El regalo de los reyes magos

El regalo de los reyes magos Resumen y Análisis Primera parte

Resumen

Es Nochebuena y una mujer joven llamada Delia se lamenta por su precaria condición económica: solo tiene un dólar con ochenta y siete centavos después de haber ahorrado durante mucho tiempo, gastando lo menos posible en el almacén, la verdulería y la carnicería. Tras contar el dinero varias veces, Delia se desploma en el destartalado sofá de su departamento y se pone a llorar.

El narrador explica que Jim, el marido de Delia, alquila aquel departamento por ocho dólares a la semana. Jim solía ganar treinta dólares semanales; ahora, solo veinte. Pero esto no impide que Delia lo abrace cariñosamente cada vez que él regresa al departamento después del trabajo.

Delia deja de llorar y mira por la ventana, donde ve un “gato gris” caminando sobre una “verja gris” en un “patio gris”. El narrador revela entonces la razón de la tristeza de Delia: ella quiere comprarle a Jim un buen regalo de Navidad. Ha estado pensando mucho tiempo en uno que sea apropiado para él: “Algo fino y especial y de calidad –algo que tuviera justamente ese mínimo de condiciones para que fuera digno de pertenecer a Jim”.

De repente, Delia se mira en el espejo de cuerpo entero que apenas cabe entre las ventanas del departamento. Examina su hermosa cabellera, que le llega hasta debajo de las rodillas. El narrador cuenta que Jim y Delia son dueños de dos cosas que les provocan “un inmenso orgullo”: el pelo de Delia y el reloj de oro de Jim, heredado de su abuelo. El narrador compara el pelo de Delia con las joyas de la reina de Saba y el reloj de Jim con los tesoros del rey Salomón.

Delia inspecciona su cabello antes de atárselo rápidamente. Derrama un par de lágrimas más, se pone su viejo sombrero y su vieja chaqueta y sale de su departamento con “el brillo todavía en los ojos”. Se dirige a una peluquería cercana, propiedad de Madame Sofronie, una mujer “grande, demasiado blanca, fría”. Delia le pregunta si quiere comprarle el pelo, y Madame Sofronie le pide que se quite el sombrero para examinarlo. Luego le ofrece veinte dólares, que Delia acepta inmediatamente. Luego, sale de la peluquería con el pelo corto y con veintiún dólares y ochenta y siete centavos en el bolsillo. Pasa dos horas mirando negocios, en busca del regalo perfecto para Jim.

Análisis

La primera parte del cuento “El regalo de los Reyes Magos” introduce los temas centrales de la historia: la pobreza, el amor, el sacrificio y el valor de las cosas.

Desde el inicio, el narrador presenta las condiciones económicas de Delia y Jim. El hecho de que, después de meses de ahorrar, Delia solo haya conseguido juntar un dólar y ochenta y siete centavos revela la precariedad de su situación. El departamento en el que viven también nos dice mucho sobre sus circunstancias materiales: se trata de un lugar que tiene una alfombra “raída”, un sofá “miserable” y un timbre eléctrico “al cual no se acercaría jamás un dedo mortal”. El narrador aclara que aquel departamento alquilado por ocho dólares a la semana “no [es] exactamente un lugar para alojar mendigos, pero ciertamente la policía lo habría descrito como tal”. El entorno exterior, con el gato, la verja y el patio grises, también envuelven el hogar en un mundo de miseria. De esta forma, la falta de dinero y de un lugar agradable para vivir revelan su pobreza. Esto nos lleva a suponer que la vida de esta joven pareja podría estar atravesada por la angustia y la desesperación, debido a la falta de comodidades y necesidades básicas.

Notoriamente, justo después de establecer la precaria posición socioeconómica de Delia y Jim, el narrador destaca el afecto y la calidez de su matrimonio. Cada vez que Jim vuelve a casa, es “cariñosamente abrazado” por su esposa, y aunque se presenta públicamente como el señor “James Dillingham Young”, en la intimidad de su hogar se hace llamar simplemente “Jim”. De esta manera, el narrador contrapone el mundo gris que los rodea con el amor y el compromiso de su relación, que triunfa ante cualquier circunstancia.

De hecho, la pareja no se queja de la falta de riqueza material, y su pobreza no debilita el amor que se tienen. Para Delia, el principal problema de su condición económica es que limita su capacidad para expresar su profundo aprecio hacia su marido. Delia se esfuerza para ahorrar tanto dinero como sea posible solamente para darle a Jim algo que sea digno de él. De esta forma, la determinación de Delia por hacer feliz a su marido le da un tono alegre y optimista al relato, iluminando el entorno lúgubre en el que transcurre. El hecho de que Delia no solo se esfuerce por ahorrar, sino que esté dispuesta a sacrificar su posesión más preciada, o sea, su cabellera, subraya aún más su determinación y compromiso. En este sentido, está claro que el amor de Delia por su marido trasciende las condiciones materiales y económicas de la pareja.

A través de las alusiones a la reina de Saba y el rey Salomón, dos reconocidos personajes del Antiguo Testamento, el narrador revela el valor inherentemente subjetivo y relativo de las cosas. Afirma que el pelo de Delia y el reloj de Jim son las pertenencias que les dan más orgullo, y que si la reina de Saba “[viviera] en el departamento frente al suyo” o si el rey Salomón “[fuera] el portero”, Delia y Jim les mostrarían sus preciadas pertenencias para provocarles envidia. La idea de que estos reyes, famosos por el esplendor de sus riquezas, sean vecinos de Delia y Jim se desvía drásticamente de su caracterización bíblica, produciendo una comparación algo exagerada y cómica. En este sentido, la alusión a estos reyes le otorga un tono humorístico a la historia, reforzando el ánimo esperanzador y despreocupado de todo el relato.

Además, al inferir que el pelo de Delia y el reloj de Jim provocarían la envidia de la reina de Saba y del rey Salomón, la alusión ilustra el inmenso valor que tienen estos objetos para sus dueños. Está claro que estas pertenencias no son realmente comparables a las extravagantes riquezas de los reyes bíblicos. Pero para Delia y Jim, el pelo y el reloj son sus posesiones más valiosas debido a la importancia subjetiva y sentimental que les atribuyen. Delia debe haber dedicado mucho tiempo y esfuerzo a cuidar de su hermosa cabellera para que el largo le llegue hasta por debajo de las rodillas; por eso, su pelo simboliza su belleza exterior y su feminidad. El reloj de Jim, por su parte, representa la tradición y los valores familiares, ya que es una herencia de su abuelo. En otras palabras, estos objetos son riquezas equiparables a las de la reina de Saba y el rey Salomón en la medida en que su valor simbólico y personal trasciende su valor material.