Desobediencia civil

Desobediencia civil Ironía

Muchas personas se oponen a la esclavitud y a la guerra, pero no hacen nada en concreto para combatir estas injusticias

Thoreau remarca en varias partes de su ensayo la contradicción entre creencias y acciones, sobre todo en personas que “se consideran hijas de Washington y de Franklin”, es decir, herederos de figuras emblemáticas de la democracia y la libertad estadounidense, pero que “se sientan con las manos en los bolsillos […], sin hacer nada” (25). La ironía se intensifica cuando Thoreau menciona que estas personas son las que se sientan a “leer tranquilamente las listas de cotizaciones y las últimas noticias provenientes de México” (25), esto último en referencia a la guerra, hasta quedarse dormidas leyendo, como quien no se deja desvelar por sus preocupaciones morales. De esta manera, revela la hipocresía de quienes defienden los ideales patrióticos a la vez que priorizan sus intereses económicos y su comodidad, y reaccionan con pasividad e indiferencia ante las injusticias.

Quienes aplauden al individuo que se niega a participar en una guerra injusta son los mismos que apoyan al gobierno que inicia y perpetúa aquella guerra

Otra hipocresía que denuncia Thoreau es la de quienes elogian “al soldado que se rehúsa a luchar en una guerra injusta” (28), pero que le muestran lealtad al gobierno que la promueve. La ironía consiste en que se aplaude la acción individual de rebeldía, pero se sigue manteniendo el apoyo al sistema que origina la necesidad de tal rebeldía. De esta manera, Thoreau expone la doble moral de sus contemporáneos, obligándolos a enfrentar su complicidad con un sistema corrupto e injusto.

En un sistema injusto, el único lugar honorable para el hombre justo es la prisión

Thoreau sostiene que la prisión “es la única casa, en un Estado con esclavos, que el hombre libre puede habitar con honor” (34). De esta forma, invierte los valores convencionales al transformar el lugar que castiga al individuo privándolo de libertad en el espacio donde mejor puede expresarla. Asimismo, Thoreau plantea que en la cárcel se encuentran “el esclavo negro fugitivo y el prisionero mexicano en libertad bajo palabra y el indio que viene a interceder por las faltas imputadas a su raza” (33-34), es decir, aquellos que sí hacen algo por defender causas justas. Esta ironía revela la visión de Thoreau de la verdadera libertad como una cuestión de conciencia y sentido de lo moralmente correcto, más que de libertad física.