Delia Dillingham Young
Delia es la joven esposa en la historia de este matrimonio y su intercambio de regalos navideños. Es el único personaje plenamente desarrollado en el relato, pues seguimos de cerca su afán por comprar el regalo de Navidad perfecto para su marido Jim, a pesar de los escasos recursos que tienen. La devoción de Delia por Jim se revela en cómo se aflige por solo haber ahorrado un dólar con ochenta y siete centavos para su regalo, y en lo mucho que le preocupa que Jim deje de encontrarla atractiva por haberse cortado su hermosa cabellera.
El narrador la presenta como una protagonista que, si bien le interesa tener un buen aspecto y se alegra al poseer un lindo juego de peinetas, es principalmente desinteresada, generosa y amable. El hecho de que sacrifique su posesión más querida, su pelo, para comprarle un regalo a Jim revela tanto su sincero afecto como su sistema de valores: Delia prioriza el cariño y la intención sobre la opulencia y el valor material. No necesita un apartamento más cómodo ni una posición socioeconómica más elevada, sino el amor y el cariño de su marido.
Jim Dillingham Young
Jim es el marido de Delia. Gana apenas lo suficiente para mantener un apartamento barato y destartalado. El narrador lo describe como un joven de veintidós años de aspecto “delgado y serio”, y lo considera un “pobre muchacho” debido a las responsabilidades que debe afrontar como cabeza de familia a tan temprana edad.
A pesar de esta carga, y de sus necesidades económicas, Jim posee la misma generosidad y desinterés que su esposa. Expresa su amor por Delia al asegurarle que ningún corte de cabello podrá cambiar lo que siente por ella, y también, como ella, sacrifica su pertenencia más preciada, el reloj de oro que heredó de su abuelo, para comprarle un buen regalo navideño a su pareja. Al darse cuenta de que los sacrificios que han realizado hacen inútiles sus regalos, Jim revela su temperamento amable y relajado, ya que simplemente se deja caer en el sofá, sonríe ante lo absurdo de la situación y le sugiere a Delia que se olviden de sus regalos.
Madame Sofronie
Madame Sofronie es la peluquera a la que Delia le vende su pelo. Es descrita como una mujer “demasiado blanca, fría”, por lo que sirve de contrapunto a la cordialidad de Delia y Jim. Cuando Delia visita su tienda, Madame Sofronie le exige que se quite el sombrero antes de evaluar y asignar un valor de veinte dólares a su pelo. Su brusquedad y su preocupación por el beneficio económico contrastan con la actitud de la joven pareja, que le dan un valor más sentimental y simbólico a sus pertenencias.