El regalo de los reyes magos

El regalo de los reyes magos Resumen

Es Nochebuena y, tras meses de esfuerzo meticuloso, la joven ama de casa Delia ha logrado reunir apenas un dólar con ochenta y siete centavos para comprarle un buen regalo navideño a su esposo, Jim. Luego de sollozar un rato, se observa en el espejo de cuerpo entero de su modesto departamento.

Delia y Jim poseen muy pocas cosas, pero sienten un gran orgullo por dos de sus pertenencias: el largo y hermoso cabello de Delia, que le llega por debajo de las rodillas, y el reloj de oro de Jim, una herencia de su abuelo. En el pasado, Jim ganaba treinta dólares por semana, pero ahora su sueldo se ha reducido a veinte. Aun así, el amor de Delia por él y la felicidad que comparten no se ven amenazados.

Decidida, Delia sale a la calle, entra en una peluquería y vende su cabello por veinte dólares. Luego de recorrer varias tiendas, encuentra una cadena de platino que considera perfecta para el reloj de Jim. Es una cadena digna de su marido: de buena calidad pero sencilla, como Jim.

Cuando regresa a casa, intenta peinar su nuevo corte y se mira en el espejo, dudando si parecerá una “corista de Coney Island”. Le preocupa que Jim ya no la encuentre atractiva. Su marido llega con un aspecto delgado y serio. Al ver a Delia, se queda mirando su corte de pelo con una expresión desconcertada. Delia se apura a explicarle que lo vendió para poder comprarle un regalo de Navidad.

Después de reponerse de la sorpresa, Jim deja un paquete sobre la mesa. Le asegura a Delia que nada en el mundo podría disminuir su amor por ella, y le pide que abra el regalo. Delia lo hace y encuentra un juego de peinetas de carey, justo las que había deseado durante tanto tiempo. Primero grita de alegría, pero luego rompe en llanto al recordar que ya no podrá usarlas.

Jim la consuela, y entonces Delia le entrega la cadena que compró para su reloj. Le pide que se lo muestre para ver cómo luce con el nuevo accesorio. Pero Jim solo sonríe y se deja caer en el sofá: ha vendido su reloj para poder comprarle las peinetas.

La historia concluye con una reflexión del narrador, que alude a los Reyes Magos, los personajes bíblicos que le ofrecieron regalos al Niño Jesús. Según el narrador, Delia y Jim son los más sabios de todos los que dan y reciben regalos; ellos son “los verdaderos Reyes Magos”.