El semáforo (Imagen visual)
En el segmento inicial del relato, cuando el protagonista no logra avanzar en absoluto, el texto transmite la ansiedad, el apuro y la impotencia del personaje a los lectores a través de la creación sostenida de imágenes visuales que remiten al color rojo del semáforo. Así, la segunda frase de "Como la vida misma" es: "Semáforo en rojo, un rojo inconfundible" (633). Más adelante, leemos "¡Rojjjjjjjjjjo! (bramido soterrado). ¡Rojo de nuevo! No es posible" (633), y "el semáforo sigue en rojo" (633), de manera tal que la coloración domina toda la secuencia inicial del relato. Esto refuerza la inmovilidad del protagonista, atrapado en el atasco.
El café (Imagen gustativa)
Para presentar cómo se manifiesta la tensión del protagonista en su cuerpo, el relato dice que tiene la mandíbula muy apretada, y que entre sus dientes "permanece aún, apresado, el sabor del café matinal" (633). Esta imagen gustativa introduce a los lectores en la interioridad del personaje, y esta inmersión es fundamental a lo largo del relato, ya que uno de los recursos textuales para transmitir la ansiedad que sufre el protagonista a la experiencia de los lectores es, precisamente, hacernos sentir que percibimos de manera directa sus pensamientos, sentimientos y emociones.
La bocina (Imagen auditiva)
Las bocinas también caracterizan la situación del atasco. En un momento, cuando los conductores no logran avanzar para nada, el protagonista escucha que alguien desde atrás pita sin cesar, reclamándole que avance, aunque esto resulta imposible: "Pip, piiiiiiip. Dale al pito así te electrocutes (ya gritando)" (634). La imagen auditiva transmite que el sonido de la bocina es constante y potencia el barullo estresante de la escena con los gritos del protagonista.