“Los gallinazos sin plumas” es el cuento que le da título al primer libro de relatos de Julio Ramón Ribeyro, publicado en Lima en 1955. El relato se convirtió en un hito que consolidó la presencia de Ribeyro en el panorama de la literatura peruana y latinoamericana.
La década de 1950 fue testigo del surgimiento de una nueva ola literaria en Latinoamérica que exploraba, a través de la narrativa, las transformaciones urbanas y los conflictos sociales. En el Perú, la denominada “Generación del 50” marcó un interés por la temática urbana y la representación de personajes marginales que habitaban las barriadas limeñas. Escritores como Enrique Congrains y Sebastián Salazar Bondy compartieron con Riberyo una preocupación por caracterizar a estos actores que emergían en los nuevos espacios urbanos.
La Lima de mediados del siglo XX sufrió profundas transformaciones. El proceso de urbanización se aceleró debido a la migración masiva de la sierra hacia la costa, impulsada, en parte, por la crisis agrícola. La capital peruana, que se convirtió en una urbe de medio millón de habitantes, experimentó un crecimiento desordenado, con la proliferación de barriadas marginales que contrastaban con la imagen de una ciudad moderna y próspera. Este panorama trajo consigo nuevas problemáticas sociales, como el aumento de la pobreza, la explotación, la miseria y la marginalidad.
Es en este contexto en el que se sitúa el relato de “Los gallinazos sin plumas”, que nos introduce en el entorno hostil de una Lima deshumanizante, en la que los personajes principales, los hermanos Efraín y Enrique, sufren la marginalidad a través de la miseria, la vulnerabilidad y la explotación infantil. En un sentido, “los gallinazos sin plumas” no solo alude a los dos hermanos “carroñeros” que intentan sobrevivir en los márgenes de la ciudad, sino también a todos los nietos despojados de su infancia y de su dignidad por un sistema político, social y económico que los rechaza y los ignora.
