto carácter, él es su debilidad, frente a él ella es una criatura, y la relación que hay entre ellos responde básicamente a emociones primarias, instintivas e infantiles (es importante recordar que Stanley, hombre fuerte y viril, llorará más adelante gritando el nombre de su mujer, como un niño el de su madre).

En esta obra, una buena parte del componente dramático reside en el pasado, en la historia de los personajes previa al comienzo del primer acto. La primera información que se da en relación a esto yace en el extenso descargo de Blanche ante su hermana sobre el asunto de Belle Rêve y lo sucedido durante los años en que Stella estuvo ausente. La pérdida de Belle Rêve sienta las bases que darán pie a la mayoría de los conflictos. El relato aporta, a su vez, algunas pistas sobre los secretos de Blanche, ya que su actitud extremadamente defensiva puede resultar un indicio de que haya en el pasado algo más importante, más grave, que lo que está eligiendo contar en el momento.

Por otro lado, en relación a la propiedad familiar, es importante detenerse en el nombre. "Belle Rêve" significa, en francés, "bello sueño", lo cual porta un significante simbólico en relación con la trama y con el tema de las diferencias sociales o de clase. Las hermanas Du Bois pertenecen a una familia aristocrática que ha caído en desgracia: el "bello sueño" afrancesado en que la familia vivió se ha desvanecido, como una ilusión.

Recordemos que Williams sitúa la obra en un momento histórico significativo: después de la Segunda Guerra Mundial, en un barrio obrero de Nueva Orléans, es decir, lejos en tiempo y espacio del esplendor de la sociedad aristocrática del sur de los Estados Unidos, de donde provienen las hermanas Du Bois. Mientras que Stella se ha desligado de la familia hace tiempo, Blanche encarna, en esta obra, el devenir decadente de esa sociedad sureña ya sin dinero pero que mantiene cierta cultura y arrogancia aristocrática hasta el momento de su desintegración. Es relevante esta diferenciación simbólica entre las hermanas. Justamente, Blanche le reprocha a su hermana que todo el peso de la tragedia familiar cayó sobre sus hombros. De algún modo, como se comprueba hacia el final de la obra, eso diferenció sus destinos: Stella se ha librado del devenir familiar, mientras que Blanche lo encarna completamente. El trayecto de Blanche en la obra puede leerse como una alegoría del proceso de decadencia de las aristocracias en el siglo XX (Ver más en la sección "Símbolos, Alegoría y Motivos" en esta misma guía).

Luego de la conversación entre las hermanas tiene lugar el primer encuentro entre los que serán los grandes antagonistas de la obra. Los personajes de Stanley y de Blanche, aunque aún no han inaugurado una enemistad, ya en esta escena se presentan como polos opuestos. Él se muestra bruto, tosco, primitivo. Ella, delicada, culta, elegante. Él es directo y ella siempre rodea los asuntos. Ella es profesora de literatura (lo cual ilustra que su imaginación se nutre de la ficción y la poesía), mientras que Stanley dice haber sido mal alumno en esa asignatura, lo que evidencia cierto rechazo a un universo que excede lo real. Sus modos de ver y conducirse en el mundo son opuestos y, en relación a eso, este primer encuentro provee muchos ingredientes que luego se llevarán al extremo y conducirán al trágico final.

Stanley no evidencia ningún pudor a la hora de mostrar su torso desnudo ante la cuñada que acaba de conocer. Por otro lado, logra aturdir y perturbar a Blanche con sus preguntas inquisitivas, hasta lograr marearla cuando se toca el tema de su marido fallecido. Aquí asoma, brevemente, otra información relevante sobre el pasado de la protagonista: su marido ha muerto y el mero recuerdo de esto la desestabiliza. La música, indicada en las didascalias por el autor, colabora a ilustrar el caos interno que sofoca a Blanche cuando rememora. Para el cierre de la escena, suena por primera vez la "Varsoviana". Más adelante se sabrá que esa era la canción que sonaba la noche que Allan, el marido de Blanche, murió.

Por último, descrito ya el espacio en tanto ubicación geográfica, es importante detenerse también en la descripción del espacio escénico, puesto que será el mismo durante toda la obra e interferirá, en muchas ocasiones, en la trama. Gracias a las paredes transparentes (de gasa), tenemos acceso al exterior de la casa de los Kowalski, como también a las dos habitaciones. La claustrofobia de Blanche, ya presente en la primera escena (tendrá que convivir con Stanley en una casa donde la privacidad no parece posible), irá aumentando a lo largo de la obra al compás de la intensidad de las emociones que la irán sofocando cada vez más. El mundo exterior invade regularmente el interior de la casa, ya sea por las visitas de Mitch o Eunice o las ocasionales noches de póker, como por extraños que llegan a la puerta. Estas presencias del exterior pueden entenderse, en términos violentos, como penetraciones del mundo en la intimidad. Ese conflicto o puja entre dos fuerzas (mundo interior o fantasía - mundo exterior o realidad) presentan un conflicto cada vez más arduo para Blanche, que la conducirá a un trágico final.

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