La vestimenta
La descripción de la vestimenta de los personajes ilustra la importancia de la apariencia física para determinar el estatus social de las personas en la sociedad rusa. El narrador presta atención al detalle de la vestimenta, como los "lamparones castaño-amarillos y grises" (59) del frac del barbero, los numerosos dijes de "coralina" y "escudos" (62) que lleva Kovaliov en su traje, o el "bordado en oro" y "ancho cuello muy subido" (63) del uniforme de la nariz, así como destaca la apariencia imponente de los oficiales de policía, como el guardia apuesto de "tricornio y espada" (60) que detiene a Iván Yakóvlevich.
Las mujeres bonitas
El narrador describe con vívidas imágenes a las mujeres bonitas que llaman la atención del mayor Kovaliov. Cuando se encuentra en la catedral, Kovaliov observa a “una dama muy guapa, ataviada con un vestido blanco” y un “sombrerito pajizo, vaporoso como un merengue” (65), a la cual ve haciendo reverencias “como flor de primavera” y “llevándose a la frente una mano de nácar, de dedos casi transparentes” (66). Estas imágenes sensuales causan dolor a Kovaliov cuando recuerda que, sin nariz, no puede presentarse ante esta hermosa mujer.
Olores
A pesar de que a Kovaliov no parece importarle haber perdido el olfato, en el cuento aparecen algunas imágenes olfativas que también se relacionan con el estatus social y la trama en general. Una de las primeras imágenes sensoriales del cuento es el del “tufillo de pan caliente” (56) que le llega a Iván Yákovlevich, y que lo conducirá a hallar la nariz. Kovaliov señala que al barbero le apestan las manos, lo cual es otro indicador, además de su apariencia física, de su baja condición social. Más adelante, cuando el narrador describa el amontonamiento de gente en la oficina de publicidad, señala que “la atmósfera estaba cagada, pero el asesor colegiado Kovaliov estaba inhabilitado para percibir el olor” (70). Esto podría sugerir que el personaje, habiendo perdido la nariz, también pierde el sentido de su entorno y no se da cuenta de que se ha unido a una mezcla de gente de diferentes estratos sociales.
San Petersburgo
San Petersburgo es el telón de fondo en el que se desarrollan los extraños acontecimientos sobre la nariz fugitiva. El narrador menciona lugares específicos de la ciudad, como la avenida Voznesenski, donde vive el barbero; la avenida Nevski, un bullicioso centro de la vida social, por donde pasea el mayor Kovaliov y donde se rumorea que se aparece la nariz; el puente Isákievski, donde Iván intenta deshacerse de la nariz; o la catedral de Nuestra Señora de Kazán, donde Kovaliov se encuentra con la nariz vestida como consejero de Estado. Estas localizaciones son descritas a través de las personas que las transitan y forman parte del entramado social, como cuando se describe a la “muchedumbre de curiosos” que buscan a la nariz por la avenida Nevski, en la que un vendedor que vendía “bizcochos secos a la entada del teatro, hizo unos magníficos y resistentes bancos de madera que alquilaba por ochenta kopeks a cada curioso que quería subirse” (84) para ver a la famosa nariz. Estas descripciones reflejan el movimiento de la vida cotidiana de San Petersburgo.