Una enfermera le dice a Esther que la van a trasladar de Caplan a Belsize. Esther está preocupada porque piensa que no merece ser trasladada. Joan ya ha sido transferida a Belsize, pero Esther no cree que ella desea estar en ese lugar. Representa cosas que la hacen sentir incómoda. Ella trata de no pensar en ello y se siente un poco mejor porque está segura de que ella ya no tendrá que preocuparse de los tratamientos de choque en Belsize. Ella ha escuchado que las personas en Belsize no se someten a terapia de choque. Comienza a ponerse más ansiosa mientras los días pasan.
En Belsize las mujeres se visten a la moda. Hablan de los esposos, los médicos, y los novios. Esther encuentra a Joan comiendo bien y a gusto entre las otras mujeres. Esther no entiende por qué no está en Wymark. Ella cree que todos en la habitación está hablando de ella y compara la atmósfera del lugar con un dormitorio universitario. Una mujer llamada Deedee está tocando el piano. Esther elogia su música. Joan le pregunta a Esther si ella es la chica que aparece en una fotografía de una revista. Esther lo niega, pero todo el mundo insiste en que es ella. Alguien trata de lograr que ella juegue bridge, pero sólo se queda mirando porque no sabe cómo jugar.
Una enfermera trabaja tanto en Belsize como en un hospital de enfermos mentales de la calle. Ella habla acerca de lo mal que tratan a las personas allí. No se les permiten salir a caminar afuera. Ellos nunca van a la ciudad. Es más como una cárcel. La gente no mejora allí. Esther está convencida de que se le dio instrucciones a la enfermera de hablar sobre el hospital estatal para su beneficio. El hospital es la única alternativa de Esther a Belsize. Esther se estremece.
Ella se despierta a la mañana siguiente y oye a la enfermera tocando la puerta junto a la suya. Las enfermeras vienen por la mañana y despiertan a las pacientes. Les dan una bandeja para que vayan por sus desayunos a menos que el paciente esté programado para terapia de choque. La terapia de choque siempre la realizan por la mañana. Su puerta se abre e ingresa una enfermera sin una bandeja. Ella no reconoce a la enfermera y está convencida de que la enfermera debe haberla confundido con otra persona. Entra la jefa de enfermeras y vuelve a chequear la programación delante de ella. Ella le confirma que la Dra. Nolan le ha programado tratamiento de choque esa mañana. Esther mira a la gente llevando su desayuno con envidia. Ella camina en el pasillo:
"No era el tratamiento de choque lo que afectó tanto como la traición al descubierto de la Dra. Nolan. Yo la quería. Le había dado mi confianza y le dijo todo, y ella había prometido, fielmente, avisarme con anticipación si alguna vez tuviera que someterme a otro tratamiento de choque". Capítulo 17, pág. 173
Esther piensa que si se le hubiera avisado, ella podría haber manejado la ansiedad durante la noche y habría estado tranquila para la mañana. Cuando la Dra. Nolan llega a su habitación, Esther la grita. La Dra. Nolan le dice que ella estará a su lado todo el tiempo. Bajan por las escaleras hacia el sótano. Ella se aferra a los brazos de la Dra. Nolan. Entran y esperan a la enfermera de electrochoque. La enfermera la lleva a una habitación. Ella ve la cama plana y la terrible máquina. Con la Dra. Nolan a su lado, ella se recuesta. Le ajustan el equipo a sus sienes y ella comienza a sentir pánico. Se desvanece.
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