Necesito un buen poeta. Pues unos ya no existen y los que existen son malos.
Dioniso realiza su travesía al inframundo con el objetivo de rescatar a un verdadero poeta de entre los muertos y traerlo al mundo de los vivos. Este, con su sabiduría y su arte, será quien habrá de salvar a Grecia de su decadencia. Según el dios del vino, no ha quedado ningún buen poeta vivo, y por eso se ha perdido el rumbo de la nación. Como vemos a través de esta cita, Aristófanes le da una enorme importancia al rol del arte en la sociedad.
Brekekekex koax koax, Brekekekex koax koax.
He aquí el verso que repiten, a modo de estribillo, las ranas durante el viaje de Dioniso por la laguna de los muertos. La singular aparición de las ranas (que, además, le dan título a la obra) ha merecido diferentes interpretaciones por parte de los estudiosos. Mayoritariamente, se considera que las ranas son fantasmas que representan los horrores del Hades.
El estribillo de las ranas no tiene significado alguno. Es, más bien, una adaptación ridícula y cómica de la onomatopeya de estos animales.
iYaco! iEl más venerado!, que habitas en estas moradas, iYaco! ioh, Yaco! Ven a bailar sobre esta pradera, junto a los miembros de tu santo tíaso.
"Yaco" es un epíteto de Dioniso utilizado en Eleusis, ciudad griega que se encuentra a dieciocho kilómetros de Atenas. Si bien parte de la crítica sugiere que Yaco puede ser un hijo de Dioniso, se suele considerar que ambos nombres refieren al mismo dios. De hecho, "Yaco" es un término muy similar a "Baco", nombre romano que se le otorga a Dioniso.
A lo largo de la obra, el coro de iniciados celebra de manera recurrente la presencia de Dioniso-Yaco (dios del vino y la fertilidad) en el inframundo a través de sus cantos, y genera un ambiente báquico sobre el escenario. Recordemos que Las ranas es puesta en escena en las Leneas, certamen teatral que se llevaba a cabo todos los años en Atenas en honor a Dioniso. El ambiente festivo que le imprime el coro a la obra está, pues, íntimamente ligado al carácter esencial de las Leneas.
iOh, tú, el más cobarde de dioses y hombres!
Dioniso es un personaje orgulloso y arrogante; es un dios, pero posee todos los atributos de un ser humano egoísta. Hace cualquier cosa que le proporcione placer, y evita todo aquello que sea potencialmente dañino, difícil o aburrido. Y como ocurre con cualquier héroe (si se puede llamar así a Dioniso), posee un gran defecto. En su caso, es la cobardía.
En esta cita, Jantias identifica el defecto de su amo frente a los espectadores. Esto se produce después del episodio de la empusa, en el que Dioniso se defeca en sus pantalones a causa del miedo. Este es el momento más patético del protagonista de la obra. Será necesario su arbitraje en la contienda entre poetas y su eventual y sabia elección para redimirlo de su naturaleza débil y cobarde.
Castiga, cogiéndolo, a ese esclavo mío, y si consigues probar que he faltado alguna vez, llevándome, ejecútame.
En la Antigua Grecia, estaba prohibido torturar a los ciudadanos. Los esclavos, sin embargo, no eran considerados como tales y, por ende, eran presa fácil de los excesos punitorios. En esta escena, Jantias, disfrazado de Heracles, se venga de los suyos pidiéndole a Éaco que torture a Dioniso (que, aquí, está vestido como esclavo).
La comicidad de esta escena radica en la confusión de identidad entre Dioniso y Jantias, entre amo y esclavo. Torturar a un esclavo era algo común y corriente, mientras que torturar a un dios era, por el contrario, impensable. Éaco terminará torturando a los dos. Aristófanes, con maestría, convierte la tortura en una bufonada, y sutilmente critica a la sociedad de su tiempo, que ha naturalizado la crueldad y el sufrimiento de los esclavos. Recordemos que en el festival teatral de las Leneas, Aristófanes no solo gana el primer premio con Las ranas, sino que también recibe una corona de olivo, símbolo de la paz, como reconocimiento por los versos que les dedica a los hombres y a las mujeres atenienses que carecían de derechos.
En primer lugar, sin duda, nos parece que hace falta hacer iguales a los ciudadanos y poner fin a sus temores.
