Resumen
Capítulo I
La novela comienza con un capítulo muy breve en el que Efraín, protagonista y narrador, recuerda un momento muy importante de su infancia. Narra en primera persona que, siendo un niño, abandonó la casa de su padre para estudiar en un colegio importante de Bogotá. Antes de irse, su madre y sus hermanas lo despiden llorando. Una de ellas (no sabemos su nombre en este momento) le corta un mechón de pelo. La noche anterior a su partida, él también llora, tiene pesadillas y un leve presentimiento de que sucederán cosas malas en el futuro. María, prima de Efraín que creció en la misma casa, le dedica una despedida especial: después de darle un beso en la mejilla, se ubica en una ventana de la casa y lo ve partir a caballo.
Capítulo II
Pasan seis años y Efraín vuelve a la casa paterna una mañana de agosto, en pleno verano. Se siente feliz por volver a su tierra natal. Describe el paisaje natural que observa el útlimo día de su viaje. La hacienda de su padre está en el Valle del Cauca. Hace una descripción detallada de la zona, llena de arroyos y lagunas, vegetación y ganado. Lo acompañan el canto de las aves y el perfume de las flores. El lugar es hermoso y tranquilo. Hacia el final del recorrido, comienza a ver la casa de su familia, rodeada de árboles y huertas. Al llegar, su madre lo abraza muy emocionada y alegre. Luego, saluda a sus hermanas, que ya son mujeres. María se ruboriza y conmueve al saludarlo.
Capítulo III
Efraín comparte con su familia la primera cena desde su regreso. Hay un clima de alegría general. María se muestra un poco tímida y no quiere mirar a Efraín a los ojos. Él describe la belleza de su piel, sus cabellos y sus vestidos. Al terminar de comer, la familia y sus esclavos rezan un Padrenuestro. Luego, el protagonista conversa un poco con su madre y su padre y finalmente le muestran su habitación. Allí, encuentra un jarrón con flores preparado por María. Ella le promete que juntará flores nuevas para ese jarrón cada día. Efraín recuerda que la sonrisa de María era como la de una virgen retratada por el pintor italiano Rafael.
Capítulo IV
La primera noche desde su regreso, Efraín duerme con la misma tranquilidad de la niñez. Sueña con María y las flores que ella le regala. Despierta con el canto de las aves y el perfume de las flores del jardín, donde Emma y María se divierten recolectando rosas. Luego de almorzar, se dirige al costurero para conversar con su madre y sus hermanas. La madre le pide que les enseñe gramática y geografía a las chicas y acuerdan comenzar las lecciones después de algunos días. Más tarde, el joven toma un baño de inmersión preparado con las flores recogidas por María.
Capítulo V
El joven y su padre emprenden un viaje para visitar sus haciendas del Valle. Efraín se siente un poco triste por dejar la casa, pero quiere trabajar en los negocios junto al padre, quien ha mejorado mucho sus propiedades mientras el joven estudiaba en Bogotá. El joven describe a su padre como un amo amable y asegura que los esclavos son bien tratados, a pesar de trabajar como servidumbre. Una tarde, durante ese viaje, se encuentran con Bruno, un joven negro esclavo de la hacienda. Bruno está por casarse con su novia, llamada Remigia. En una breve conversación con el padre de Efraín, le pide permiso para hacer una fiesta de casamiento. La fiesta se realiza el sábado siguiente; Efraín y su padre van como invitados. Es un baile popular, con instrumentos y danzas de origen africano.
En el camino de regreso a la casa, Efraín le dice a su padre que quiere continuar colaborando con los negocios familiares. Sin embargo, el padre le comunica su decisión de enviarlo a Europa para terminar sus estudios de medicina. El viaje está programado para cuatro meses después. El muchacho no puede oponerse a los deseos de su padre, pero se siente apenado porque estará lejos de María.
Capítulo VI
Efraín, de vuelta en su casa, se encuentra con María. Ella tiene un clavel marchito en el pelo; es una flor que él le ha dado justo antes de salir para el Valle. El joven está muy triste por la decisión de su padre de enviarlo a Europa. María todavía no lo sabe, pero percibe la tristeza de Efraín. Tienen una conversación rápida; ella siente vergüenza cuando él la mira. Efraín narra con melancolía el recuerdo de ese primer amor de la adolescencia.
Capítulo VII
En este capítulo Efraín narra la historia de María. Muy jóvenes, el padre de Efraín y su primo Salomón llegan a América. Son judíos ingleses. El primero se convierte al catolicismo para casarse con la madre de Efraín. Salomón adopta algunos aspectos de la religión católica pero no se bautiza, ya que quiere casarse con una mujer judía en Jamaica. Se trata de Sara, madre de María, que muere poco tiempo después de que nazca su hija. El padre de Efraín viaja a Jamaica para visitarlo y Salomón le encarga los cuidados de la niña. Se ponen de acuerdo para hacerla cristiana, ya que creen que así puede ser más feliz. La niña se llamaba Esther, pero cambian su nombre en el bautismo. Unos años más tarde se enteran de la muerte de Salomón.
