Resumen
A las nueve menos cuarto de la mañana, un hombre conduce su automóvil por una vía de alguna ciudad contemporánea de la que no sabemos el nombre. Se encuentra atascado en una congestión del tránsito. El semáforo está en rojo, no puede avanzar, y se da cuenta de que llegará tarde. Esto lo pone muy nervioso; tiene la mandíbula tan tensa que todavía guarda en la boca el sabor del café que ha desayunado. Mira a los otros conductores y siente rabia. Cree que hay unos doscientos mil vehículos en el mismo atasco. Algunos carros están demasiado cerca del suyo.
Cuando el semáforo se pone en verde, los que están delante tardan en reaccionar y no avanzan. Esto le genera mucha rabia al protagonista. Piensa que son unos imbéciles, y se dice a sí mismo que es el único con prisa. Para él, los demás parecen estar paseando. De hecho, llega a pensar que doscientos mil coches han salido a pasear en el mismo horario apenas para molestarlo.
El semáforo se pone en rojo de nuevo. Son las nueve menos diez. El protagonista está seguro de que no llegará a tiempo esa mañana. El hombre en el coche de al lado lo mira con rencor porque el protagonista no ha avanzado mientras el semáforo estaba en verde. Para él, es evidente que la culpa la tienen los conductores que van por delante, que no han avanzado a tiempo. En ese momento, se siente embargado por un mal presentimiento. Anticipa que algo catastrófico sucederá: llegará tarde.
Análisis
"Como la vida misma" es un relato breve que presenta, a través de una situación cotidiana, una crítica social a las dinámicas de la vida contemporánea en las ciudades. Por estar detenido en un atasco del tránsito, el protagonista se ve tomado por la ansiedad, por lo que tiene un comportamiento agresivo, competitivo y exagerado. Aquí, el protagonista funciona como ejemplo de una situación generalizada: todos los conductores a su alrededor están afectados de la misma manera. Es así que las relaciones sociales de solidaridad se vuelven imposibles, y los individuos se piensan como enemigos.
A pesar de que todos los conductores en el atasco están dominados por los nervios y la ansiedad, y que todos están apurados por llegar a algún lugar, el protagonista se percibe a sí mismo como un individuo excepcional. Entonces, cree que él es el único con una responsabilidad importante esa mañana, y que todos los demás han salido a pasear para molestarlo. Esta expresión narcisista también forma parte de la crítica social propuesta por el relato: el individualismo hace que las personas solo puedan percibirse a sí mismas y a sus propias circunstancias en vez de pensar en términos colectivos.
Este relato es muy poderoso porque no solo describe la ansiedad del protagonista, sino que también logra transmitirla con éxito a los lectores. Para ello usa diferentes recursos. En primer lugar, combina la segunda y la primera personas para narrar. El uso de la primera persona nos sumerge en la interioridad del personaje, y se crea la sensación de que leemos directamente sus pensamientos, sentimientos, opiniones y reflexiones. La segunda persona sirve para mostrar al personaje con cierta distancia, desde afuera. Y así notamos su gestualidad, los movimientos de su cuerpo nervioso, irritable y acelerado. La narración en segunda persona, a su vez, ridiculiza al personaje en ciertas ocasiones para mostrar que se comporta de manera exagerada y narcisista.
Otro recurso del relato para transmitir la temporalidad acelerada del relato, la sensación de apuro por llegar a tiempo, es la repetición del horario a lo largo del texto, junto con la repetición del pensamiento recurrente del protagonista "hoy no llego" (633). "Como la vida misma" comienza, precisamente, con la hora: "Las nueve menos cuarto de la mañana" (633), y más adelante insiste con el paso del tiempo, como si cada minuto contara: "Las nueve menos trece, hoy no llego" (633), "Las nueve menos diez. Hoy desde luego que no llego-o-o-o…" (633), "Hoy no llego" (633), "Las nueve menos cinco" (634).
Finalmente, un recurso que potencia este efecto y, al mismo tiempo, le da características dramáticas y cinematográficas al relato es la creación sostenida de imágenes visuales en torno al semáforo en rojo, es decir, la señal de tránsito que indica la imposibilidad de avanzar. La segunda frase del relato es "Semáforo en rojo, un rojo inconfundible" (633), y seguidamente se repite en varias ocasiones la referencia. De este modo, los lectores sentimos que la escena está inundada por una luminosidad rojiza, como si esa señal que le impide avanzar al protagonista lo dominara todo.