Resumen:
Comienza el proceso judicial contra Meursault. En su primera cita con el juez, al protagonista le parece todo un juego, aunque su parecer va cambiando poco a poco. El juez le pregunta si ya ha elegido abogado, a lo que él responde que no, y que dejar esa elección en manos de la justicia le parece muy razonable.
Al día siguiente lo visita en su celda el abogado designado. Este le cuenta al narrador que se ha comenzado una investigación en Marengo, y que el personal del asilo ha dicho que él había dado muestras de insensibilidad el día del entierro de su madre. Luego le pregunta si ese día había sentido pena, a lo que Meursault responde que le era difícil informarle: quería a su madre, pero eso no quiere decir nada. Estas respuestas turban al abogado, quien le dice que en la corte no puede decir nada de ese estilo, puesto que el director y el personal del asilo serán oídos como testigos en el juicio. El narrador entonces le indica que el entierro de su madre nada tiene que ver con el otro episodio, pero el abogado le contesta que, si piensa así, no conoce en nada a la justicia. El abogado se retira luego de la celda.
Al día siguiente, el juez de instrucción vuelve a citarlo. Le indica que su abogado no podrá presentarse, por lo que él tendrá el derecho a guardar silencio. Pero Meursault le dice que puede responder sus preguntas. Entonces, comienza un interrogatorio del que el juez parece estar satisfecho, hasta que le pregunta si efectuó todos los disparos a la vez. El protagonista entonces le explica que disparó primero una vez y luego de unos segundos disparó cuatro veces más.
Esto perturba muchísimo al juez, quien le pregunta por qué esperó para disparar. Pero Meursault no responde. Entonces, el juez se levanta agitado, le muestra un crucifijo y le pregunta si cree en Dios, a lo que Meursault responde que no. El juez le grita que todos los hombres creen, que él es cristiano y que si Dios no existiera su vida no tendría sentido. Le pregunta entonces al narrador si él quiere que su vida de cristiano se quede sin sentido. Meursault le responde que aquello no le concierne, lo que exaspera aún más al juez. Abatido, el juez da por terminado el interrogatorio y, al indicárselo a Meursault, le pregunta si se lamentaba por el acto que ha cometido. El narrador reflexiona y le responde qué más que pena, siente cierto aburrimiento.
Análisis:
Este capítulo evidencia la dificultad que tiene Meursault de comprender lo que está sucediendo a su alrededor. En primer lugar, es incapaz de comprender la gravedad de su situación y de juzgar la importancia que tienen sus respuestas dentro de un proceso judicial. Meursault sigue mostrando la misma indiferencia frente al mundo y a los hechos, y sostiene que es inútil tratar de comprender y explicar las causas que mueven a las personas. A su vez, niega que exista relación entre la muerte de su madre y el asesinato que ha cometido. Para él, las reacciones en uno y otro caso no están vinculadas, y dependen simplemente de su estado físico. Esto último parece ser importante para él: son las determinaciones contextuales las que lo empujan a actuar de una forma determinada.
El día del entierro de su madre sentía mucho cansancio y no podía concentrarse, por eso se mostró insensible durante el entierro. El día del asesinato, por su parte, el calor y la luz no lo dejaban pensar con claridad, por eso disparó irreflexivamente sobre el árabe. El mundo de Meursault parece estar ligado al presente y al ambiente que lo rodea. Las emociones que le importan son las que lo embargan en el momento. Por eso, cuando le preguntan qué sentía en determinados momentos, es incapaz de reconstruir con exactitud sus emociones y, además, le parece un ejercicio inútil, inservible para dar explicaciones que ayuden a comprender los hechos. De Meursault podemos decir, al menos, que es sincero y no está dispuesto a mentir. El problema es su incapacidad para comprender las expectativas de los demás y manejar, entonces, la manera en la que explica lo que piensa y lo que siente.
Otro tema importante que se manifiesta en la entrevista de Meursault con el juez es la religión. El protagonista se declara ateo frente al fervoroso cristiano que es el juez, aun cuando esto trae aparejado, como consecuencia, la pérdida de su favor. La religión es un elemento importante para comprender la filosofía del hombre absurdo: en un mundo privado de todo sentido, tampoco es posible concebir la idea de trascendencia. Los sistemas religiosos que dan sentido a la vida mediante el postulado de una vida eterna después de la muerte resultan, en el mejor de los casos, ridículos.