Efraín tiene 7 años cuando su padre lleva a María a la casa por primera vez. Ella tiene 3 y es bella, dulce y sonriente. La crían como a una hija más. Cuando el chico se va a estudiar a Bogotá de pequeño, ella tiene 9 años.
Capítulo VIII
La familia cena, pero María se ausenta por dolores de cabeza. Más tarde, solo en su habitación, Efraín cree que tal vez María se sienta mal porque también lo ama. Rápidamente piensa lo contrario: duda que ella pueda amarlo más que como una hermana. En esa confusión, se pone casi contento por tener un viaje nuevo al día siguiente.
Capítulo IX
Al día siguiente, Efraín contempla el paisaje desde su ventana, lo describe en detalle y todo le parece triste. Luego va para la montaña junto a su perro, Mayo. Lleva su escopeta. Se dirige a la casa de José, que quiere darle la bienvenida. Su casa es pequeña, está rodeada por abundante vegetación, corrales de aves domésticas y algunos animales, como becerros y vacas. Efraín la describe como una casa pobre pero muy limpia, ordenada y decente. Allí viven también Luisa, la esposa de José, y sus hijas, Lucía y Tránsito. Desde pequeñas tienen un trato amistoso con Efraín; tienen aproximadamente la misma edad. Los hombres hacen un paseo por las tierras y, al volver, todos almuerzan juntos. Luego, ellos recorren la plantación y conversan sobre la siembra.
Capítulo X
Efraín, de regreso a la casa, piensa en María mientras contempla la naturaleza. El paisaje le recuerda a ella. Cuando llega descubre con espanto que María no ha puesto flores en el jarrón de su habitación. Enojado, arroja por la ventana un ramo de azucenas que le han regalado Lucía y Tránsito.
Capítulo XI
Por despecho, Efraín habla sobre bellas mujeres de Bogotá durante el almuerzo familiar. Luego, pasa la tarde ayudando a su padre en el escritorio. A la hora de la cena, ve que María se ha puesto en el pelo una de las azucenas que él había arrojado por la ventana. Un poco más tarde, a solas, él le dice que no le ha regalado las azucenas por la falta de flores en el jarrón de su habitación. De inmediato, se dan la mano y ella le promete poner en el jarrón las flores más lindas. De esta manera, Efraín le confiesa su amor a María.
Capítulo XII
Efraín despierta al día siguiente, enamorado y feliz. Ve a María más hermosa que nunca. Comienzan las lecciones de gramática y geografía; las chicas están entusiasmadas. Leen la novela Genio del Cristianismo, de Chateaubriand. El joven observa que María es muy inteligente y tiene muy buena memoria. Emma se da cuenta del amor entre ambos. De vez en cuando, aprovecha alguna tarea doméstica para dejarlos solos. Se convierte en su cómplice. En las últimas líneas del capítulo, el narrador se lamenta porque no ha vuelto a escuchar la voz de María.
Capítulo XIII
Efraín lee en voz alta Atala, de Chateaubriand, para las chicas. Ellas escuchan conmovidas y con atención. Los tres se emocionan con el final de la historia. El narrador remarca que él y María están además abrumados por un mal presentimiento sobre su propio futuro. Ven su historia reflejada en la historia de amor de Atala.
Análisis
María es una novela compuesta por 65 capítulos breves. Los primeros capítulos nos permiten conocer a sus protagonistas: Efraín, que es también el narrador, y María, su enamorada. La narración se presenta como memoria; se trata de los recuerdos de Efraín, que narra desde la adultez la historia de amor de su juventud. En esas memorias, comparte sus sentimientos íntimos y profundos. El primer capítulo se ubica en una temporalidad muy distante: la niñez del protagonista. Entonces nos cuenta que ha vivido un primer desarraigo: siendo muy pequeño debe abandonar la casa de su familia para estudiar en Bogotá. Desde ese momento, María se destaca en las memorias del protagonista. Ya el segundo capítulo propone un gran salto en el tiempo. Efraín regresa a la hacienda de la familia, en el Valle del Cauca, algunos años más tarde. Él y sus hermanas ya no son niños. Pasará algunos meses allí.
