La nariz

La nariz Ironía

A Kovaliov le preocupa más su estatus social que haber perdido una parte de su cuerpo

La ironía principal de “La nariz”, y que estructura el tono satírico del relato, es el hecho de que Kovaliov se preocupa más por el impacto que la pérdida de su nariz tendrá en su estatus social que el hecho de no poder respirar, aspirar u oler. De hecho, cuando el empleado de la Oficina de Publicidad le ofrece rapé, en vez de angustiarse por no poder realizar esa práctica habitual en la sociedad rusa, Kovaliov lo toma como una ofensa a su persona, dando a entender que el empleado le está faltando el respeto con aquel ofrecimiento.

La nariz posee un rango superior al de Kovaliov

Cuando Kovaliov pierde su nariz, le preocupa no poder continuar con sus intentos de adquirir un rango más importante que el de asesor colegiado; él quiere ser “vicegobernador” o “administrador en algún departamento de importancia” del gobierno (62). Por este motivo, es irónico que su nariz, siendo una parte de él mismo, haya adquirido un rango superior al que Kovaliov posee, es decir, todo lo que él desea y para lo cual necesita, precisamente, su propia nariz. El cargo de la nariz se percibe en su uniforme, por el que ostenta “el rango de consejero de Estado” (63).

El narrador describe al barbero como un “borracho empedernido” y, al mismo tiempo, como un “digno ciudadano”

Cuando el narrador describe la apariencia de Iván Yákovlevich, su aspecto desaliñado y su costumbre de beber en exceso indica que pertenece a los estratos más bajos de la pirámide social. De hecho, el guardia que lo detiene ya lo tenía por ladrón, y el propio Iván sabe que puede ser potencialmente incriminado por el robo de la nariz, aunque no tiene ni idea de cómo ha llegado a sus manos. En este sentido, es irónico que el narrador lo describa luego como un “digno ciudadano” (59), ya que no hay nada digno en la caracterización del personaje.

Cuando Kovaliov recupera su nariz, no puede volver a colocarla en su sitio

Después de padecer tanto por la pérdida de su nariz y sentir una inmensa alegría por haberla recuperado, Kovaliov se enfrenta ante la frustrante situación de no poder pegarla de nuevo en su lugar. Incluso un médico le sugiere que es mejor dejarlo así. Esta situación convierte la recuperación de su nariz en una nueva fuente de desesperación, lo cual es una ironía cruel después de haber sufrido tanta angustia por su pérdida.

El narrador se pregunta por qué alguien elegiría un tema así para contar una historia

El narrador de “La nariz” toma la forma de un narrador en tercera persona que, por momentos, ofrece opiniones en primera persona sobre lo que está contando. En el final del relato, exclama que no ha entendido nada de lo que ha ocurrido, y que cree que “lo más extraño e incomprensible es que los autores elijan semejantes temas” (89). Esta observación plantea una ironía metanarrativa, en cuanto pone al narrador en el lugar de descreer de la propia historia que ha contado, y de cuestionar al autor que creó su voz. De esta manera, el narrador se suma al desconcierto general que ha producido en su propio relato la historia, lo que desdibuja la línea que divide la ficción narrada del acto de narrar.