Don Quijote de la Mancha (Primera parte)

Don Quijote de la Mancha (Primera parte) Imágenes

El perfume de Dulcinea

Don Quijote recurre a imágenes sensoriales provenientes del entorno natural para describir el aroma delicado que imagina que tiene Dulcinea: "yo sé bien a lo que huele aquella rosa entre espinas, aquel lirio del campo, aquel ámbar desleído" (p. 226). Las metáforas remiten además a un pasaje del libro bíblico El Cantar de los Cantares: “Como un lirio entre los cardos es mi amada entre las jóvenes.” (Ct. 2: 2).

Los árboles susurrantes

La descripción del ruido que hace el viento pasando entre las hojas de unos árboles crea una atmósfera atemorizante para don Quijote y Sancho Panza que se encuentran en un bosque en el medio de la noche:

Era la noche, como se ha dicho, oscura, y ellos acertaron a entrar entre unos árboles altos, cuyas hojas, movidas del blando viento, hacían un temeroso y manso ruido, de manera que la soledad, el sitio, la oscuridad, el ruido del agua con el susurro de las hojas, todo causaba horror y espanto, y más cuando vieron que ni los golpes cesaban ni el viento dormía ni la mañana llegaba, añadiéndose a todo esto el ignorar el lugar donde se hallaban. (p. 129)

El huerto cerrado

Lotario, uno de los protagonistas de la novela intercalada del Curioso impertinente, compara a las mujeres con un jardín que debe ser resguardado, para advertir a su amigo Anselmo sobre los peligros que supone la prueba a la que quiere someter a su esposa Camila:Hase de guardar y estimar la mujer buena como se guarda y estima un hermoso jardín que está lleno de flores y rosas, cuyo dueño no consiente que nadie le pasee ni manosee: basta que desde lejos y por entre las verjas de hierro gocen de su fragrancia y hermosura.” (p. 243). La imagen del huerto cerrado tradicionalmente se utiliza para aludir a la castidad de las mujeres. Esta imagen se inspira en un pasaje del libro El Cantar de los Cantares: "Eres un jardín cerrado hermana mía, novia mía; eres un jardín cerrado, una fuente sellada." (Ct. 4:12). La imagen también se utiliza frecuentemente como referencia alegórica a la Virgen María, a quien se compara, por su virginidad, con un huerto cerrado en el que se produce la vida.

La hiedra adherida al muro

La imagen de la hiedra adherida al muro se usa frecuentemente en la literatura para expresar la unión de los amantes. En este pasaje vemos que Luscinda la emplea para aludir a Cardenio, con quien se siente inseparablemente unida, pese a los esfuerzos de Fernando por apartarla: "Dejadme, señor don Fernando, por lo que debéis a ser quien sois, ya que por otro respeto no lo hagáis, dejadme llegar al muro de quien yo soy hiedra, al arrimo de quien no me han podido apartar vuestras importunaciones, vuestras amenazas, vuestras promesas ni vuestras dádivas" (p. 272). Podemos encontrar el uso de una imagen semejante por ejemplo en la poesía de Garcilaso de la Vega: "No hay corazón que baste, / aunque fuese de piedra, / viendo mi amada hiedra / de mí arrancada, en otro asida" (Églogas 1, vv. 133-136).

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