Efraín
Es uno de los dos nietos de don Santos, a los que este obliga a trabajar recolectando restos de comida de la basura para alimentar a su cerdo. Al inicio del cuento, trabaja junto a su hermano Enrique buscando alimento en los cubos de basura y después en el muladar, hasta que una herida en el pie se le infecta y lo deja inhabilitado para trabajar y agonizando de dolor.
Enrique
Es el otro nieto de don Santos, también forzado a trabajar. Tras la lesión de Efraín, se ve obligado a realizar el trabajo de ambos, mostrando un espíritu de protección hacia su hermano. Al final del cuento, se anima a rebelarse contra su abuelo.
Don Santos
Es el abuelo de Efraín y Enrique, caracterizado como un viejo ruin, déspota, indiferente, pobre y ávaro. Don Santos oprime y explota a sus nietos, obligándolos a trabajar arduamente para alimentar a su cerdo Pascual, con el objetivo de venderlo y obtener una ganancia económica. Su satisfacción aumenta a medida que el cerdo come más, así como también su exigencia para con sus nietos, a los que obliga a extender su búsqueda de restos de comida en el muladar. Pero cuando Efraín y Enrique se ven imposibilitados de realizar la tarea, su crueldad aumenta hasta amenazar y finalmente agredir físicamente a Efraín.
Pascual
Es el cerdo al cuidado de don Santos, al que se lo describe como un “monstruo insaciable”, y al que cada vez hay que darle más desperdicios para alimentarlo. Don Santos lo cría con afecto por su anhelo de venderlo al mejor precio. Cuando el cerdo deja tener comida, sus rugidos de hambre invaden la noche, perturbando el sueño de don Santos y sus nietos.
Pedro
Es un perro escuálido y sarnoso que Enrique encuentra en el muladar. Se convierte en una especie de mascota para los niños: el animal le lleva piedras a Efraín mientras este está postrado, y Enrique lo estruja fuerte contra su pecho cuando tiene miedo por la ira de su abuelo. Al final del cuento, Pedro se convierte en la víctima de la crueldad de don Santos, que lo mata para dárselo de comer a Pascual. Esto provoca la furia de Enrique, quien confronta a su abuelo y, así, consigue escapar junto a su hermano del corralón.