Joan le dice a Esther que ella va a ser una psiquiatra cuando salga del hospital. Ella comienza a hablar de un montón de cosas Freudianas y Esther deja de escucharla. Luego ella le dice que está yéndose y va a vivir con una de las enfermeras en Cambridge. Esther la felicita y Joan le pregunta si irá a verla cuando ella salga. Esther dice que sí, pero ella sabe que no lo hará.
Esther está en plenas relaciones sexuales con un hombre llamado Irwin. Le está haciendo mucho daño, y ella no entiende la razón por la que le duele tanto. Lo conoció esa tarde en la parte delantera de una biblioteca. Su rostro es un poco feo, pero parece inteligente. Se enteró que había sido profesor de matemáticas a la edad de 26 años. Él se acercó a ella y le preguntó la hora, a pesar de que tenía reloj. Fueron a tomar un café, y ella practicó su nueva personalidad normal. Tomaron tres tazas de café y luego fueron a su apartamento por una cerveza. Ella vio su apartamento y decidió que iba a seducirlo. Mientras estaban hablando, el timbre sonó. Era otra mujer. Cuando él regresó, ella alegremente lo acusó de ser un don juan. El no lo negó. Ella decidió que quería perder su virginidad con él. Telefoneo a la Dra. Nolan y le dijo que ella no regresaría al hospital hasta tarde, explicándole el motivo. Ella había practicado temprano ese día como colocarse su diafragma. A principios de esa semana, había decidido que sin duda iba a tener relaciones sexuales, ya que, "desde que me había enterado acerca de la corrupción de Buddy Willard, mi virginidad pesaba como una piedra de molino alrededor de mi cuello". Capítulo 19, pág. 180. Después de estar dentro de ella por un tiempo, Irwin se levanta y va al baño a ducharse. Esther no está muy segura de qué pensar. A ella todavía le duele pero se siente feliz de que ya no sea virgen. Ella está sangrando, pero él le dijo que esto ocurría a veces. Empieza a darse cuenta de que sangra demasiado, cuando la toalla que él le da se empapa completamente con sangre. Se pone la toalla entre las piernas y se apresura a ir en busca de Joan. Al momento en que llega allí, la sangre le chorrea por sus piernas. Joan se aterra. Llama a un médico para que la atienda, pero nadie vendrá a la casa porque es domingo. Esther piensa que va a morir. Joan pide un taxi y se dirigen al servicio de emergencias. Ellos la examinan y le dicen que no se preocupe. La curan rápidamente, y le informan que lo que le ha ocurrido a ella le sucede a una mujer entre un millón. Se siente feliz al escuchar que será capaz de tener relaciones sexuales de nuevo.
De vuelta en el hospital, la doctora de Joan entra en su habitación. En lugar de hablar de lo que le pasó a ella, como Esther espera, la doctora le pide que les ayude a encontrar a Joan. Joan había sido traída nuevamente al hospital, pero había desaparecido. Ella no está en su casa ni tampoco con ninguno de sus amigos. Esther no puede pensar en donde pueda estar. Más tarde, la doctora está en la puerta y espera a que Esther despierte. Ella le dice a Esther que encontraron a Joan. Ella misma se había ahorcado de un árbol cerca de un estanque congelado en las afueras del hospital.
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