En la parábasis de la obra, el coro se aleja de la acción principal, ofrece al público sus reflexiones sobre la situación política de Grecia y realiza sus demandas. A través de esta cita, lo que el coro está exigiendo a los gobernantes de la vigente democracia es que termine con la persecución política que está llevando a cabo contra aquellos que formaban parte del gobierno oligárquico.
La parábasis es un componente importante del texto, ya que permite integrar las preocupaciones políticas del autor en la obra.
Más aún, me parece que estoy en el grado más elevado de la iniciación mistérica, cuando, en secreto, puedo hablar mal de mi amo.
La escena en la que el servidor de Plutón conversa con Jantias a solas es una de las más arriesgadas de la obra. Aquí, Aristófanes le da voz a los esclavos, quienes se unen para jactarse del desprecio que sienten por sus amos. El servidor de Plutón hace un repaso de todas las formas de subversión que lleva a cabo en contra de su amo: habla mal de él a sus espaldas, murmura maldiciones cuando lo está golpeando, se entromete en sus asuntos y brinda información privada para los extraños.
Una de las grandes virtudes de Las ranas radica en la no idealización de la relación entre amo y esclavo. La esclavitud era natural en la antigua Grecia, pero eso no impedía la animosidad u hostilidad entre ambas partes. Aristófanes utiliza dicha animosidad para generar un conflicto de poder constante a lo largo de la obra y, por supuesto, despertar carcajadas en el público.
Es preciso que el poeta oculte el vicio y no lo saque a la luz ni lo ponga en escena.
Durante el concurso, Esquilo y Eurípides debaten acerca de qué tipo de arte es más provechoso para los ciudadanos griegos. Eurípides se jacta de que su arte llega fácilmente a todos los espectadores, pues escenifica sus problemáticas cotidianas y les brinda herramientas para mejorar su vida en el día a día. Para Esquilo esto es un grave error. Según él, tal como se dice en la cita, sobre el escenario no se deben representar los vicios mundanos, ni se debe intentar instruir a los ciudadanos sobre cuestiones que atañen a sus vidas cotidianas. Por el contrario, se deben mostrar héroes y dioses que se erijan como ejemplo moral y ético, e inviten a los ciudadanos griegos a elevarse de su mediocridad cotidiana y convertirse en grandes personas.
También para mí es suficiente, pues quiero conducirlo a la balanza, hecho, el solo, que pondrá a prueba la poesía de ambos, pues el peso de nuestras expresiones nos probará a los dos.
El frágil y hedonista Dioniso es incapaz de decidir cuál de los dos poetas del inframundo es mejor: ¿Esquilo o Eurípides? ¿A quién debe rescatar del Hades y llevar a la tierra de los vivos? Esta incapacidad lo conduce a dejar la decisión en manos de la balanza. Ambos poetas deberán subirse a ella y recitar sus versos. Los que más peso tengan, serán los mejores. Esquilo, que en sus versos habla de cosas importantes, como la muerte y la naturaleza, se erige vencedor.
Cabe destacar que esta aparición de la balanza en Las ranas no nace solamente de una idea desopilante de Aristófanes, sino que tiene sus antecedentes en la cultura griega antigua. Por ejemplo, en La Ilíada, Zeus pesa en una balanza los destinos de Aquiles y Héctor antes de que estos se enfrenten. En este caso, el destino de Héctor es más pesado que el de Aquiles y, por ello, Zeus decide que es él quien debe morir en el combate.
La lengua ha jurado, pero elegiré a Esquilo.
Inicialmente, Dioniso desciende al Hades para traer de regreso a Eurípides, un poeta al que admira muchísimo. Incluso habla de dicha admiración como una "pasión". Sin embargo, después del concurso, Dioniso cambia de postura y elige llevarse del inframundo a Esquilo. Toma esta decisión porque advierte que Grecia no necesita, en realidad, del ingenio inteligente y pícaro de Eurípides, sino que precisa un poeta sabio y de moral intachable.
Al hacer que Dioniso elija a Esquilo, Aristófanes deja en claro cuál es su posición política. El autor de Las ranas propone a través de su obra un regreso a los viejos valores tradicionales de la comedia de Esquilo. Estos valores están ligados a la oligarquía y al orden conservador, y se oponen radicalmente a los ideales democráticos que se vislumbran en la obra de Eurípides.