La letra escarlata es la novela más célebre del escritor norteamericano Nathaniel Hawthorne. Publicada en 1950, está ambientada en la Nueva Inglaterra de principios del siglo XVII. Fue publicada por primera vez, con dudas de parte de su autor, por la editorial Ticknor & Fields. Hawthorne creía que había partes del texto que tenían mucha fuerza, pero creía tamnién que, por los asuntos que trataba, no se haría popular.
La letra escarlata aborda temas como el pecado, la culpa, la hipocresía y la legalidad. Es uno de los primeros libros de la era de la masividad literaria en Estados Unidos. Recordemos que, por aquellos años, las encuadernaciones todavía se realizaban a mano y las tiradas eran poco numerosas. La novela de Hawthorne se publica en 2500 ejemplares mecanizados, un número considerable para aquellos años, y se agota en poco más de una semana. Esta popularidad sorprende a todos, inclusive al propio autor. Todavía ligada a Gran Bretaña en su formación cultural, la novela de Hawthorne ofrece un estilo, un lenguaje, un conjunto de personajes exclusivamente estadounidenses y, lo más importante, un dilema central propio de ese país.
La recepción en Salem es otra. La descripción de la ciudad, y más específicamente de la aduana y de su trabajo allí, en el prefacio, despierta rencores en la población del lugar. En el mismo año, para la segunda tirada, que es casi inmediata, Hawthorne asume en el prefacio las críticas de la gente de Salem que se sintió interpelada, pero, en lugar de rectificar el texto, enfatiza en este prólogo que no cambia ni cambiará una sola palabra del texto original.
La novela causa revuelo en general. Por un lado, la crítica más puritana, y no solo de los ciudadanos de Salem, es implacable. Se dice que Hawthorne no comprende la moral puritana o el remordimiento. Por otra parte, sin embargo, la obra es popular más allá de los círculos puritanos; la segunda tirada se vende con la misma rapidez que la primera, y las buenas críticas no tardan en llegar, inclusive de prestigiosos escritores como D.H.Lawrence y Henry James, que defienden con fervor La letra escarlata.