Como la vida misma

Como la vida misma Ironía

El protagonista se queja de lo agresiva que está la gente que lo rodea (Ironía situacional)

El relato culmina con una gran ironía. En la frase final, el protagonista reflexiona: "... te dices con filosófica tristeza, con genuino asombro: hay que ver lo agresiva que está la gente, no lo entiendo" (636). No obstante, él mismo ha sido un ejemplo claro del comportamiento agresivo, naturalizado en las sociedades urbanas contemporáneas, pocos minutos antes. Esta frase final del protagonista está introducida por un comentario en segunda persona de la voz narradora que sostiene que el personaje siente tristeza y asombro. Así, la ironía se potencia por el uso combinado de la primera y la segunda personas narrativas. Resulta ridículo y absurdo que el personaje pueda indignarse por la agresividad ajena, y eso solo es posible porque se trata de una figura individualista, que parece incapacitado para ver un poco más allá de sus circunstancias propias e inmediatas.