Genero
Tratado filosófico (diálogo socrático)
Configuración y Contexto
Antigua Grecia. Atenas, alrededor del 385 a.C.
Narrador y Punto de Vista
El diálogo nos llega por boca de Apolodoro, quien cumple el rol del narrador. Sin embargo, él solo reproduce lo que le contó Aristodemo, participante del banquete y quien ofrece su punto de vista.
Tono y Estado de Ánimo
El 'Banquete' intercala diálogos donde predomina un tono serio, como “El discurso de Diotima”, con otros donde predomina un tono cómico, como “El discurso de Alcibíades”. El objetivo de este tono variable es el de presentar asuntos de gran importancia filosófica de un modo didáctico y entretenido.
Protagonista y Antagonista
El protagonista y la figura principal del relato es Sócrates. En cuanto al antagonista, podría pensarse a Alcibíades en estos términos, ya que se enfrenta a Sócrates e intenta dificultar su vínculo con Agatón. Sin embargo, cabe señalar que, al encontrarnos ante un tratado filosófico, se hace difícil pensar personajes que se adecúen completamente a esta función literaria.
Conflicto Principal
Más que un conflicto, el 'Banquete' gira en torno a las dificultades y a la necesidad de definir la naturaleza de Eros, así como a la función social del amor y las relaciones virtuosas entre los enamorados.
Climax
El clímax de la obra se produce en el discurso de Diotima, cuando establece la escalera del amor que todo iniciado debe recorrer para alcanzar la contemplación de la Forma o Idea de belleza.
Presagio
Si bien el discurso de Diotima, que es retomado por Sócrates, se termina posicionando como el único verdadero respecto al tema de Eros, el amor y las relaciones amorosas, todos los discursos precedentes anticipan, aunque parcial e imperfectamente, varios de los elementos presentes en él: Fedro anticipa la importancia de la virtud en relación al amor; Pausanias, la cuestión de las leyes y las buenas costumbres; Erixímaco, la universalidad del amor; Aristófanes, el anhelo de totalidad que subordina al deseo.
Atenuación
N/A
Alusiones
El 'Banquete' presenta varias alusiones a la mitología y la religión griegas. Entre ellas, reparamos en las utilizadas por Fedro en su discurso: el mito de Alcestis, el de Orfeo y un fragmento de la 'Ilíada', de Homero.
En el mito de Alcestis, la joven se sacrifica por amor para salvar a su esposo Admeto. La diosa Artemisa decide asesinar a Admeto como castigo por no haber hecho sacrificios en su nombre. Sin embargo, Apolo se compadece de la pareja y consigue salvarlo si alguien ocupa su lugar. Alcestis accede y muere, pero los dioses, conmovidos por su coraje, la traen de vuelta a la vida.
El mito de Orfeo cuenta la historia del bello músico y su esposa Eurídice, quien muere en la noche de bodas al ser mordida por una serpiente venenosa. Orfeo desciende al inframundo para recuperarla, pero no respeta las reglas que los dioses le imponen para volver con ella al mundo de los vivos. Por esta razón la termina perdiendo para siempre.
En la 'Ilíada', Aquiles decide vengar a Patroclo, su amado amigo, asesinando al culpable de su muerte. Aquiles es consciente de que está escrito en su destino morir si venga a Patroclo, pero lo hace de todas maneras. Por este motivo, muere desangrado luego de que una flecha le traspase el talón, su único punto débil.
Imágenes
Ver sección “Imágenes”.
Paradoja
Cuando todos los comensales se encuentran en la casa de Agatón, Fedro elabora una paradoja que se presenta como puntapié para iniciar el círculo de alabanzas a Eros: “¿No es extraño Erixímaco, que, mientras algunos otros dioses tienen himnos y peanes compuestos por los poetas, a Eros, en cambio, que es un dios tan antiguo y tan importante, ni siquiera uno solo de los tantos poetas que han existido le haya compuesto jamás encomio alguno?” (703. Línea 177a). A Fedro le resulta paradójico que Eros, siendo uno de los dioses más dignos de alabanzas, no tenga prácticamente ninguna.
Paralelismo
El 'Banquete' presenta un paralelismo entre el propio Sócrates y Eros, tal cual se describe en el discurso de Diotima. Al igual que Sócrates, Eros se presenta como “un filósofo cuya posición se encuentra a medio camino entre la sabiduría y la ignorancia, puesto que no sólo carece de sabiduría, sino que es consciente de ello” (Kahn, 2010: 276). Más aún, ni Eros ni Sócrates son bellos, lo cual les permite desear la belleza.
Metonimia y Sinecdoque
Cuando llega el momento de que Sócrates hable, este advierte que no realizará un homenaje a Eros similar a los que lo precedieron: “La lengua lo prometió, pero no el corazón” (732. Línea 199a). Esta expresión presenta dos sinécdoques de la parte por el todo: Sócrates designa a partes específicas de su cuerpo como las responsables de su decisión de no respetar la promesa.
Personificación
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