El peligro de la historia única

El peligro de la historia única Resumen

En El peligro de la historia única, Adichie presenta varias anécdotas de su pasado para explicar cómo ha desarrollado su voz literaria, y para advertir acerca de los peligros que conlleva la existencia de historias únicas, es decir, historias limitadas, que solo cuentan una parte de la realidad y, así, crean y refuerzan estereotipos. De acuerdo con la autora, las historias únicas son peligrosas porque deshumanizan a determinadas personas y les quitan la dignidad a ciertos pueblos y culturas.

Al comienzo, Chimamanda Adichie se presenta como narradora, o contadora de historias, y anuncia que va a relatar una serie de experiencias personales. La primera tiene que ver con los cuentos que lee de niña: historias británicas o estadounidenses cuyos personajes son siempre blancos, viven en lugares donde nieva y tienen costumbres típicas del hemisferio norte, como comer manzanas y beber cerveza de jengibre. El aspecto físico y los hábitos de estos personajes no se parece a la realidad que rodea a la autora. Como esas son las únicas historias que conoce, la pequeña Adichie internaliza la idea de que en la literatura no hay personajes ficcionales que se parezcan a ella misma ni a la realidad nigeriana. Su percepción cambia cuando comienza a leer libros escritos por autores africanos.

Luego se narra la historia de Fide, un muchacho que trabajaba como empleado doméstico en la casa de la familia Adichie, y al que durante algún tiempo ella solo pudo describir como un chico pobre, como si la pobreza fuera lo único que lo caracterizara y como si, por ser pobre, no pudiera ser creativo o inteligente. Enseguida, la narradora recuerda que en Estados Unidos compartió habitación con una chica que creía que África era apenas un lugar de guerras, hambre y enfermedades. En este punto, la autora asegura que esta historia única acerca de África es el producto de una tradición literaria: diferentes escritores, sobre todo europeos, han creado y reproducido una imagen negativa de los africanos desde el siglo XVI.

Adichie también realiza una autocrítica y comenta que, viviendo en Estados Unidos, internaliza una historia única sobre los mexicanos como inmigrantes ilegales y como personas abyectas. Se da cuenta de que ha incorporado una historia única llena de estereotipos al respecto cuando viaja a México por primera vez y se sorprende al ver a la gente trabajar, cocinar, ir al mercado y reír como cualquier persona en cualquier sitio. De inmediato, se avergüenza por haber creído en la historia única creada por los medios de comunicación estadounidenses.

A partir de estos ejemplos, la autora sostiene que las historias únicas están relacionadas con el poder, que simplifican la realidad y crean estereotipos. Así, tienen una consecuencia peligrosa, ya que le quitan dignidad a determinadas personas y a determinados pueblos, y reproducen desigualdades entre las culturas más poderosas y las culturas marginalizadas. Para combatir este peligro, es necesario crear, contar y visibilizar historias múltiples y diversas. Con el propósito de desarmar la historia única sobre Nigeria como un país precario, Adichie menciona ejemplos de personas nigerianas talentosas, valientes, ambiciosas y creativas.

Antes de terminar su conferencia, la narradora explica que ha fundado una organización sin fines de lucro para estimular la lectura, la escritura y la circulación de libros en Nigeria. En las últimas palabras del discurso, retoma una cita de la escritora Alice Walker para asegurar que rechazar la historia única es un modo de recuperar "una especie de paraíso" (29).