Cosas pequeñas como esas

Cosas pequeñas como esas Elementos Literarios

Genero

Novela histórica.

Configuración y Contexto

La novela tiene lugar en New Ross, Irlanda, las semanas previas a la Navidad de 1985.

Narrador y Punto de Vista

La novela está escrita en tercera persona y focalizada en la perspectiva de Furlong. La reticencia e incertidumbre de Furlong son evidentes en la forma en que la prosa deja ciertas cosas sin decir. El uso del tiempo pasado refuerza la importancia de la reflexión en la novela.

Tono y Estado de Ánimo

Reflexivo, conflictivo, tierno y esperanzador.

Protagonista y Antagonista

El protagonista es Bill Furlong y su antagonista es la Madre Superiora y el convento, y más ampliamente la orden católica que avala los abusos que allí se suceden.

Conflicto Principal

Furlong descubre que el convento donde entrega leña, y que administra la escuela a la que asisten sus hijas, comete abusos sobre sus internas, y se enfrenta, entonces, a un dilema moral: o bien desafía el orden religioso profundamente arraigado en su comunidad, poniendo en riesgo el futuro de sus hijas, o bien permanece en silencio e ignora esos abusos en pos de salvaguardarse a sí mismo y a su familia.

Climax

El clímax se produce en el último capítulo, en Nochebuena, cuando Furlong se acerca al convento y decide rescatar a Sarah del cobertizo del carbón y llevarla a casa con él.

Presagio

El segundo capítulo termina con la información de que Furlong está satisfecho con que sus hijas asistan al St. Margaret's, "la única buena escuela para niñas en el pueblo" (17). La determinación de Furlong de agachar la cabeza y asegurarse de que sus hijas reciban una educación de calidad presagia los problemas que le esperan, y que serán materializados, precisamente, en la amenaza de la Madre Superiora a dejarlas sin plaza en la escuela.

Atenuación

En general, la escritura de Keegan es conocida por la brevedad y el uso de la omisión. Lo que no se dice desempeña un papel tan importante como aquello que sí se dice, y en muchos casos la autora logra con eficacia un efecto inquietante. Por ejemplo, el detalle de la monja tosiendo y sacudiendo la sartén cuando Furlong intenta interrogar a Sarah sobre su vida indica que la chica podría sufrir graves consecuencias por hablar. La novela no comenta esta maniobra, sino que deja las motivaciones de los personajes a la imaginación del lector. En esta escena, sin necesidad de que se lo explicite, el lector supone que las monjas someten a Sarah y la tienen amenazada.

Alusiones

Las lavanderías de la Magdalena son llamadas así en alusión al personaje bíblico de Santa María Magdalena, quien por siglos fue representada como una prostituta, y, en ese sentido, se la interpretó como a una mujer caída reformada por la fe cristiana.

Imágenes

Muchos de los capítulos se abren con fuertes imágenes del paisaje y la naturaleza, como la de los fuertes vientos de noviembre que desnudan los árboles amarillos, el frío crudo que dificulta la cotidianidad de la comunidad, las cornejas que sobrevuelan el pueblo o las aguas oscuras del río Barrow, entre otras. Estas imágenes dan a la historia un sentido de lugar, ayudando al lector a imaginar New Ross, y acompañan el clima lúgubre y tenso que arman los sucesos dramáticos que la novela retrata. Algunos ejemplos de esto pueden encontrarse en la sección "Imágenes" de esta guía.

Paradoja

La pregunta de Furlong "¿Por qué las cosas más cercanas a menudo eran las más difíciles de ver?" (79), en el capítulo 7, expresa una paradoja sobre el punto de vista y la comprensión. Uno pensaría que la proximidad contribuiría a ver mejor las cosas y, gracias a eso, alcanzar una mayor comprensión. Pero en el caso de Furlong, él descubre que ha estado demasiado cerca de la situación como para darse cuenta de que Ned podía ser su padre. La presencia constante de Ned hizo que Furlong nunca se cuestionara las ideas preconcebidas que se había hecho de su familia. Recién cuando ya no puede verlo, y Ned está a punto de morir, Furlong es advertido por una mujer desconocida de esa posibilidad.

Paralelismo

La imagen del viento arrancando hojas o las flores de los árboles se repite en el primer y el tercer capítulo de la novela. En las dos imágenes, se retrata a la naturaleza como una fuerza activa y poderosa que puede actuar en cualquier momento, sin importar el tiempo o el contexto.

Metonimia y Sinecdoque

N/A

Personificación

Furlong ve en el modo de caminar de las cornejas, y en la forma en que inspeccionan el suelo que recorren, un parecido con un joven miembro del clero al que le gusta pasear por la ciudad con las manos en los bolsillos: "Elegantes, algunas de las otras miraban, caminando a grandes zancadas, inspeccionando el suelo y sus alrededores con las alas escondidas, haciéndole pensar a Furlong en el joven cura al que le gustaba caminar por la ciudad con las manos en los bolsillos" (45).

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