Las flores (Símbolo)
A lo largo de toda la narración, es nítida la presencia de rosas, claveles, azucenas y flores de todo tipo, que representan el amor que une a Efraín y María. Este símbolo funciona como código entre los personajes y también como elemento simbólico para los lectores. Las flores son generalmente recolectadas por María en los jardines de la casa. Así, representan su belleza y su juventud, su gracia y frescura. Cuando María se enferma o Efraín pasa mucho tiempo lejos de la casa, encontramos flores marchitas en la habitación del muchacho o en el cabello de la chica.
Las flores también sirven como elementos que conectan a María con la Virgen y el catolicismo. Ella ofrenda flores a la santa pidiéndole que mantenga vivo el amor de Efraín. Además, desde el comienzo de la narración, usa flores en sus cabellos para embellecerlos. Se potencian su belleza y su juventud en el encuentro de esos dos elementos simbólicos. Por último, cuando el muchacho está en Europa, ella envía una flor de azucena dentro de cada carta. La crítica mexicana Margo Glantz asegura que "María habla con las flores", ya que con cada azucena le dice aquello que no podría escribir (porque sería demasiado pasional). Las flores, entonces, funcionan como un código secreto del amor entre ambos. En la escena final, Efraín deja azucenas y rosas de las matas que plantaron juntos en la tumba de María.
Los cabellos (Símbolo)
Como se ha mencionado, los cabellos, especialmente los de María, son un elemento fundamental en la novela. La narración de Efraín se detiene en muchas oportunidades para contemplar y describir sus peinados, sus bucles y sus trenzas, que simbolizan su vitalidad, su juventud y su hermosura. Desde el comienzo el protagonista siente una atracción especial hacia esa parte del cuerpo de su amada. A veces ella coloca flores en su pelo y se potencia la simbolización del amor que los une. Además, hacia la mitad del relato ella se corta un mechón, se lo regala a Efraín y le pide a él que haga lo mismo. La joven guarda el pelo de su enamorado en el mismo guardapelos en el que conserva el de su madre.
La crítica argentina Susana Zanetti considera que los cabellos de la joven funcionan como "talismanes", es decir, como un objeto que tiene propiedades casi mágicas. Esto se puede leer en una de las secuencias finales de la narración. Justo antes de morir, María le pide a Emma que corte sus trenzas y se las dé a Efraín. Él las recibe como si transmitieran un resto de vida y belleza de María, incluso después de muerta. Tanto es así que se queda dormido con las trenzas en las manos y sueña que se casa con María.
El viaje a Europa (Motivo)
El motivo del viaje a Europa es recurrente en la literatura latinoamericana del siglo XIX. Con frecuencia, expresa las posibilidades de estudio de los jóvenes, sobre todo varones, de las clases privilegiadas. Representa la oportunidad de obtener aprendizajes académicos y científicos y, al mismo tiempo, la posibilidad de ganar experiencias sociales, artísticas y culturales. En cierta medida, funciona como un rito de pasaje hacia la adultez.
En esta novela, el motivo se presenta con originalidad. Si bien Efraín es estudioso y está de acuerdo con continuar estudiando medicina, el viaje es una imposición de su padre. El muchacho no se resiste, pero se siente atormentado al cumplir con ese mandato que lo aleja de su amada. Y, como si eso fuera poco, la novela termina asegurando que el viaje es la razón definitiva de la muerte de María. Incluso el padre llega a arrepentirse de haber impuesto ese "viaje maldecido" (Cap. LII, p. 252). La distancia entre los protagonistas parece terminar de generar el desenlace trágico de su amor.
El ave negra (Símbolo)
El ave negra es un símbolo que anuncia el final trágico del amor entre los protagonistas. Aparece en varias ocasiones: Efraín lo ve justo después del primer ataque de María; anuncia también la ruina económica del padre; aparece cuando Efraín está por viajar a Londres y al final de la novela, en la tumba de María. Este símbolo es un rasgo característico de la literatura romántica para señalar las tragedias. Es importante destacar que tanto los lectores como los protagonistas comprenden el valor simbólico de este pájaro. Sabemos que indica malos presagios. Tanto es así que Efraín y María se asustan y espantan cada vez que lo ven. Por otra parte, las apariciones del ave suelen acompañarse de imágenes auditivas: produce un graznido horrible, siniestro, que potencia la sensación de mal augurio.
La novia de la muerte (Alegoría)
De acuerdo con Enrique Anderson Imbert, la figura de María es la alegoría de "la novia de la muerte". Se trata de otro rasgo típico de la literatura romántica. Las pasiones de la muchacha la destinan a una muerte temprana. Su enfermedad puede empeorar si vive plenamente el amor que siente por Efraín. Pero su muerte también resulta inevitable si él se aleja demasiado. La tragedia de María no puede evitarse porque ella ama a Efraín y ese amor es puro y absoluto. La enfermedad y el amor pasional trabajan de la mano para llevarla a la muerte, aunque todos intenten salvarla. Las descripciones de la belleza de María y las comparaciones con la Virgen completan esta alegoría. La protagonista se presenta como modelo ideal, como ejemplo de perfección femenina. Es tan perfecta que debe morir. Es importante destacar que su enfermedad se agudiza a medida que el amor que la une a Efraín abandona la inocencia y toma un tono más pasional. Por último, esta alegoría se puede leer con nitidez en los vestidos blancos que María usa justo antes de que el joven viaje a Europa.