Los gallinazos (Símbolo)
Los gallinazos funcionan en el relato como un nexo entre la animalización de Efraín y Enrique y el entorno inhumano en el que se desenvuelven. El título "Los gallinazos sin plumas", expresión con la que se alude a los niños que buscan restos de comida en los cubos de basura, refuerza la comparación e identificación de los protagonistas con estas aves carroñeras, comúnmente asociadas a lo putrefacto, lo sobrante y lo que ya no tiene uso. En este sentido, los gallinazos, cuyo hábitat natural es el muladar, simbolizan la marginalidad, y evidencian cómo los niños son tratados del mismo modo que los residuos que recolectan: como “desechos” de la sociedad.
Pascual, el cerdo (Símbolo)
El cerdo del relato simboliza la opresión que don Santos ejerce sobre sus nietos. A medida que crecen las necesidades alimenticias del animal, también aumenta la crueldad del anciano, quien convierte al cerdo en el centro de su existencia, anteponiéndolo al bienestar de Efraín, Enrique e, incluso, el suyo. El cerdo es descrito como un "monstruo insaciable" (9) y hace a don Santos cada vez más tirano.
El muladar (Símbolo)
El muladar representa en la historia el lugar de pertenencia de Efraín y Enrique. Simboliza la marginalidad, la pobreza y la degradación en la que sobrevivien los niños, que se sienten parte de la "extraña fauna"(10) del muladar, compuesta por perros, gallinazos y desechos repulsivos. Es allí donde Enrique encuentra un lugar que le permitirá liberarse de la tiranía de su abuelo y hallar algo para comer, aunque sea entre la basura.
Los cubos de basura (Símbolos)
Los cubos de basura son objetos que forman parte del paisaje ordinario de la ciudad moderna. En el relato, son recipientes que contienen aquello que la sociedad desecha, pero que los niños necesitan para subsistir y alimentar a Pascual. La exploración en los cubos de basura forma parte de la rutina de explotación laboral de Efraín y Enrique, y a veces se convierten en cajas de sorpresas que contienen objetos inservibles, pero que los niños coleccionan para sobrellevar la realidad hostil de su marginalización social. Es por esto que los cubos pueden funcionar como símbolos de la desigualdad social.