Intentando dar cuenta de la casa paterna como un paraíso, el narrador evoca una historia trágica llena de sufrimiento
El narrador presenta sus memorias como la evocación de tiempos felices de la juventud. Sin embargo, casi todo lo que narra es sufrimiento, desarraigo, desamor y tragedias. Al mismo tiempo, desde la dedicatoria anticipa que su historia es triste, que provoca llantos. Si bien afirma "traté de hacer un paraíso de la casa paterna" (p. 25), es evidente que no tiene éxito. Esta contradicción es una de las ironías del relato. De alguna manera, Efraín intenta comunicar desde la adultez que los tiempos felices de la juventud son pocos, están contados y destinados a terminar.
El carácter de hermanos que comparten Efraín y María parece postularlos como una pareja ideal
Como se ha analizado en la sección "Temas", el incesto está presente en la novela. Es cierto que el parentesco entre Efraín y María no forma un impedimento para su amor. Sin embargo, la narración mantiene en cierto nivel la cercanía fraternal que hay entre ambos. El padre, por ejemplo, al autorizar un futuro casamiento entre los protagonistas, lo hace "como padre tuyo y de María" (p.36). La madre, por su parte, recuerda que los ha criado juntos, como hermanos. Irónicamente, la familiaridad entre ambos no es un obstáculo para su amor, sino que los convierte en una pareja ideal. Esto se relaciona con la tesis de que los casamientos entre primos representan el proyecto de fundar una familia nacional que comparta valores patrios, orígenes criollos y creencias cristianas.
Efraín se muestra muy obediente al padre, incluso cuando no está de acuerdo con él y cuando lo desobedece
Otra gran ironía de la novela es la pose de Efraín como hijo obediente. Si bien el narrador se esfuerza por mostrarse respetuoso de los mandatos paternos, lo cierto es que está constantemente en desacuerdo con las decisiones del hombre. Esas decisiones, además, le generan mucha tristeza. El narrador-protagonista deja en claro que las decisiones impuestas por el padre alimentan la tragedia de María. Tanto es así que, al finalizar la narración, coloca una confesión del hombre, arrepentido por haber impuesto el viaje a Europa. Por otra parte, al contarle a María que podrán casarse en el futuro, Efraín desobedece un pedido importantísimo de su padre. Y, todavía más, lo hace en complicidad con su madre.
María es sensual y pasional, pero también casta
Como en muchas novelas románticas, la protagonista es físicamente atractiva y sensual, pero se mantiene siempre casta, virgen. Es decir que su sexualidad está controlada, ya que es una joven soltera y los códigos sociales de la época así lo imponen. Esa combinación contradictoria la convierte en una mujer ideal, perfecta. Ahora bien, es interesante que el narrador se esfuerce por mantener esa castidad hasta las últimas consecuencias. Tras la muerte de María, él sueña que se han casado y describe la hermosura de su cuerpo y su vestimenta. Sin embargo, afirma que ese sueño es un "castísimo delirio" (Capítulo LXIV, p. 257). Esta ironía se relaciona directamente con la alegoría de "la novia de la muerte", así como con la contradicción de que los amantes deban evitar contactarse para no exaltar la enfermedad de la joven, y que María acabe muriendo porque Efraín está lejos.