Resumen:
El lunes por la mañana, en el trabajo, el patrón de Meursault se muestra atento y comprensivo. Le pregunta por la edad de su madre y el narrador le responde que su madre tenía alrededor de sesenta años. La respuesta parece tranquilizar al patrón. Al finalizar la jornada, decide caminar por el puerto hasta su casa, y menciona que el paseo lo pone feliz. Indica también que se siente contento, pero que quiere regresar a su casa para hacerse unas papas hervidas.
En el edificio se encuentra primero con un vecino, un hombre viejo de apellido Salamano, y su perro. Meursault destaca el parecido entre el animal y su dueño: el podenco tiene sarna y Salamano también tiene unas placas rojizas en la piel, similares a las costras de su mascota. El viejo parece odiar al animal y lo está insultando, como hace siempre en la entrada al edificio.
Al subir las escaleras se encuentra con Raimundo, un vecino de baja estatura y hombros anchos que, de tanto en tanto, lo visita en su departamento. Este lo invita a cenar a la casa y Meursault acepta. Raimundo entonces le dice que tiene algo que contarle, y le pregunta si le gustaría ser su camarada. El narrador responde que le es indiferente y esto parece bastar para su vecino, que entonces le cuenta su historia: Raimundo tenía una amante a la que mantenía. Le pagaba el alquiler de una habitación y le daba 20 francos al día para su alimentación. Su amante comenzó a pedirle más dinero, pues decía que no le alcanzaba con lo que le daba. Raimundo, a través de varios indicios, se enteró de que ella lo engañaba con alguien más. Entonces decidió darle una paliza hasta hacerla sangrar y luego abandonarla. Pero considera que la golpiza no ha sido castigo suficiente y quiere castigarla aún más. En este punto, Raimundo le pregunta a Meursault qué opina de la historia, y él le responde que no opina nada, pero que le parece interesante.
Entonces Raimundo le dice que pensó en escribirle una carta que fuera recriminatoria pero a la vez la conmoviera como para que regresara con él. Así, frente al arrepentimiento de su amante, él la citaría y, justo en el clímax del coito, le escupiría en la cara y la echaría a la calle. El problema es que Raimundo no sabe cómo escribir esa carta, y le propone a Meursault que, de escribirla por él, serán entonces camaradas. Esto a Meursault no le importa, pero tampoco tiene motivos para negarse a la petición de Raimundo, por lo que accede a escribirla. Cuando finaliza la escritura, Meursault lee la carta a Raimundo y este queda satisfecho con el resultado. Se despiden entonces y Meursault vuelve a su departamento.
Análisis:
El capítulo 3 nos presenta al protagonista en relación con otros sujetos y en diferentes ámbitos de interacción. A partir de las conversaciones que sostiene con sus vecinos, podemos tener un acercamiento muy próximo a su forma de pensar y de concebir el mundo y las relaciones humanas.
Un nuevo tema aparece, entonces, a partir de los juicios que realiza Meursault, en los que se muestre sumamente indiferente frente a las opiniones de las personas que lo rodean. Cuando Celeste hace un juicio de valor sobre la relación de Salamano con su perro, refiriéndose a esta como una desgracia, Meursault solo opina que, en el fondo, no se puede saber. Luego, cuando Raimundo le pide opinión sobre la historia de su amante, solo contesta que él no opina nada. Finalmente, ante la propuesta y la petición de Raimundo de ser camaradas, el protagonista le responde que ser o no camaradas le es indiferente: "Sólo cuando me declaró: «Ahora eres un verdadero camarada», me llamó la atención. Repitió la frase, y dije: «Sí.» Me era indiferente ser su camarada y él realmente parecía desearlo. Cerró el sobre y terminamos el vino" (p. 44).
Como estados psicológicos, la indiferencia y la apatía están presentes en el pensamiento filosófico existencialista de posguerra. Camus comparte esta línea de pensamiento junto a diversos autores (entre ellos, Sartre, amigo y contrincante político de Camus) y parte de su idea del hombre absurdo reelabora la idea de la indiferencia como una forma de estar en el mundo: frente a una realidad carente de sentido y que no puede brindar explicaciones al ser humano (es decir, que no tiene respuestas para sus grandes interrogantes, como el sentido de la vida, la muerte, la libertad, etc.), la actitud del hombre absurdo es la de alguien que no cuestiona, que no intenta encontrar explicaciones a lo que sucede a su alrededor y que se muestra pasivo frente a los estímulos externos.
Otro tema a resaltar en este capítulo es la misoginia y el rol de la mujer en sociedades patriarcales. Raimundo se considera en su derecho de castigar físicamente a su amante debido a que ella le ha sido presuntamente infiel. Esta idea a Meursault le parece lógica y considera que la mujer se lo merece. Así, vemos cómo Meursault, sin manifestarse él machista, participa de la lógica de dominación sobre las mujeres y lo toma como algo natural.