El estatus social
El estatus social es uno de los temas más importantes del relato de Gógol. En la época en que fue escrita y transcurre la historia, la burocracia rusa ofrecía la posibilidad de ascenso social a través del servicio gubernamental. Por lo tanto, los puestos de funcionarios eran muy codiciados, porque eran indicadores de clase y rango.
“La nariz” propone una crítica mordaz a la obsesión rusa por el estatus social, tan omnipresente en este contexto. Esto se percibe en la forma en que el narrador describe con detalles la vestimenta y el aspecto general de los personajes, con el objetivo de dar una idea del lugar que ocupan en la sociedad.
Por ejemplo, Iván Yákovlevich tiene un aspecto descuidado, con su frac “sembrado de lamparones castaño amarillos y grises” que, en lugar de los tres botones, tenía unas “hilachas colgando” (59). En cambio, el guardia que lo detiene es apuesto, con sus “dilatadas patillas, tricornio y espada” (59-60). Este contraste entre las apariencias físicas representa el contraste de estatus entre los dos hombres. Del mismo modo, la nariz del mayor Kovaliov está extremadamente bien vestida: viste “un uniforme bordado en oro y con un ancho cuello muy subido”, del que puede deducirse que ostenta “el rango de consejero de Estado” (63). Este uniforme demuestra que está por encima del mayor Kovaliov, y establece así una dinámica de poder en la que el mayor se ve obligado a hablarle a su propia nariz con deferencia y respeto.
La mirada de los otros
Cuando el mayor Kovaliov se despierta una mañana y descubre que no tiene su nariz, el concepto que tiene de sí mismo se tambalea. Sin nariz, no puede ocupar el lugar privilegiado que poseía en la sociedad. Al verse incapacitado para visitar a mujeres bonitas o ser visto por la calle alardeando con su reluciente uniforme, Kovaliov se siente profundamente angustiado. No le preocupa en absoluto no poder oler, inhalar o respirar por la nariz; la falta de este órgano solo es un problema porque los demás lo pueden notar. Sin su nariz, Kovaliov pierde la capacidad de ser visto por su entorno como alguien importante. De esta forma, el conflicto central del cuento pone de relieve la importancia que tiene para el protagonista la mirada de los otros.
La sociedad rusa en la capital del Imperio
Tanto "La nariz" como los otros cuentos incluidos en Novelas de San Petersburgo ofrecen un retrato de la sociedad rusa en la capital del Imperio ruso. A través de la historia, podemos ver cómo son los hábitos y las costumbres de los estratos más bajos (la mañana en principio ordinaria del babero Iván Yakólevich, por ejemplo), y también la forma en que se sociabiliza en los estratos más altos, lo que se representa a través de Kovaliov y su costumbre de pasear por lugares de encuentro social, como la avenida principal, la catedral o los jardines de la ciudad. Esto acerca la historia a una representación realista de la San Petersburgo del siglo XIX.
La introducción de un elemento absurdo en la trama es también una crítica a la forma en que se comporta la sociedad rusa. La insólita desaparición de la nariz y su reaparición como un caballero que posee un rango superior a su portador original satiriza la superficialidad de las distinciones de clase y la obsesión por los títulos. De esta forma, Gógol difumina la línea que separa lo real de lo irreal para subrayar el carácter ridículo y banal de algunos hábitos e interacciones sociales de la San Petersburgo de su tiempo.
La burocracia
En relación con el tema anterior, el cuento demuestra cómo la sociedad rusa está organizada a través de la burocracia. La obsesión de Kovaliov por ascender en el escalafón burocrático, aspirando a puestos de mayor rango, como el de vicegobernador, subraya la importancia de qué posición se ocupa dentro de la jerarquía administrativa en la sociedad rusa de la época. Asimismo, el hecho de que se distinga a los asesores colegiados según hayan obtenido el título por méritos académicos o por servicio en el Cáucaso revela las sutiles pero significativas divisiones dentro de la burocracia.
La apariencia burocrática también es relevante. Por eso Kovaliov se pone el título de mayor y le importa sobremanera vestirse con dijes que finjan ser distinciones de rango.
Por otra parte, el cuento revela el mal funcionamiento de las instituciones burocráticas, como la policía o la oficina de publicidad. Cuando Kovaliov va en búsqueda del jefe de policía, este, en vez de ayudarlo, cuestiona el honor del rango de mayor y desestima el caso. Del mismo modo, el empleado de la oficina de publicidad demuestra estar más preocupado por la imagen del periódico que por ayudar y comunicar a la población, lo que expone una crítica a la ineficacia y la vanidad dentro del sistema burocrático.
Finalmente, la nariz misma adopta un comportamiento burocrático al negar cualquier relación con Kovaliov basándose en las diferencias de sus uniformes y departamentos, y al intentar escapar usando un pasaporte a nombre de un funcionario. Esto último completa la imagen de la burocracia como un sistema que puede incluso asimilar lo más absurdo.
Lo masculino y lo femenino
Los dos personajes principales de la historia, el barbero Iván Yákovlevich y el mayor Kovaliov, son hombres. La nariz también adopta una personalidad masculina, a juzgar por su apariencia de caballero. También hay personajes femeninos, pero solo aparecen para generar un contraste que permita definir mejor la identidad masculina de estos personajes. La esposa del barbero, Praskovia Osipovna, es estridente e iracunda, lo contrario de su marido, a quien humilla y maltrata mientras este reacciona con temor y desconcierto al encontrarse con la nariz. Kovaliov, por su parte, es caracterizado como un hombre a quien le interesa mucho cortejar a las mujeres bonitas de la alta sociedad, pero sin buscar comprometerse con ninguna. De este modo, la historia define la masculinidad de los personajes en relación con cómo interactúan con sus pares femeninos, cuyo carácter queda relegado a un plano secundario.