Resumen
Thoreau abre su ensayo con las siguientes palabras: "Acepto de todo corazón la máxima: 'El mejor gobierno es el que menos gobierna’ y me gustaría verla aplicada de una manera más rápida y sistemática'" (17). Su desconfianza en el gobierno proviene de verlo como un medio “sujeto igualmente al abuso y la perversión antes de que el pueblo tenga ocasión de intervenir a través suyo” (17).
El ejemplo principal que utiliza en el ensayo es la guerra de Estados Unidos contra México, que ve como la obra de una pequeña élite que utiliza el gobierno como herramienta para extender la esclavitud a nuevos territorios. Por eso, afirma que el gobierno se presta a usos abusivos, ya que permite que unos pocos individuos impongan su voluntad, beneficiándose económicamente de su posición de autoridad. Para Thoreau, la democracia es una tradición que, con el paso de las generaciones, se va alejando de sus ideales de libertad y se vuelve cada vez más vulnerable a la corrupción. Thoreau cree, así, que el gobierno constituye un obstáculo para el pueblo que pretende representar, que no fomenta, sino que reprime cualquier empresa creativa.
Thoreau se opone al sostén teórico de la democracia, el del gobierno de la mayoría, señalando que la voluntad mayoritaria no siempre coincide con lo que es moralmente correcto. Un individuo tiene la obligación de actuar según lo que dicta su conciencia, aunque vaya en contra de la opinión de la mayoría, de los gobernantes o de las leyes de la sociedad. Thoreau evoca la figura de los soldados que marchan hacia la guerra por una causa que perciben injusta y se pregunta si conservan su humanidad al entregar “su conciencia y su sentido común” (20) al servicio del Estado. Una vez que el individuo renuncia a ejercer la libertad, la capacidad de juicio o el sentido moral, se convierte en una máquina, y su cuerpo, en un instrumento.
Muchos hombres consideran que servir a la patria es una virtud en sí misma, pero todo acto de servicio debe ir siempre unido al ejercicio de la conciencia. Cuando el gobierno apoya leyes injustas o inmorales, para Thoreau, la mejor forma de servir a la patria es, paradójicamente, resistir en su contra. La resistencia es, así, la forma más elevada de patriotismo, porque demuestra el deseo, no de socavar el gobierno, sino de construir uno mejor a largo plazo. En esta línea, Thoreau no aboga por un rechazo total del gobierno, sino por oponerse a aquellos rasgos específicos que considera injustos o inmorales. Más adelante en el ensayo, matizará su postura, negándose a pagar un impuesto de empadronamiento que se utiliza para financiar la guerra contra México, sin negarse a pagar aquellos que se destinan a la educación o el mantenimiento de las carreteras.
Análisis
El párrafo inicial expresa los sentimientos políticos aparentemente libertarios de Thoreau: la noción de que el gobierno ideal es aquel que ejerce el menor poder y control sobre sus ciudadanos. Thoreau lleva esta línea de pensamiento hasta sus límites lógicos al imaginar una sociedad en la que el gobierno se eliminaría por completo, porque los hombres tendrían la capacidad de autorregularse y ser independientes. La disolución implícita del Estado es tanto una expresión del idealismo de Thoreau –una visión utópica que no puede alcanzarse de forma realista– como la culminación teórica de la forma en que, según él, las sociedades se desarrollan y evolucionan (ver sección: “¿Era Thoreau un libertario?”).
Hay una tensión inherente en Desobediencia civil entre el deseo de Thoreau de limitar el poder del Estado y la garantía de libertad e igualdad que este debe proporcionar a todos sus ciudadanos, que Thoreau apoya al rechazar la esclavitud. Si bien esta tensión no se resuelve, es importante tener en cuenta el contexto histórico en el que el autor escribe su ensayo: unos veinte años antes de la aprobación de la Decimocuarta Enmienda, que concede la ciudadanía a los afroamericanos, garantizando igualdad de protección bajo la ley. Esta enmienda aumentó sustancialmente el papel del gobierno federal en la aplicación de derechos y libertades constitucionales. En última instancia, la postura de Thoreau no puede calificarse exactamente de antigubernamental, ya que está dispuesto a apoyar algunas formas de bienestar social con el dinero de sus impuestos. Su resistencia al gobierno civil no surge, así, de un impulso anárquico o de un odio ideológico hacia el Estado, sino de una comprensión más pragmática de cómo el dinero de los impuestos permite la continuación de políticas gubernamentales opresivas.
En un párrafo de su ensayo, Thoreau utiliza pronombres en cursiva para subrayar, en el plano del lenguaje, algunos de los temas principales de Desobediencia civil, principalmente al Estado, por un lado, y a la contraposición entre conciencia y obediencia ciega al mismo, por el otro. Refiriéndose al gobierno, Thoreau afirma:
Este gobierno jamás ha promovido por sí mismo ninguna empresa, a no ser por cierta urgencia con la que se aparta de su misión. No es él quien hace que este país sea libre. No es él quien coloniza el Oeste. No es él quien educa. Hasta ahora, es el carácter del propio pueblo estadounidense el que ha conquistado todos sus logros, y hubiera conseguido muchos más, de no ser porque el gobierno se ha interpuesto varias veces en su camino (18).
El uso del pronombre “él”, así remarcado, presenta la distinción central en el pensamiento de Thoreau entre el individuo y el Estado. Una tendencia común es atribuir las virtudes y las acciones positivas de los individuos a una colectividad impersonal conocida como el Estado. De esta manera, utiliza “él” en oposición a “este” para remarcar que al gobierno se le confiere una agencia que intrínsecamente no tiene. Para Thoreau, el gobierno es una entidad inanimada cuya vitalidad y autoridad proviene del pueblo que representa.