Poemas de Alejandra Pizarnik

Poemas de Alejandra Pizarnik Resumen y Análisis "La danza inmóvil"

Resumen

La voz poética rememora el momento de la infancia en que perdió la inocencia. Luego reflexiona acerca de la muerte que sintió durante toda su vida, para llegar a la conclusión de que fue aquel momento de su infancia el que determinó que su vida fuera de este modo.

Análisis

“La danza inmóvil” es otro de los poemas en los que Pizarnik toma como tema principal la infancia. Como en la mayoría de sus textos, la muerte también está presente, pero en este caso la infancia es más importante, ya que la voz poética busca allí el origen de la muerte. Al igual que en el poema ya analizado “A la espera de la oscuridad”, y que en todos los poemas sobre la infancia de la poeta, aquí también, como vemos, la infancia aparece como un momento oscuro, atravesado por el dolor, por la pérdida de la felicidad y, por lo tanto, por el primer acercamiento a la muerte.

En la primera estrofa, como si fuera una escena de una película de terror, la voz poética describe el momento de la infancia en el que pierde la inocencia: “Mensajeros en la noche anunciaron lo que no oímos/ Se buscó debajo del aullido de la luz/ Se quiso detener el avance de las manos enguantadas/ que estrangulaban a la inocencia” (p.75). Así como en “A la espera de la oscuridad” la niña “adoptaba” el dolor en el momento en que llegaba la noche, aquí vemos que es en la noche donde la niña pierde, inevitablemente, la inocencia. Esos “mensajeros” que llegan en la noche y nadie oye, llegan para instalarse en la voz poética. Pese a haber encendido la luz (personificada a través de un aullido que lanza para intentar espantarlos), asesinan a la inocencia de modo silencioso, con guantes, sin que la niña pueda percibirlo claramente. Es importante destacar que, en esta primera estrofa, la voz poética usa la primera persona del plural al decir “oímos”. Si bien no es claro a quién se refiere, además de a ella misma, podría pensarse que está incluyendo a todos los niños, como si, necesariamente, todos hubiesen pasado por esa pérdida de la inocencia de manera inevitable, y ella fuera la voz que lo describe.

En la siguiente estrofa, la voz poética, ya desde la adultez, se pregunta dónde se alojaron esos mensajeros que trajeron la muerte de la inocencia, y concluye que están dentro de ella. A partir de eso se pregunta: “¿Por qué no huyo/ y me persigo con cuchillos/ y me deliro?” (p.75). La única escapatoria que aparece, al descubrir que ese dolor ya vive dentro de ella, es huir de ella misma, “perseguirse con cuchillos”. Aquí aparece el tema de la muerte en relación con el suicidio. El motivo del propio cuerpo como algo ajeno, que parece pertenecer a otro, también puede verse aquí con claridad.

Ya en la tercera estrofa, la voz afirma que, al tener la angustia adentro desde aquel momento de la infancia, “De muerte se ha tejido cada instante/ Yo devoro la furia como un ángel idiota/ invadido de malezas/ que le impiden recordar el color del cielo” (p.75). La voz poética se compara a sí misma con un “ángel idiota”, un ángel que en lugar de volar en el cielo y unirse a lo divino, no puede siquiera mirar el cielo porque está “invadido de malezas”. Aquí las malezas, ese conjunto de ramas enredadas y espesas que no dejan ver más allá, funcionan un símbolo de la angustia que no le permiten recordar el color del cielo a la voz poética. En esta primera aparición, “el color del cielo” simboliza la felicidad que no se consigue.

Sin embargo, inmediatamente, más allá de que no puede recordar dicha felicidad, la voz poética asegura, hablándoles a ellos, los mensajeros de la muerte que se alojaron en su cuerpo, que en realidad en el color del cielo no hay felicidad, sino que “el cielo tiene el color de la infancia muerta” (p.75). Es decir, desde que se terminó la inocencia de la infancia, aunque pudiese volver a mirar el cielo, ya no podría volver a sentir la felicidad, sino la muerte definitiva de esa felicidad.

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