Resumen
Antes de comenzar la obra, el libro se inicia con textos preliminares que eran habituales en la época en que fue publicado. Entre estos textos se encuentra la tasa, es decir, el precio fijado para la venta del libro, y el testimonio de erratas, que habitualmente se llama “fe de erratas”, en el que el corrector certifica, en este caso, que el texto impreso coincide con el original. Luego aparece la autorización de su publicación. Esta licencia lleva por título “El rey”. Finalmente encontramos la dedicatoria, el prólogo y los versos laudatorios de la obra.
El libro está dedicado al duque de Béjar. En el prólogo, Cervantes comienza comparando a su libro con un hijo feo y a él mismo con el padre de éste, quien por el amor que le tiene se pone “una venda en los ojos” para no ver sus faltas. Luego se dirige al lector para decirle que su intención era darle su obra libre de todo ornamento.
Finalmente Cervantes recrea el momento en el que él estaba redactando este prólogo y, encontrándose dubitativo respecto de qué escribir, llega un amigo y le da consejos. En el diálogo, Cervantes le comunica a éste su preocupación con respecto al libro, el cual no tiene acotaciones en el margen ni anotaciones al final, como suelen tener otros, que están llenos de sentencias filosóficas en los márgenes. Además, dice que su libro carece de los sonetos escritos por personas célebres que otros libros suelen tener al comienzo.
El amigo le aconseja que invente él mismo los poemas y luego se los atribuya a poetas famosos. En cuanto a las notas marginales, le aconseja introducir algunas sentencias filosóficas que él conozca, relacionadas con los temas tratados, y que luego en el margen cite a los filósofos o a quienes las hayan dicho. Para las anotaciones finales propone que mencione en la novela personajes famosos o espacios geográficos conocidos, así, al final, puede incluir las notas que aporten información sobre ellos.
Finalmente le dice que por sus características, el libro no necesita las citas de grandes autores, porque su novela es una invectiva contra los libros de caballerías, y este es un tema del que ellos nunca hablaron. Cervantes aprueba todas las ideas y decide presentar con ese mismo diálogo la historia del famoso hidalgo y de su escudero. Finalmente se presentan los versos preliminares. Se trata de poemas compuestos por Cervantes. Los poemas elogian al libro Don Quijote o a sus protagonistas, y están atribuidos a personajes famosos de los libros de caballerías.
Análisis
El duque de Béjar, a quien Cervantes le dedica la obra, era en ese entonces Don Alonso López de Zúñiga y Sotomayor, cuyo ducado duró entre 1601 y 1619. Fue mecenas de varios escritores y otras obras de la época están dedicadas a él.
El prólogo está dirigido a un “desocupado lector”. Con ese epíteto Cervantes posiblemente se refiere al momento de ocio en que tiene lugar la lectura. A continuación, presenta su novela usando el tópico denominado “falsa modestia”: se muestra modesto respecto a las cualidades de la novela y de las suyas propias en calidad de autor. Cervantes se compara con un padre cuyo hijo es la novela que engendró.
También describe las condiciones adversas en que fue concebida la obra, acusando en parte a ello las supuestas faltas que contiene. Dice que la novela “se engendró en una cárcel” (p. 13). Es aceptada mayormente la opinión de los comentadores que indica que Don Quijote fue concebido por Cervantes cuando él estuvo en la cárcel de Sevilla en 1597. Luego Cervantes dice que más que “padre” de la obra es “padrastro” (p. 13). Esta metáfora juega con la idea ficticia de que quien escribió la obra fue Cide Hamete Benengeli, como se verá en el capítulo 9.
A continuación introduce un diálogo con un amigo, en el que recrea la escena de escritura del prólogo. En este diálogo se hace explícita la intención, real o aparente, de la novela, puesta en boca de su amigo: “Cuanto más que, si bien caigo en la cuenta, este vuestro libro no tiene necesidad de ninguna cosa de aquellas que vos decís que le falta, porque todo él es una invectiva contra los libros de caballerías” (p. 16). Es decir, se trata de una novela que se proclama en contra de los libros de caballerías y, como dice más adelante, se propone “deshacer la autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen los libros de caballerías” (p. 16).
Luego del prólogo se presentan diez poemas laudatorios. El primero de ellos está atribuido a Uganda la desconocida, una sabia encantadora, personaje de uno de los más famosos libros de caballerías, Amadís de Gaula. El siguiente está atribuido a Amadís de Gaula, el protagonista de aquel libro. El tercero, a Don Belianís, quien es el protagonista de otro libro de caballerías: Belianís de Grecia. En cuarto lugar se presenta un soneto de Oriana, la amada de Amadís, dirigido a Dulcinea, la amada de don Quijote. Luego, uno de Gandalín, el escudero de Amadís, dirigido a su vez al escudero de don Quijote, Sancho Panza. El sexto poema es de “Donoso, poeta entreverado”, cuya identidad no es del todo clara. El siguiente es del caballero protagonista de un poema épico italiano famoso, Orlando Furioso. A continuación aparece el soneto de otro caballero muy conocido en la época, el caballero del Febo, protagonista del libro Espejo de príncipes y caballeros.
Finalmente, el último soneto tiene la forma de un diálogo. Se trata de una conversación entre dos animales: Babieca, el legendario caballo que acompaña a Rodrigo Díaz de Vivar en el Cantar de mio Cid, y Rocinante, el caballo de don Quijote. En su conjunto, todos estos poemas parodian la costumbre contemporánea a la publicación de Don Quijote de incluir poemas laudatorios a la obra entre los textos preliminares.