El calor, la luz y el resplandor (Motivo)
En la literatura, podemos comprender a los motivos como elementos recurrentes a lo largo de una obra, capaces de articular significados simbólicos y hacerlos presentes en diferentes momentos de la narración.
En El extranjero, las imágenes de la luz, el resplandor y el calor forman motivos que transmiten una idea profunda: no nos hablan tan solo de un estado climático, sino que simbolizan la idea de ceguera, de sofoco y asfixia. El resplandor del día que abruma a Meursault y licúa sus pensamientos es la imagen de un mundo que se vacía de sentidos y donde no se puede establecer una relación entre el interior del hombre y el mundo exterior. El resplandor insostenible borra las formas físicas del mundo a la vez que imposibilita el pensamiento: "El sol caía casi a plomo sobre la arena y el resplandor en el mar era insoportable. Ya no había nadie en la playa. (…) Yo no pensaba en nada porque estaba medio amodorrado con tanto sol sobre la cabeza desnuda" (pp. 69-70).
Los motivos del calor, la luz y el resplandor se repite en tres momentos fundamentales de la novela: en el inicio, durante la procesión y el entierro de su madre, son estos elementos los que abruman a Meursault. Vuelven a presentarse en el capítulo 6 de la primera parte y asfixian al narrador al punto de que lo llevan a cometer, según él mismo, un asesinato irreflexivo. Finalmente, el calor abruma a Meursault durante su proceso judicial; lo adormece y no le permite seguir con atención la evolución de la audiencia.