El cavador

El cavador Imágenes

El mar

En sintonía con la importancia que la autora da al espacio y al territorio, en este cuento varios elementos de la naturaleza ocupan un lugar central. El mar, en particular, es presentado y destacado a través de imágenes sensoriales. Desde el comienzo sabemos que el protagonista va a un pueblo costero, es decir, ubicado en la costa, a orillas del mar y apenas llega a la casona que ha alquilado leemos que "Oscurecía y, aunque no se veía el mar, podía escuchar las olas alcanzar la orilla" (77). Esta imagen auditiva da cuenta de cuán presente está el océano: aunque no es posible verlo, se escucha el sonido de sus olas. Más adelante, el protagonista demuestra interés en nadar y, cuando finalmente lo hace, el texto ofrece una imagen táctil, "El agua estaba fría" (80), con la que transmite la sensación del personaje al estar inmerso en él.

El pozo al desmoronarse

A pesar de su brevedad, y de tratarse de un cuento que no ofrece muchas descripciones, el narrador menciona dos veces que el pozo tiene aproximadamente un metro de diámetro, que es muy profundo y extremadamente oscuro. Además, cuando está tanteando sus paredes para ver si encuentra allí al cavador, que ha desaparecido, estas empiezan a caerse, y la oscuridad y profundidad del hoyo se expresan a través de imágenes sensoriales que combinan lo visual con lo auditivo: "Me aferré a los pastizales y, paralizado, oí el ruido de la tierra cayendo en la oscuridad" (80). Esto nos transmite, una vez más, la idea de que este pozo es peligroso, que simboliza la muerte y que parece conectado con el interior de la tierra en tanto que espacio infernal, hostil, atemorizante.