Jerome intenta que Manfred se olvide de Isabella fingiendo que ella y Theodore están enamorados, pero al hacerlo incita a que Manfred quiera ejectuar a su propio hijo (Ironía situacional)
Jerome finge ante Manfred que Theodore e Isabella tienen un vínculo romántico con la intención de hacerlo desistir de casarse con Isabella. Irónicamente, esto produce que Manfred quiera ejectuar a Theodore. Esto se vuelve más irónico cuando descubrimos que Theodore es hijo de Jerome. Otro nivel de ironía es que las acciones de Jerome conducirán más tarde a la muerte de Matilda, porque Manfred la confunde con Isabella y la asesina, enfurecido ante la idea que se hubiera reunido con Theodore.
La confusión sobre las identidades de los personajes (Ironía dramática)
Theodore jura luchar contra el Caballero que oculta su rostro para defender a Isabella, pero acaba hiriendo a su padre. Manfred asesina a su propia hija al final de la novela porque cree que es Isabella. El lector puede intuir que esto va a ocurrir debido a los celos de Manfred por la supuesta relación entre Isabella y Theodore; en cambio, Matilda, Theodore e Isabella no imaginaban que esto ocurriría. De esta manera, la confusión sobre las identidades provoca momentos de ironía dramática en la novela.
Matilda se enamora de quien va a destituir a su familia del castillo de Otranto (Ironía situacional)
Otro uso de la ironía es que Matilda se enamora de la misma persona que dará fin a la dinastía de Manfred sobre Otranto. Theodore suplantará a Manfred y a toda su familia, incluida Matilda, pero ella no puede evitar sus sentimientos. Esto hace que los acontecimientos de la historia se encaminen hacia la tragedia.
Manfred intenta divorciarse de Hippolita diciendo que están emparentados, pero lo quiere hacer para casarse con quien iba a ser su hija política (Ironía situacional)
La afirmación de Manfred de que él e Hippolita están emparentados, que esgrime como razón para el divorcio, es sumamente irónica, dado que no tiene reparos en perseguir designios incestuosos relacionados con Isabella, sin siquiera registrarlos como pecaminosos.