Resumen
El yo lírico describe el paisaje en el que está junto a su amada: una mañana tempestuosa de verano que, en principio, se presenta como un escenario ideal y, finalmente, termina interponiéndose entre los amantes.
Análisis
Este poema está compuesto por siete estrofas de dos versos, en su mayoría alejandrinos, con rima asonante: riman los últimos versos de todas las estrofas, siempre con las vocales a-o. El yo lírico es la única voz del poema. En este caso, no le habla en segunda persona a la mujer amada.
En las primeras dos estrofas del poema, el yo lírico describe la tempestad del verano y la fuerza del viento. El segundo verso se refiere al “corazón del verano”, lo que, por un lado, se puede comprender como el momento más intenso de dicha estación y, por el otro lado, es una metáfora que expresa la mayor intensidad del amor.
En la tercera estrofa vuelve a nombrarse el “corazón”, pero esta vez en relación con el viento, que está “latiendo sobre nuestro silencio enamorado” (p.21). A través de la utilización del pronombre posesivo de la primera persona del plural (“nuestro”), aparece el yo lírico, junto a su amada, como espectadores de la naturaleza. El viento, por su parte, como en todo el libro, es una señal de amenaza. Si en las anteriores estrofas apareció el “corazón del verano” como una metáfora de la intensidad del amor, aquí puede leerse “corazón del viento” como una metáfora de la fugacidad del amor. La conexión entre la intensidad y la fugacidad del amor es fundamental en todo el libro (ver “El amor” en la sección "Temas" de esta misma guía).
A partir de la siguiente estrofa, el yo lírico describe de manera creciente la intensidad del viento que rodea a los amantes, y amenaza su amor cada vez más. En la cuarta estrofa, lo compara con “una lengua llena de guerras y de cantos” (p.21), mientras que en la quinta se dice que “desvía las flechas latientes de los pájaros”. Estas flechas latientes se asocian a las flechas del amor que lanza Cupido para unir a los enamorados. El viento, en este caso, se interpone y las desvía.
Finalmente, la última estrofa dice: “Se rompe y se sumerge su volumen de besos/ combatido en la puerta del viento del verano” (p.22). Aquí, el viento directamente se interpone en los besos de los amantes.
Así como en toda la obra, en este poema la relación de la naturaleza con el amor es fundamental (ver el tema “La naturaleza” en la sección "Temas" de esta misma guía): es a través de ella que los enamorados pueden llegar al éxtasis del amor, pero también ese amor puede ser destruido por la violencia de la naturaleza en cualquier momento.