El autor Elie Wiesel escribió La noche (1960) sobre la experiencia que él y su familia soportaron en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1944 y 1945, principalmente en los infames campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald. Lejos de tratarse de un mero relato sobre las horribles condiciones que los prisioneros tuvieron que soportar en los campos, La Noche es también una mirada sobre la perturbadora decadencia de la humanidad y sobre la pérdida de la fe en Dios. La escritura de Wiesel transmite la pesadilla de la oscuridad; una verdadera noche interminable de la que el libro toma su nombre, y que el lector termina interpretando como una metáfora del holocausto en sí misma. Este no es un libro, entonces, sobre el Holocausto sino sobre la naturaleza misma de la condición humana, que le implora al lector que se pregunte dónde está ese lugar en el que se cruzan la civilización y la barbarie, y que traza la línea que separa al ser humano de las bestias. Tras ser liberado, a la edad de 16 años, por el ejército de los Estados Unidos, Wiesel se trasladó a París. A fines de 1954 completó un manuscrito en yiddish de 862 páginas, que narraba todas sus experiencias durante el holocausto. Luego, el texto se transformó en una edición de 245 páginas titulada Y el mundo permaneció en silencio, que se publicó en Argentina. La versión más famosa, que conocemos hoy como La noche, fue publicada en francés como La Nuit. Esta es la primera parte de La trilogía de la noche que, se dice, remite a la tradicional práctica judía de iniciar el día al caer la noche, reflejando además la propia transición de Wiesel en la vida después del holocausto. El libro ha sido traducido a 30 lenguas y, a menudo, se lo considera una piedra angular de la literatura sobre el Holocausto.