José Gaspar Rodríguez de Francia, conocido como “El doctor Francia”, nació en Asunción el 6 de enero de 1766 y murió allí mismo el 20 de septiembre de 1840. Fue el “Dictador Supremo” de Paraguay durante veintiséis años, desde 1814 hasta su muerte. Se caracterizó por tener una extravagante personalidad y, si bien es profundamente criticado, fue un pilar importante en la consolidación de la nación paraguaya.
Fue uno de los principales referentes del movimiento independentista de Paraguay y siempre se proclamó un defensor acérrimo de su soberanía. En junio de 1811 fue nombrado vocal en la Primera Junta de Gobierno de Paraguay, con la cual se declaraba la independencia de gobierno respecto de la Junta de Buenos Aires. Para este fin, Gaspar Francia fue el encargado de redactar una nota dirigida a Buenos Aires, presentando a la nueva Junta y proponiendo por primera vez una alianza sostenida en la conformación de una Confederación de estados soberanos. Además, durante su gestión en la Junta, Francia se retiró en dos oportunidades del gobierno como un modo de protesta por intervenciones de sectores porteñistas.
Años después el congreso lo puso a cargo del Consulado junto a Fulgencio Yegros. En 1814, el mismo congreso lo declaró dictador temporario, pero en 1816 terminó proclamándolo “Dictador Perpetuo”. Sus principales preocupaciones, ya sea como cónsul o como dictador, fueron eliminar la presencia extranjera en Paraguay, dar por tierra con los resabios colonialistas y garantizar la lealtad de los soldados y los empleados públicos, así como su alineamiento con la Revolución. Como toda revolución social, la paraguaya implicó el desplazamiento de los sectores dominantes de los cargos centrales, ante lo cual Gaspar Francia asumió el compromiso de formar y acompañar nuevo personal competente para cumplir esas funciones.
Durante su gestión, la educación pública primaria se volvió obligatoria y se acabó con el analfabetismo. En lo económico, el Dictador procuró acabar con la estructura heredada del colonialismo, por la cual Buenos Aires se apropiaba de parte de lo producido por Paraguay. Además, intentó acabar con el bloqueo económico al que estaba sometida la nación, pero no lo logró porque los países vecinos no reconocían su soberanía. Entonces, se limitó lo más posible el contacto con el exterior en la búsqueda por conformar un Estado autosuficiente. Para un mayor control, impidió la entrada y salida del país si no era a través de un permiso especial. Si bien se acusó a su gestión de conducir al Paraguay al retraso y el aislamiento, muchas medidas económicas adoptadas ayudaron a redistribuir mejor las riquezas y favorecer a pequeños y medianos productores.
No obstante, la política de defensa de la soberanía paraguaya por parte de Francia perjudicó a un grupo minoritario, pero muy poderoso de la economía paraguaya, que veía perjudicados sus negocios con el bloqueo económico. Surgió así un grupo en contra de las políticas económicas del líder. En 1820 estalló en su contra una conspiración liderada por porteñistas, entre los que se destacaban figuras como Fulgencio Yegros, quien había estado ligado al proceso de independencia nacional. El objetivo de la conspiración era asesinar a Francia y aceptar la voluntad de Buenos Aires de anexar al Paraguay en calidad de provincia. Gaspar Francia consiguió sofocar esa conspiración, con lo cual demostró su defensa de la independencia paraguaya y de su conformación como Estado nacional autónomo.