Todos en el pueblo hablan sobre la fortuna de Tom y Huck. Todo el mundo se convierte en buscadores de tesoros, niños y hombres. El periódico publica biografías de los muchachos. Su dinero es depositado en el banco para que gane interés, donde gana un dólar al día para cada niño. El juez Thatcher está muy orgulloso de Tom por salvar la vida de Becky, y cuando Becky le cuenta de la oportunidad en que Tom asumió su castigo en clase, él jura que va a tratar de ayudar a Tom a ingresar a la Academia Militar Nacional y a la escuela de leyes. Huck, pataleando y gritando, se convierte en un miembro de la sociedad de St. Petersburgo. Se muda a la casa de la viuda Douglas, donde sobrevive a tres semanas de vida adecuada antes de huir. Tom lo encuentra escondido en una barrica detrás del antiguo camal, y trata de llevarlo de regreso a la casa de la viuda. Huck dice:
"'No hables de eso, Tom. Ya he hecho la prueba y no marcha; no marcha, Tom. No es para mí; no estoy hecho a eso. La viuda es buena conmigo y cariñosa; pero no puedo aguantarla. Me hace levantar a la misma hora justa todas las mañanas; hace que me lave y me peine y cepille hasta sacarme chispas; no me deja dormir en el cobertizo de la leña; tengo que llevar esa condenada ropa que me estrangula, Tom; parece como que no deja entrar el aire, y es tan condenadamente fina que no puedo sentarme, ni tumbarme, ni echarme a rodar; hace ya... años, parece, que no me he dejado resbalar por la entrada de un sótano; tengo que ir a la iglesia, y sudar y sudar: ¡no resisto aquellos sermones! Allí no puedo cazar una mosca ni mascar tabaco, y todo el domingo tengo que llevar puestos los zapatos. La viuda come a toque de campana, se acuesta a toque de campana, se levanta a toque de campana... todo se hace con un orden tan atroz que no hay nadie que lo resista'". Capítulo 35, pág. 205
Seguimiento del Tema: Religion 10
Huck sigue quejándose sin cesar, pero Tom interviene y le dice que todavía van a ser ladrones, ricos o no. Sin embargo, para que Huck esté en la banda tiene que actuar en forma respetable, porque los ladrones son nobles. Huck acepta retornar si Tom promete dejarlo entrar a la pandilla. Tom decide celebrar la iniciación de su banda esa misma noche, en la que jurarán que se defenderán unos a otros. Ellos juran en un ataúd en una casa embrujada. Huck dice que esto suena mejor que ser un pirata, y dice que vivirá con la viuda para siempre, si llega a ser un ladrón.
Seguimiento del Tema: Imaginación 12
Aquí termina la historia de las aventuras de Tom: "Cuando uno escribe una novela sobre gente mayor, sabe exactamente dónde parar - es decir, con un matrimonio, pero cuando se escribe de menores, debe detenerse donde mejor pueda". Capítulo 35, pág. 208
Seguimiento del Tema: Creciendo 15