Tal como destaca el crítico literario Seymour Menton, la temporalidad es un elemento fundamental en la estructura de la novela. Por un lado, la distancia entre los hechos y el presente del narrador permiten que la evocación de su juventud sea melancólica, pero al mismo tiempo sensata, templada. Efraín narra el recuerdo de sus pasiones, pero no se encuentra exitado por esas pasiones al narrar. El tono es nostálgico. Por otro lado, a lo largo de toda la obra encontramos referencias a los meses, días y horas que pasan entre un hecho y otro. Eso nos permite ordenar cronológicamente los sucesos con bastante precisión. Efraín llega a la hacienda hacia fines de agosto y se marcha los últimos días de enero. De acuerdo con Menton, "Es como si el autor nos dijera que los momentos de la felicidad están contados" (p. 271). Esa afirmación es posible porque el tema central de la novela es un amor con destino trágico. Desde el comienzo sabemos que no habrá un final feliz: María va a morir.
El paisaje es otro componente central de esta obra. La naturaleza está siempre muy conectada con las emociones del protagonista, que contempla y describe el paisaje con detalle. Al llegar a la hacienda se siente muy feliz y el paisaje le parece hermoso. Luego, emprende muchos viajes cortos hacia otras tierras de su padre. Siempre aprovecha para describir detenidamente las colinas, la vegetación y los animales que encuentra en el camino. El recurso de la naturaleza como reflejo de los sentimientos es un rasgo del romanticismo literario. Se trata de un movimiento que comienza en Europa en el siglo XVIII y se expande por la literatura hispanoamericana durante el siglo XIX.
En muchos países latinoamericanos, además, las novelas románticas como María han elaborado personajes ideales que reúnen los valores patrios. En la novela de Isaacs encontramos muchos modelos ideales, tanto en los personajes ricos (la familia protagónica), como en los sectores populares, representados por los peones y esclavos de las haciendas. A pesar de la diferencia de clases, todos parecen convivir en armonía, son cercanos y tienen relaciones afectuosas. Efraín visita a estos trabajadores durante sus viajes breves y describe sus prácticas culturales, sus tradiciones, sus modos de hablar y de vestir. Esos pasajes descriptivos permiten identificar un carácter costumbrista en María. El costumbrismo es un movimiento artístico y literario que busca retratar los hábitos populares de un país o una región. La crítica literaria suele considerar María como la novela nacional colombiana gracias a su combinación de romanticismo y costumbrismo.
Dentro de la casa también hay armonía. Los miembros de la familia reciben con mucha alegría al protagonista. María, en particular, está feliz por su llegada, aunque al comienzo muestra mucha timidez: no quiere mirar a Efraín a los ojos y le cuesta conversar con él. Sin embargo, le promete dejar flores frescas en su habitación cada día. Estas flores son un símbolo muy importante del amor que los une. Las rosas, las azucenas, los claveles y otros tipos de flores están presentes a lo largo de toda la narración. Apenas regresa, Efraín se pone de acuerdo con su madre para darles lecciones de gramática y geografía a sus hermanas. Todos se muestran entusiasmados con la propuesta. Se presentan como modelo ideal de familia; son afectuosos, decentes y sobre todo obedientes al padre y a las reglas de comportamiento.
En estos capítulos iniciales también conocemos los orígenes de María. Es sobrina del padre de Efraín, queda huérfana y este la adopta. Salomón y Sara, sus padres, son judíos, y la niña se llama Esther durante los primeros tres años de vida. Pero al dejarla al cuidado de los padres de Efraín, aceptan convertirla al cristianismo, porque creen que así tendrá menos dificultades en la vida. Este cambio de religión refleja un sentimiento de pérdida muy presente en toda la obra. En el caso de la niña, pierde a sus padres, su religión y su nombre. Así como algunos personajes también pierden su tierra natal y viven el desarraigo, otros pierden sus riquezas, como el padre de Efraín.
María se cría en la casa como una hermana más. Por ese motivo, al comienzo, el protagonista siente algunas dudas; no sabe si corresponde entablar un vínculo amoroso con ella. Sin embargo, el padre y la madre creen que ese no es un impedimiento. De manera muy sutil y casi en secreto, Efraín y María empiezan a demostrarse el amor que los une a través de pequeños gestos. Por ejemplo, ella usa en el cabello una flor que él ha traído a la casa, y él le da la mano. Aunque están tristes porque el padre ha ordenado que Efraín viaje a Europa para terminar sus estudios, viven un primer momento de alegría y tranquilidad. Juntos leen novelas de Chateaubriand, autor del romanticismo literario, durante las clases de gramática que imparte Efraín. Entre ellas destaca la novela Atala. La presencia de este libro es un homenaje al autor francés, por un lado, y una forma de anticipar el final trágico de María, por el otro. En Atala, la amada del protagonista también muere muy joven. La centralidad de la historia de amor permite, a su vez, identificar la obra de Isaacs como una novela sentimental, ya que despierta empatía por los protagonistas, y los lectores sufrimos con su sufrimiento.