Como la vida misma

Como la vida misma Símbolos, Alegoría y Motivos

El atasco (Alegoría)

Como sugiere el título, es posibile pensar que el atasco y, de manera general, todo este relato, es una alegoría de la vida humana, en particular, aquella que transcurre en las grandes ciudades contemporáneas. El protagonista, en su carácter de conductor detenido en una congestión del tránsito, representa a los ciudadanos que se ven sumidos en el individualismo, la agresividad y la competitividad debido a la dinámica acelerada de la vida urbana, a la superpoblación, a la alta tecnologización de la vida cotidiana y a las exigencias del capitalismo. Asimismo, la alegoría expone la contaminación del ambiente y la ruptura de los lazos de solidaridad entre las personas. De esta manera, la autora propone una potente crítica social. El texto pone el foco en una situación micro y cotidiana, pero la desnaturaliza y la ridiculiza. Así, los lectores percibimos cuán poco saludable y dañina es la dinámica dominada por la ansiedad y la agresividad, que se ha vuelto común y corriente en las grandes ciudades.

El chico del Vespino (Símbolo)

El joven que se transporta en una motocicleta pequeña y liviana representa a los individuos y sectores sociales que se distinguen de la mayoría y, por lo tanto, gozan de mayor libertad. Este chico logra avanzar, al menos en algunos tramos del atasco, con mayor libertad y facilidad que los conductores de automóviles, precisamente porque su vehículo es diferente.

La anciana (Símbolo)

Cuando el atasco se descongestiona, el protagonista comienza a avanzar frenéticamente. En eso, se cruza con una anciana que atraviesa la calle. Esta mujer simboliza a los miembros y sectores sociales más frágiles y vulnerables, que tienen menos recursos o menos poder, por el motivo que sea. En un sistema dominado por la ansiedad, la agresividad, el individualismo y la competitividad, estos sectores son potenciales víctimas, como puede verse en el relato: el protagonista, aunque ve a la anciana atravesar la calle, está embriagado por la velocidad; solo se preocupa por avanzar más y más rápido, por lo que no detiene su coche, y la esquiva apenas por unos milímetros.