Resumen
La voz poética reflexiona acerca de sí misma y su inexistencia, y afirma que solo puede amar entidades tan inexistentes y fugaces como ella misma.
Análisis
"Exilio" se trata de un poema de amor en el que, nuevamente, la voz poética ama aquello que está ausente, como en “La enamorada”. Pero aquí, incluso, no se trata meramente de un amor por aquello que no solamente no está, sino por aquello que ni siquiera puede existir.
En los primeros versos del poema la voz poética reflexiona acerca de ella misma y su identidad. Dice: “Esta manía de saberme ángel/ sin edad/ sin muerte en que vivirme” (p.79). La voz poética se llama a sí misma “ángel” de manera metafórica, pero no apunta a la típica metáfora de “ser un ángel”. Ella no es un ángel porque es una mujer bondadosa, que cuida a los demás. Lo es porque no tiene existencia real: no tiene edad, no tiene muerte. Esto, que podría ser tomado como algo positivo, es en realidad la manera que encuentra la voz poética para afirmar que su existencia carece de sentido, que su vida que no va hacia ningún lugar, y que entonces, como nada le pasa, no pasa ni siquiera el tiempo; no puede haber muerte. En definitiva, aquello que no está vivo no puede morir.
En la siguiente estrofa aparece una serie de preguntas que refuerza el vacío y la soledad de la voz poética, en comparación con los otros, los que la voz parece considerar “normales”: “¿Y quién no tiene un amor?/ ¿Y quién no goza entre amapolas?/ ¿Y quién no posee un fuego, una muerte/ un miedo, algo horrible/ aunque fuere con plumas/ aunque fuere con sonrisas?” (p.79). A diferencia de los otros que, al menos, pueden tener un amor horrible, la voz poética, al ser nada, no puede tener nada.
¿A qué puede amar, entonces, la voz poética? Como se ve en la última estrofa, puede amar a aquello que es igual a ella; puede amar a la nada. “Siniestro delirio amar a una sombra/ La sombra no muere/ Y mi amor/ solo abraza a lo que fluye/ como lava del infierno” (p.79). Ama a una sombra porque la sombra no es, no existe realmente. Abraza lo que fluye, lo que se escapa, dado que ella no puede abrazar nada real, concreto, porque ella no es concreta. Ella también fluye, escapándose de la vida.
El verso “solo abraza a lo que fluye” se puede unir con la niña del poema “A la espera de la oscuridad”, ya analizado en esta guía, que intenta abrazar ese instante en el que la oscuridad llega y ese instante fluye, se le escapa. También, al igual que en ese poema, la voz poética aquí intenta encontrar compañía en la nada.
Hay que remarcar que, por supuesto, aquello que ella ama y fluye no es un hermoso amor imposible que se va, sino que fluye “como lava del infierno”. Es decir, la voz poética solo puede amar y abrazar a aquello que es como ella, aquello que no puede retener, que se le escapa dolorosamente, que se exilia de ella (de allí el título del poema, “Exilio”): “ángeles bellos como cuchillos/ que se elevan en la noche/ y devastan la esperanza” (p.79).